Ayer lunes, la mayoría de las fábricas que venden autos con precios menores a los 8,5 millones de pesos, no facturaron esas unidades a su red de concesionarios. La devaluación del dólar oficial significó un instantáneo aumento de los costos de cada producto que se importa por parte de las automotrices argentinas.
Ya el mes pasado, después de las medidas publicadas en el boletín oficial el 26 de julio por las que se gravaba con un 7,5% las importaciones de autos completos o autopartes, todas las automotrices tuvieron que salir a retocar las listas de precios, dando lugar a una actualización que en el ambiente se denominó “Julio II”.
Entre ese impuesto nuevo y la falta de dólares, en el último mes no entraron autos importados a Argentina, ni siquiera desde Brasil. Pero además, como aproximadamente un 60% de los componentes de los modelos de producción nacional son importados, el 7,5% afectó el costo de fabricación.
Tras los resultados de las PASO y la devaluación de la moneda argentina de un 22% de este lunes, el aumento de cada pieza importada sufrirá también esa misma variación de precio indefectiblemente, porque se paga en dólar oficial. Sin embargo, no todas las marcas podrán trasladarlo a los precios debido a que los autos más económicos están ya en el tope de precio que les permite no pagar el impuesto a los autos de lujo, un arancel que se ajusta trimestralmente y que hasta fines de agosto está ubicado en los $8.500.000.
En julio ya estaban tan cerca del límite, que lo que terminó ocurriendo al sumar la segunda lista de precios de fin de mes más la actualización que llegó una semana después con los valores de inflación para agosto, fue que se igualaron todos los precios en el borde del tope.
Ahora, la situación es más compleja. Los productos importados aumentan un 22%, y como representan entre un 60% y un 70% de las partes con las que se fabrica localmente, el aumento del costo de producción serán aproximadamente entre un 15% y un 20%, según la marca, el modelo y la cantidad de unidades que exportará de cada uno. Hay marcas que tienen la mayoría de su gama sobre ese tope, entonces pudieron trabajar “normalmente” el lunes. Pero otras, las que tienen modelos debajo de los 8,5 millones de pesos, que pusieron el freno de mano.
La cuenta es simple. Si aplican un 15% de aumento por la devaluación, un auto que hoy está “topeado” en $8.100.000 pasaría a costar como mínimo $9.300.000 y con eso se pasaría del límite que le permite no pagar el impuesto interno, por lo que ese precio subiría otro 20% más para irse a $11.160.000. Es decir, un aumento de $3.000.000 de una sola vez. Lo que tiene que decidir cada marca es, por lo tanto, qué hacer con las ventas de los autos más accesibles durante los próximos 15 días hasta que se publique la nueva tabla de valores de referencia para “ser o no ser” un auto de lujo.
Se podría soltar el freno del precio para las versiones más caras de un modelo accesible que ya han sido alcanzadas por la gama menos equipada hasta costar lo mismo. Pero es una decisión estratégica complicada para los fabricantes porque por sólo dos semanas perderían el “status” de tener un vehículo con todas sus versiones por debajo del impuesto interno.
“Actualmente hay algunos autos ya facturados, que se venden con precio elevado y superior al de lista sugerido para poder reponerlo. Si alguien quiere ese auto, probablemente no lo consiga en 8,5 millones sino en 10 o un poco más, pero oficialmente eso es un sobreprecio y el auto ‘formalmente’ sigue estando fuera del impuesto de autos de lujo”, dice un analista de la industria ante la consulta de Infobae este lunes al mediodía.
“Si el auto no lo tenemos comprado a la fábrica, lo vendemos pero con precio abierto”, dice un concesionario oficial con varios puntos de venta en Capital Federal y Zona Norte del Gran Buenos Aires, que agrega un dato interesante. “Fue muy curioso lo que pasó el sábado. Vendimos el doble de autos nuevos y también el doble de los usados respecto a la cantidad habitual, justo un día antes de las PASO”.
Los voceros oficiales de las terminales no tuvieron comentarios para hacer. La mayoría de los consultados coincidieron en señalar que “sería apresurado decir algo en este momento, todavía no hay decisiones tomadas, pero se está evaluando todo el escenario en general”.
Sin decirlo, tampoco niegan que aumentar los autos por sólo dos semanas, no tiene mayor sentido si eso implica pasar el tope de autos de lujo. Una vez que el mes próximo se confirme si el nuevo tope de la escala 1 se sitúa en los $10.500.000, probablemente se pueda decidir ese aumento que nuevamente prevea como llegar gradualmente al límite durante los 90 días de vigencia. Aunque en el medio, serán las elecciones e incluso la eventual segunda vuelta.
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