Kaufbeuren, un pequeño pueblo de unos 30.000 habitantes cercano a Münich, en el sur del estado de Baviera, fue el lugar donde en 1962, un joven llamado Burkard Bovensiepen, inició una de las primeras empresas dedicadas a la modificación de automóviles en busca de la excelencia y la performance. Lo hizo en el taller de la empresa familiar donde su padre fabricaba máquinas de escribir, y lo hizo basándose en una idea de Oscar Wilde que decía: “Soy un hombre de gustos sencillos. Siempre estoy satisfecho con lo mejor”.
Brukard tomó un BMW 1500 para intentar mejorar su performance trabajando exclusivamente en la alimentación del motor. Desarrolló un carburador doble y llamó a la unidad Alpina, en honor a la marca de máquinas de escribir de su familia. Es motor logró un 15% más de los 80 CV de potencia originales del modelo. El proyecto fue a manos de BMW, y fue uno de sus directivos más encumbrados, Paul G. Hahnemann, quien impulsó la certificación de la marca, aprobando que desde 1964 los autos que tuvieran esa modificación, mantuvieran la garantía de fábrica.
Ligada a BMW
Así ese primer ejemplar permitió que Alpina quedara ligada para siempre a BMW como la que establecía un estándar de calidad superior a los modelos que de por sí, se consideran entre los tres Premium por excelencia del mundo del automóvil.
El negocio empezó a crecer y el taller familiar ya no permitía la convivencia de la fábrica de máquinas de escribir y la de producción de los autos Alpina, de modo tal que en 1970, con un staff de 70 empleados, Bovensiepen decidió mudarse 20 kilómetros al norte, a la ciudad de Buchloe.
Hasta ese momento, el trabajo de modificaciones quedaba limitado exclusivamente al motor, con especial atención a los carburadores y el cigüeñal. Por esa razón, el logo de la marca encierra ambos elementos dentro de un círculo, con fondo rojo y azul. Con esa preparación, los autos de Alpina ganaron en 1970 el Campeonato Europeo de Turismo además de carreras de rally y clásicas de larga duración como las 24hs de Spa Francorchamps.
Pero en 1972 nació la división M de BMW, el departamento de desarrollo de autos deportivos, lo que de algún modo fue llevando a Alpina a concentrarse más en el lujo y la deportividad y no tanto en la performance pura de sus evoluciones. A partir de entonces, Alpina comenzó a desarrollar otros accesorios para personalizar sus modelos de BMW. Así llegaron las llantas de aleación de 20 rayos, se hizo famosa la pintura metalizada “Azul Alpina” y comenzaron a trabajar en el interior de los habitáculos, haciéndolos esencialmente más lujosos, con una característica que perdura en el tiempo como es la combinación de azul y verde en costuras y detalles interiores.
Nuevo estándar
A finales de los años 70, los Alpina B6, B7 Turbo y B7 Turbo Coupé, fueron los primeros autos que, basados en los BMW Serie 3, Serie 5 y Serie 7, que establecieron un nuevo estándar de calidad y performance. Probablemente hayan significado el inicio del cambio definitivo de la marca de Bovensiepen. Poco después, ya en los años 80, el Alpina E21 alcanzó los 170CV de potencia y una aceleración de 0 a 100 km/h de 7,5 segundos. Era el camino indicado.
En 1983, cuando la marca consiguió ser reconocida por el Ministerio Federal de Transporte de Alemania como fabricante de automóviles, comenzaron a llegar pedidos de autos y de representación desde varios países de Europa y Estados Unidos. Ese fue el momento en que se decidió que abandonarían definitivamente las competencias para dedicarse a producir autos especiales para la calle.
Otros dos modelos marcaron la historia de Alpina y a su vez de BMW, porque no eran otra cosa que el perfeccionamiento de sus autos. En los años 80 fue el Alpina B7 Biturbo Coupé, que estaba construido a partir de un Serie 5. Tenía 360CV y podía llegar a 300 km/h. En los 90, el Alpina B12 5.7 Coupé puede haber sido la obra maestra, porque a las líneas inconfundibles del BMW Coupé Serie 8, se le agregó la preparación Alpina para dar finalmente con un auto que la prensa mundial llamaba el “cohete de las rutas”.
Pocos y elegidos
Al motor V12 original del auto se le extrajeron 36CV adicionales para lograr 416CV finales con 570Nm de torque. La aceleración de 0 a 100 km/h era de 5,8 segundos y la velocidad máxima superaba los 300 km/h. El auto fue tan exclusivo que entre 1992 y 1996 se produjeron sólo 57 unidades. “Su posesión estará limitada a unos pocos elegidos, sobre todo por su elaborada fabricación, de ello a mano”, dijo la marca en el momento de su lanzamiento.
La historia reciente no es tan glamorosa, aunque siempre se trató de mantener un alto nivel en detalles y prestaciones. Las nuevas normas ambientales limitaron cada vez más el desarrollo de performance, y la llegada de la era de la electrificación cambió los objetivos de BMW. Alpina produjo versiones especiales de todos los modelos “Be Eme”, incluidos los Serie 1 o los poderosos SUV.
En 2022, una parte de Alpina fue adquirida por el BMW Group. La operación que culminará en 2026, cuando pase a ser una marca completamente propiedad de la casa bávara. En este tiempo se prevé un cambio de su tradicional logotipo y la incorporación de la tecnología eléctrica para mantenerla como una marca dedicada a elaborar versiones de lujo. Los autos se producirán en Münich, y la fábrica de Buchloe, donde trabajan 1.700 operarios, quedará exclusivamente para restaurar modelos Alpine originales.
En 19 de octubre de 2023, Burkard Bovensiepen falleció con 87 años de edad, poco después de festejar 60 años de vida de su querida Alpine como fabricante de autos de excelencia estética y prestacional. Después de 2026, cuando se decida el rumbo definitivo de la marca, el mundo del automóvil sabrá si se rendirá el tributo merecido.