La brecha entre los consumidores de automóviles se sigue ampliando en todo el mundo. Cada vez hay más marcas premium y a la vez más modelos accesibles. Mientras tanto, la oferta de “clase media” de autos baja inexorablemente año tras año. Aunque la escala industrial termine bajando los costos con el tiempo, hay tecnologías que están en su fase inicial de introducción en el mundo del auto y por el momento, aunque mejoran la calidad, elevan indefectiblemente el precio.
El mejor ejemplo es el de los autos eléctricos, caros por concepción y tecnología, pero que proyectan bajar sus costos con el correr del tiempo y la producción a grandes escalas de sus componentes esenciales, las baterías. Después de un crecimiento exponencial y constante desde 2018, por primera vez se percibe a nivel global una tendencia hacia el aplanamiento de esa curva, que si bien sigue en ascenso, ha generado que algunos grandes fabricantes tomen medidas o decisiones inmediatas para no equilibrar las cuentas entre inversión y ventas, es decir, rentabilidad.
El último en reaccionar ante esta realidad que parece ineludible fue Mercedes-Benz, cuyo CEO global Ola Kallenius, adelantó hace pocos días que los planes de alcanzar el 50% de productos eléctricos que habían establecido para 2025 se vieron alterados y esa meta se espera alcanzar recién para 2030. Una de las razones esgrimidas es que la paridad de costos y por lo tanto de precios entre los autos convencionales con motores de combustión interna y los 100% eléctricos, “está a muchos años de distancia”, según dijo el ejecutivo.
“En Europa, las ventas probablemente no serán totalmente eléctricas para 2030, ya que los automóviles propulsados por baterías representan actualmente sólo el 11% de las ventas totales, y el 19% incluyendo los híbridos”, dijo Kallenius. Los números lo señalan claramente. Mercedes-Benz espera que la proporción de vehículos totalmente eléctricos e híbridos enchufables se mantenga estable entre el 19 y el 21% de las ventas en 2024, lo que implica un margen de rentabilidad de solo el 10% para este año. Esto es peor que la rentabilidad del 2023 que llegó a 12,6 % y estaba considerada como el extremo inferior de las previsiones.
Que se posterguen los objetivos de electrificación implica tácitamente que se amplían los de los motores térmicos, porque las marcas de autos viven de la venta de unidades. Pero la baja en la demanda de autos sustentables no es la única razón que impulsa esta decisión. Lo que ha sucedido es que la Unión Europea terminó cediendo ante la presión de las fábricas de automóviles que pedían una reconsideración de los plazos y exigencias de la nueva norma de emisiones Euro 7, que debía entrar en vigencia el año próximo con estándares muy altos que obligaban a la industria a descartar muchas mecánicas actuales con dos posibles caminos, dejar de producir o volcarse abiertamente a la electrificación.
Finalmente, la decisión del Parlamento Europeo fue retrasar dos años la normativa Euro 7, y aplazarla de julio de 2025 a julio de 2027 para autos y furgones y para 2029 para camiones y buses. También quedarán exentos de cumplirla hasta 2030 los fabricantes que construyan menos de 10.000 vehículos al año.
Por esto, no es casual que el CEO de Mercedes haya señalado también que desarrollarán una nueva tecnología para sus plantas motrices de combustión interna, que comenzará a implementarse en 2027 y “llegará hasta bien entrada la próxima década”, aunque el compromiso sigue inalterable de dejar de fabricar y vender autos con motores propulsados por combustible derivado del petróleo desde 2035.
Sin embargo, no es sólo el costo de los autos eléctricos, el de fabricarlos y el de venderlos, que enfrenta la industria. La invasión de productos provenientes de China es la otra gran preocupación de los fabricantes históricos de automóviles porque con costos que no parecen posibles de alcanzar en Europa o en Estados Unidos, y que son cuestionados incluso como prácticas de dumping en varios mercados, ofrecen a los consumidores alternativas de vehículos más accesibles de las marcas de ese país asiático.
Jim Farley, el CEO mundial de Ford, acaba de comentar en la Wolfe Research Global Auto Conference en Nueva York, que “es innegociable que vamos a asignar capital a un nuevo vehículo eléctrico accesible. Le dije a mi equipo que tiene que ser un producto que nos haga ganar dinero ya desde los primeros 12 meses de ventas. Y no quiero que me entreguen una hoja de ruta de porquería. Quiero un plan de verdad. Y mientras no exista ese plan concreto, no lanzaremos ese auto”.
Esta decisión del máximo ejecutivo de Ford no hace otra cosa que mostrar el cambio que ha tenido el mercado mundial de automóviles en tan solo un lustro. En 2018, Ford anunció que dejaría de fabricar autos medianos y chicos, dejando al mundo sin el Ka, el Fiesta, el Focus y el EcoSport, y que se centrarían en SUV, pick-ups y utilitarios exclusivamente. Así fue hasta ahora, pero el cambio de paradigma de la industria del automóvil también llegó a empresas de la magnitud del coloso de Detroit.
“Los autos eléctricos chicos y accesibles son necesarios para competir con los fabricantes chinos, que representan una amenaza estratégica colosal. Estas empresas venden un gran número de vehículos eléctricos en China y se espera que tarde o temprano terminen entrando al mercado estadounidense”, dijo Farley, para terminar señalando que “un auto chico y eléctrico ofrece un mejor costo de operación que un Corolla, un Civic o incluso una Ford Maverick”.
Aunque sea a través de una plataforma eléctrica, dos compañías de la envergadura de Ford y Mercedes-Benz están mostrando que no hay una única receta para mejorar la rentabilidad de una automotriz, y que ambos extremos siguen siendo posibles soluciones para enfrentar el nuevo mundo, con nuevos actores, nuevas tecnologías y compradores que siguen buscando autos que se ajusten a sus necesidades.
Toyota sigue apostando por los híbridos, Renault acaba de lanzar el R5 eléctrico con un precio menor a 25.000 euros, Citroën ha reencauzado sus objetivos hacia autos más accesibles desde la independencia de DS, Fiat anunció los futuros eléctricos chicos como el Panda Concept, Volkswagen presentó el ID.2 para 2025 con un objetivo de segmentación similar al del Renault 5, y Tesla ha empezado el desarrollo del Model 2 o como finalmente se llame, que será el auto accesible de la marca de Elon Musk.