Una de las primeras cosas que hizo Luca de Meo al asumir como nuevo CEO de Renault Group en enero de 2021, fue comenzar un proceso de separación de las marcas Renault, Dacia, Alpine y Mobilize, para diferenciarlas fuertemente entre sí, recuperar parte de la identidad que se había diluido en los años anteriores y crear un nuevo perfil que capturara la atención de los consumidores.
Una de las primeras muestras de ese cambio, fue que desde ese mismo año el equipo Renault de Fórmula 1 dejó de llevar esa denominación para pasar a ser Alpine. Una de las consecuencias de esta transformación fue que desapareció definitivamente Renault Sport como forma de llamar a los vehículos deportivos del grupo francés.
Aunque en Francia existe un conocimiento profundo de Alpine a partir de aquellos éxitos en el Campeonato Mundial de Rally de comienzos de los años 70, con el famoso modelo A110 y luego con el prototipo que a fines de esa misma década ganó las 24 horas de Le Mans, a nivel global la identidad de Alpine no está arraigada como si lo estaba Renault Sport, nombre bajo el cual se lograron muchos éxitos deportivos en el Campeonato del mundo de Fórmula 1 con Lotus, Benetton y Williams, e incluso los títulos de Fernando Alonso en 2005 y 2006.
Sólo en Europa
En Argentina, la desaparición de Renault Sport llevó a la filial local a retirarse de las competencias en todos los campeonatos en los que intervenía, ya que Alpine no se vende en esta parte del mundo, sino sólo en Europa. “Sabemos que hay una gran cantidad de fanáticos de Renault en Argentina y que seguramente no están contentos con que Renault haya dejado las carreras con las que estuvo siempre tan identificada como marca, pero son decisiones globales. Nuestra marca de competición es ahora Alpine”, dijo Fabrice Cambolive, CEO de la marca Renault en una entrevista con los medios argentinos durante el Salón de Paris de 2022.
Sin embargo la historia dice otra cosa: en 1978, Argentina se convirtió en el primer país del mundo fuera de Francia en el que se fabricó un auto Renault en versión deportiva que se denominara Alpine. Se trató del Renault 12 Alpine, y nació siguiendo todas las normativas técnicas que tenía desde dos años antes el primer modelo de esa especificación en su país de origen, que había sido el Renault 5 Alpine.
El proyecto nació en la cabeza de Osvaldo De Simone, Director de Vefra (Vehículos Especiales de Fabricación Renault Argentina), la planta de autos especiales que tenía Renault en Buenos Aires, donde se desarrollaban versiones especiales de distintos productos que se fabricaban en Santa Isabel para usos específicos como ambulancias o patrulleros para la policía o taxis, e incluso se atendían los autos de la flota de Presidencia de la Nación cuando usaron los Rambler Ambassador que fabricó IKA Renault.
Tapa de cilindros y carburador
En diciembre de 1977, De Simone viajó a Francia para buscar elementos que permitieran potenciar el motor del R12 original de 1.397 cm3 y llevarlo a superar los 100 CV. Durante todo un mes trabajando en la planta de Flins, obtuvo toda la información que necesitaba para desarrollar el proyecto en Argentina, pero además trajo una tapa de cilindros Alpine que tenía la cámara de combustión hemisférica para hacer el prototipo y comenzar a probarlo. Esa tapa, junto a un carburador Solex de dos cuerpos y un escape mejorado, fueron el punto de partida del R12 Alpine.
Pero más allá de estos elementos, el proyecto pretendía que se pudieran usar la mayor cantidad de piezas nacionales. Por esa razón, al adoptar el filtro de aire del Torino, el capó no cerraba porque el motor quedaba más voluminoso. Así nació la idea del crear un capó con la joroba que hizo tan característico al modelo, el que fue construido en fibra de vidrio en Autoplast, una empresa especializada en el material que tenía su fábrica en San Justo, provincia de Buenos Aires. Las pruebas duraron varios meses, durante los cuales ese prototipo de color rojo fue recibiendo mejoras y modificaciones hasta lograr su forma definitiva con la que fue presentado a las autoridades de Renault Argentina para su aprobación.
Con garantía
El departamento Experimental de Renault tenía la difícil misión de ir aprobando el desarrollo para poder ofrecer la garantía de la fábrica, puesto que si bien no se construía en Santa Isabel, el auto se vendía en la red de concesionarios oficiales de la marca. Durante ese proceso, algunas cualidades del prototipo fueron descartadas para intentar bajar el elevado costo que tenían. Entre ellas hubo dos que De Simone lamentó siempre: una fue haber tenido que usar las llantas de chapa originales del R12 en lugar de unas de aleación que tenía ese “auto Nro 0″, la otra fue la apertura simultánea de las dos bocas del carburador, que le daban una excelente respuesta a bajas RPM, pero generaba un alto consumo de combustible.
El prototipo finalmente consiguió su fisonomía con un faldón debajo del paragolpes delantero con dos luces adicionales delante, un volante deportivo de dos rayos, tapizados color beige, las mencionadas llantas de chapa pintadas con los colores de la carrocería, circuito de frenos hidráulicos con servo asistencia, e instrumental en el tablero con marcadores de aguja y luces testigo. Las prestaciones del R12 Alpine terminaron mostrando que era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 11,1 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 172 km/h gracias a sus 110 CV de potencia.
El Renault 12 Alpine comenzó a producirse en serie en 1978 en la misma línea de montaje en la que se armaban los patrulleros de la policía, en las instalaciones de Vefra, que tenía una superficie de 5.000 metros cuadrados en Avenida Del Campo y Estomba, en la ciudad de Buenos Aires. De la fábrica de Córdoba venían solo los cascos “pelados”, y se ensamblaban completamente a mano en Buenos Aires. Eso generaba que la fabricación de cada unidad fuera mucho más lenta y el precio fuera el equivalente al de una coupé Torino TSX, que por ese tiempo era de los autos más caros del mercado argentino.
Aunque De Simone quería que fueran de color rojo como el prototipo, apelando al origen de su apellido italiano, tan fuertemente identificado con los autos de carrera de ese color, las autoridades de Renault impusieron una decoración que representara los colores de las marcas involucradas y de Francia. Por esa razón, durante 1978 y 1979 todos los R12 de esta serie especial tuvieron las combinaciones de azul y plateado, que tenía identidad con los Alpine de comienzos de la década, o negro y dorado, que emulaban de algún modo los colores con los que Renault estaba compitiendo en el Mundial de Sport Prototipos y en el Campeonato Mundial de Fórmula 1, en el que habían debutado en 1977 con el Renault Turbo en manos de Jean Pierre Jabouille. Recién en 1980 aceptaron el pedido de De Simone de hacer una serie color rojo, y esos fueron los últimos Alpine, a los que se les agregaron unas líneas amarillas muy delgadas en los bajos de las puertas.
El Renault 12 Alpine fue ideado como una respuesta a los Fiat 128 Iava que corrían en Turismo Nacional y en rally argentino. Si bien el “12″ no se lució demasiado en pistas, en la especialidad rally tuvo un gran desempeño que continuaría hasta entrados los años 80, cuando llegó el Renault 18. Jorge Raúl Recalde corrió el Rally Internacional Codasur de 1979 con un R12 Alpine haciendo equipo con el francés Jean Ragnotti. También con un Alpine, el piloto cordobés participó del rally Caminos del Inca en Perú, en el rally Transchaco y en la Vuelta a América del Sur.
Durante los tres años de fabricación del modelo, se produjeron 493 Renault 12 Alpine con las tres combinaciones de decoración, aunque con una menor producción en 1980, cuando ya se había tomado la decisión de discontinuar la serie por sus altos costos. Hubo un intento de hacer un modelo que se llamaría Alpine 2 y ya no sería una versión mejorada de un auto de serie, sino un auto específico. Se convocó a Tulio Crespi para evaluar su Tulieta, que había sido presentada en el Salón de Paris de 1975 y que tenía un buen desempeño en ventas con una plataforma de Renault 4. El plan que se le encomendó a Crespi era el de producir 60 autos por año, algo que estaba perfectamente en condiciones de hacer.
Pero en 1980 se abrió la importación de autos sin protección a la industria nacional, y la competitividad de los modelos desarrollados en Argentina quedó en una posición muy desventajosa frente a los deportivos que llegaban sin arancelamiento desde Japón y Europa. Así que Renault canceló el proyecto Alpine 2, dejando aquellos R12 especiales como un desarrollo nacional único, que pronto se convirtieron en un vehículo de culto.