La industria automotriz argentina tuvo un breve cimbronazo a fines de octubre pasado, cuando por un cambio de normativa de importaciones, algunos actores del sector interpretaron que el arancel de importaciones ya no sería del 35% como es actualmente, sino que bajaba al 20%. Fue debido a una publicación en el Boletín Oficial del jueves 26 de octubre, que pasó casi inadvertida porque no tenía un anuncio adjunto, lo que generó que durante viernes, sábado y domingo, hubiera muchas consultas hasta entender que la medida no afectaba a las importaciones de automóviles, que no se regían por ese cambio de arancel.
Sin embargo, esa situación puso un tema en la mesa que hoy, con la elección de Javier Milei como nuevo Presidente de Argentina desde el 10 de diciembre, podría tener mucha actualidad. ¿Qué pasaría si se permitiera la importación de automóviles con menores o mínimos aranceles que protejan a la industria nacional?
La mayoría de los ejecutivos se manejan con cautela estos primeros días esperando las primeras señales del que será el nuevo gobierno. Sin embargo, aquella situación ocurrida un mes atrás, sin querer, porque de hecho era contraria a las ideas de Sergio Massa y hasta fue tomada como un “chiste de mal gusto” cuando se creía que había sido un error del gobierno, podría ser un adelanto conceptual sobre una situación de la que poco se hablaba pero que claramente estaba latente en actores del sector.
“Andamos en Renault 12 y no nos damos cuenta. El parque automotor argentino está compuesto cerca del 97% por productos de industria argentina y brasileña, y ni los nuestros ni los estándares de calidad de Brasil no son los mismos de extrazona. Con sólo ver el resultado de muchas de las pruebas de Crash Test de algunos productos Mercosur que sacan cero estrellas en los ensayos de Latin NCAP, esto queda bastante claro”, dijo un mes atrás un analista de la industria automotriz local.
En los últimos años ha habido importantes inversiones tecnológicas en las plantas argentinas. La más grande y trascendente, además de la más reciente, es la que hizo Ford Argentina en su Planta Pacheco, que es de 660 millones de dólares e incluya la planta de motores aún en construcción, para dotarla de calidad industrial 4.0 y equipararla con las mejores de la marca en el mundo.
El perfil exportador que varias marcas quieren darle a su producción requiere de esa actualización tecnológica, cosa que están haciendo en algunos casos y proyectando en otros. Sin embargo, la calidad de muchos de los vehículos que se fabrican en Argentina y Brasil, está lejos de los patrones industriales de los países más desarrollados.
“Esto ocurre porque es un mercado bastante cerrado. Para Brasil es muy fácil exportar a Argentina con arancel 0% contra 35% de los productos de extra zona. Este año cerrarán el ejercicio exportando unos 120.000 autos únicamente a nuestro mercado. Pero hay una distorsión muy grande que el nuevo gobierno probablemente quiera cambiar. Las fábricas argentinas importan el 70% de las partes para fabricar localmente con dólares oficiales muy bajos, sin embargo un auto chico nacional cuesta 30.000 dólares oficiales y eso es una locura. Debería costar la mitad. Está sucediendo lo que pasaba antes de la apertura de los años 90, cuando un auto de alta gama argentino costaba más que un Mercedes-Benz”, señala la misma fuente.
“Las marcas que apostaron a fabricar únicamente autos nacionales para alimentar el mercado nacional con productos de bajo precio, son las que podrían sufrir más un cambio de escenario. El nuevo Presidente tiene una idea, probablemente haya que esperar un poco más para conocerla. Pero es consciente de la situación y a la vez de la necesidad de hacer cambios que no afecten la competitividad de la industria local. Quizás eso que fue una confusión del actual gobierno, termine siendo una muestra de un posible escenario”, dijo.
El mercado actual está compuesto de la siguiente manera. Hasta fines de octubre se importaron a Argentina 130.000 autos. De ellos, 110.000 vinieron de Brasil con arancel 0% de importación, y 8.500 vinieron de México también con 0% de importación, y 19.500 de extrazona, pagando el 35% de arancel. Dentro de los automóviles de extrazona, no sólo están los que traen los importadores sino también los que importan de otras regiones las propias marcas. Las europeas de sus países de origen como los Audi de Volkswagen, o los Mercedes-Benz de la filial argentina, pero también los Toyota japoneses o las camionetas Full Size desde Estados Unidos de Ford o Stellantis.
Argentina, actualmente, tiene vigente el convenio de comercio ACE14 (Acuerdo de complementación económica), que estipula un arancel de extrazona del 35%. Uruguay paga el 23%, Paraguay paga el 10%. Si se fuera al ACE18 en lugar del actual convenio, el arancel sería del 20%. El ACE14 es el máximo que permite la OMC (Organización Mundial de Comercio).
“Si ese fuera un hipotético escenario, y los autos importados bajaran al ACE18 pagando un 20% de arancel, los precios no bajarían directamente un 15% pero estarían cerca. Pero incluso el gobierno recaudaría más que con este esquema actual, porque en lugar de importar 20.000 autos, se importarían 60.000, y recaudás más cobrándole el 20% a 60.000 autos que el 35% a 20.000. El tema es más político que económico”, dice otro empresario del mundo del auto en Argentina. De todos modos, hasta que lleguen esos autos al mercado argentino deberá pasar un tiempo. No es una operación simple, porque la producción se encarga con muchos meses de anticipación a las plantas de origen.
En este momento, comprar un auto importado de extrazona no es tan fácil como hasta hace algunos meses, ya que incluso las operaciones con dólares propios están algo lentas de aprobar al momento de validarlas en la AFIP. Esto hace que desde hace unos 30 días, casi no haya importaciones nuevas para buena parte de las marcas y los autos disponibles son los que hay en stock de los importadores o las automotrices que ya los ingresaron antes del 20 de octubre.
Del otro lado de esa mirada, la industria automotriz de los países desarrollados muestran también la enorme preocupación que hay en Europa ante la entrada de autos chinos que tienen precios más bajos y empiezan a inundar el mercado, especialmente con modelos eléctricos, que las fábricas locales no pueden producir a un precio competitivo para contrarrestar esa ofensiva. Los fabricantes piden a la Unión Europea mayor protección, incluso citando el ejemplo de Estados Unidos como referencia.