Desde Detroit, EEUU - El anuncio de la llegada del primer auto 100% eléctrico de Ford a Sudamérica fue la noticia más importante para el mercado argentino en el día inaugural del Salón de automóvil de Detroit.
“En octubre llegará el Mustang Mach-e en su versión GT con el pack Performance, que es la de mayor rendimiento de toda la línea, con una aceleración que le permite ir de 0 a 100 km/h en tan sólo 3,5 segundos”, dijo Daniel Justo, Presidente de Ford Sudamérica a los periodistas argentinos y brasileños convocados en el stand central de la más famosa exposición del mundo del automóvil que se realiza en Estados Unidos, que formalmente se llama North American International Detroit Auto Show.
“Estamos completamente conectados con el portfolio de productos que ofrece Ford a nivel global. Ofrecemos el mismo nivel de oferta de productos, no tenemos vehículos de menor calidad, sino que ofrecemos la misma tecnología. Los ejes de la transformación de Ford son conectividad, electrificación y tecnologías autónomas. A partir de la Nueva Ford Ranger, todos los productos que se lancen tendrán ese mismo equipamiento de conectividad y tecnología”, explicó el máximo ejecutivo de la marca en la región.
La estrategia es única y global. Ford apuesta por vehículos de trabajo, SUV y eléctricos. Tiene sus íconos, como son Mustang y Bronco, pero todo va en dirección a la electrificación y a ocupar esos segmentos con productos destacados frente a la competencia.
“Formamos una startup dentro de Ford para determinar dónde jugar y cómo ganar. Se llamaba Equipo Edison. Y el resultado de eso fue el Mustang Mach-e, el e-Tránsit y el Lightning F-150. No fueron diseñados como vehículos eléctricos, son productos tecnológicos que además son vehículos eléctricos. De hecho, creemos que el lado tecnológico es tan o más importante que el tren motriz de los vehículos eléctricos”, fue lo primero que dijo Darren Palmer, Vicepresidente de Ford Model e, una de las cuatro divisiones en las que Ford dividió su compañía al comenzar esta gran transformación, y que es la que se ocupa exclusivamente al desarrollo y producción de vehículos electrificados de la marca.
El Mustang Mach-e es el segundo automóvil eléctrico más vendido en Estados Unidos, y fue el primer producto con esta tecnología fabricado por Ford. “Lo lanzamos y tuvimos tanta demanda que tuvimos que aumentar la producción tres veces. Así que no nos quedó más opción que derribar la planta, aumentar su capacidad por tres veces, y volvió a producir. Y de inmediato las ventas aumentaron un 61%”, comentó Palmer.
Pero el verdadero auto americano por excelencia es la Ford F-150, al que aquí en Detroit ponen en igualdad de condiciones con el Iphone, como los dos productos manufacturados de mayor consumo. La F-150 Lightning, la versión 100% eléctrica lanzada el año pasado, rompió todas las previsiones de ventas y obligó a Ford a duplicar la producción para atender la demanda aún antes de comenzar la comercialización.
“Otra vez, este es un producto tecnológico. Las dos cosas de las que hablamos megapotencia, potencia frontal y bidireccional, fueron los ejes sobre las que nos basamos para venderla. Y además resulta que es más rápida que un auto deportivo, que sube 4.500 kg de carga con una pendiente del 25% y será mejor todoterreno que el mismo vehículo propulsado por gasolina. Y tuvimos sorpresas como que más del 60% de las ventas no fueron a compradores de Ford, sino que fueron nuevos para Ford. Y el 85% son nuevos en el mundo eléctrico, y alrededor del 50% son nuevos para camionetas”, comentó.
Pero nuevamente el eje volvió a la tecnología, que no puede separarse de la electrificación, sino que es complementaria. La conducción autónoma es el objetivo final, y aunque las legislaciones y el desarrollo todavía deben actualizarse en todo el mundo, hay países y regiones donde está permitido su uso. Son terrenos que han sido previamente escaneados y cargados al sistema de los autos, y cuando una marca es homologada para su uso en esos lugares, permite que el conducto suelte el volante y no controle el vehículo, siempre con las limitaciones de velocidad, que suelen ser de hasta 60 km/h. El sistema de Ford se llama Blue Cruise, que ya está aprobado en Estados Unidos y recientemente ha empezado a ser homologado en Europa también.
“Presentamos la conducción manos libres Blue Cruise, que es algo que, para quiénes no los han probado, probablemente sea visto como algo que no necesitan”, dice Palmer. “Es como pitidos de estacionamiento en reversa o cámaras de reversa. La gente dice ‘no necesito eso’, pero un año después de haberlo tenido, no podrían volver a comprar un coche sin ese equipamiento. Blue Cruise es increíble. Estamos en la versión 1.2, y se utiliza tan simplemente como ir hacia la carretera en la que se puede habilitar y presionar el botón para cambiar a conducción manos libres. Es sólo cuestión de costumbre. Luego 20 minutos te acostumbrás y ya no tenés esa tendencia a tomar el volante. Llegás a un embotellamiento, se detiene y recorrerá todo el embotellamiento por sí mismo, y hasta cambia de carril como un humano. Es muy confiable. Nuestros sistemas están destinados a ser perfectamente confiables o estar apagados. No hay término medio”, concluye.
La paradoja de la vida está representada por los cambios tecnológicos que han sacudido y movilizado a esta ciudad. En los años 50 fue la capital de la industria automotriz mundial. Todos los trabajadores industriales norteamericanos querían trabajar aquí. Llegaron a ser dos millones de personas, que vivían de la industria del automóvil. Ganaban sueldos muy elevados y el estándar de vida era alto, pero con la crisis del petróleo de los 70 la competencia asiática de vehículos más económicos hizo temblar al coloso. El mercado se redujo notablemente y la fuerza de los sindicatos, que defendían aquel privilegio de los trabajadores de la industria, ahuyentaron a los fabricantes. Las marcas comenzaron a buscar otros estados o incluso otros países donde producir. Detroit quedó empobrecida, con sólo 700.000 habitantes que no tenían ya el nivel de vida histórico, y centenares de casas y fábricas vacías.
Hoy, cuando la electricidad como propulsión de los automóviles del futuro es considerada por muchos gobiernos y empresas como una amenaza del empleo por la simplicidad de los procesos industriales que implica por su naturaleza misma, Ford lo toma como un desafío y apuesta a Detroit con nuevos centros tecnológicos que permiten el desarrollo de startups, con el túnel del viento más sofisticado y potente del mundo para estudiar la mejor forma de un auto eficiente que cumpla con los estándares mundiales, y con una inversión millonaria para cambiarle la vida a la gente.
Darren Palmer dice que “el 98% de las personas que compraron un auto eléctrico jamás volverían a uno de gasolina. ¿Quién volvió de un auto a un caballo? A un caballo se vuelve sólo por ocio. Esto es lo mismo. Una vez que te hayas pasado a la electricidad, nunca regresarás”.