Cuando llegue el 31 de agosto, el mercado automotor argentino habrá vivido probablemente uno de los meses más extraños de los últimos años en cuestión de precios. Si será conveniente o desaconsejable comprar autos en agosto de 2023, es todo un misterio. Entre los problemas de retraso en la entrega de unidades que se viene padeciendo en el último “año largo”, la inflación que no deja de golpear la lista de precios y los sobreprecios que se encuentran en los puntos de venta, hay toda una ingeniería que hacer si se quiere adquirir un cero kilómetro y hacer un negocio más o menos decente.
Pero hay que estar muy atentos, porque no todo queda ahí, ya que debido al nuevo impuesto del 7% a los bienes importados, habrá vehículos que pagarán el total y otros que pagarán una parte proporcional a los componentes que provengan del exterior, se ha generado una insólita situación por la cual, en algunos modelos, el precio de la versión de entrada de gama y la más equipada, es prácticamente el mismo. Increíble pero real. Veamos las razones.
Como es sabido, el famoso “impuesto a los autos de lujo”, aplica un 20% al precio de fábrica (más impuestos y comisiones) de cada unidad que supera un valor determinado. Esa es la escala 1 que hoy está fijada en $ 8.400.000 para los meses de junio, julio y agosto 2023. La escala 2 aplica un 35% a los que superan un segundo nivel de precios que actualmente, para el mismo período, es de $ 15.500.000. Por esa razón, todas las marcas intentan tener modelos al mayor precio posible pero sin superar el límite para no pagar el tributo que corresponde a la escala inmediatamente superior y no perder dinero por hacerlo.
Pero como esa escala se actualiza cada tres meses, se está constantemente corriendo una carrera de fondo contra la inflación. Entonces, lo que en el primer mes permitía tener repartidos los precios de acuerdo al equipamiento de cada modelo en los distintos segmentos (autos sin impuesto, autos de escala 1 y autos de escala 2), comenzó a hacerse más difícil de mantener en el segundo mes y llegaba muy justo en el tercero. Por esa razón, las fábricas implementaron lo que se llama el “topeo”, que frena el aumento de los autos que están cerca del límite de precio en la escala para no pasarse, y siguen aumentando el de las versiones más alejadas del límite de acuerdo a los índices de inflación de cada mes.
El problema es que ahora, cuando se acerca el mes final de la escala vigente, el nuevo Paquete Fiscal del Ministerio de Economía agravó el estado de esas cuentas, que ya eran muy finitas, hasta dejarlas en esta situación que raya el ridículo. Como el impuesto del 7% afecta a todos los modelos de autos que entran en esa condición, y también a los fabricados en Argentina para las partes que provienen del exterior para su producción, y que suelen estar cerca del 50%, el costo de fabricación podría subir en promedio un 3,75%. Si a ese aumento se aplica el correspondiente a la inflación mensual, es posible que dentro de una semana los autos nacionales aumenten aproximadamente un 10% y los importados un 15%, con la excepción de los de la escala 2 que están exentos.
Así pasa hoy, a finales de julio, que los fabricantes que tuvieron que congelar el precio en las versiones más caras para no pasar de los $8.400.000 mientras eran alcanzados por las versiones de acceso a la gama con sus aumentos mensuales, se encuentran con que el auto que en junio costaba $7.200.000 cuesta hoy $ 8.200.000, que es casi el mismo precio que tiene la versión más equipada del modelo. Hace dos meses había $ 1.000.000 de diferencia y hoy cuestan lo mismo.
Entonces, rápido para los números, el argentino ve una oportunidad única, que es comprar el modelo más equipado por esos $ 8.100.000 que se publica como precio de lista sugerido por las propias marcas. Y es ahí donde se cae en la realidad. Esos autos no existen, salvo alguna excepción contada con los dedos de una mano, o bien porque no se están fabricando porque no es negocio para la marca a ese precio, o bien porque el concesionario le pone un precio de $ 2.000.000 arriba para que termine costando cerca de $ 10.000.000, que es el precio que debería tener si no hubiera estado congelado tres meses.
Y casualmente, o no tanto, cuando llegue la actualización de la tabla que determina cuáles son los autos que pagan impuesto a los autos de lujo desde el 1 septiembre hasta fines de noviembre, se estima que el valor estará entre los 10 y los 10,5 millones de pesos.
Entonces, no todo es culpa de la especulación. Si la hay ante una demanda de unidades que supera ampliamente a la oferta. Subir el precio de los autos para sacarle el mayor margen de ganancia es una práctica tan antigua como el comercio mismo en la humanidad. Pero en Argentina y en el mercado de automóviles en especial, hay algunas situaciones puntuales que alientan a que eso ocurra por otros motivos.
“El sobreprecio no siempre es culpa de los concesionarios, no somos los malos de la película”, dice un empresario con agencias oficiales de varias marcas. “Las fábricas te exigen un cupo mínimo que tenés que cumplir, pero a veces, faltando pocos días para fin de mes, te suben ese objetivo para tener mejores números frente a la competencia, y a veces hay que comprar más autos y patentarlos aun sin tener el cliente”, señala.
Sin embargo, en un país inflacionario como el actual, ese puede terminar siendo un salvoconducto que permite tener autos para vender en situaciones como la que se dará en agosto, que será completamente atípica, y aunque no es la primera vez que sucede.
“Nosotros no lo cobramos con sobreprecio porque queremos. Es lo que debería valer, porque si los modelos menos equipados llegaron a ese tope, los más equipados deberían subir esa misma proporción”, explica otro concesionario. “La fábrica no puede subir el precio por el topeo, pero no es posible venderlo a ese precio porque después no lo podés reponer. Es lo mismo que le pasa a cualquier comerciante cuando aumenta los precios sabiendo que tiene que cuando compre nuevamente la mercadería, va a estar más cara”, se justifica.
La pregunta es entonces, ¿conviene vender autos en agosto a un precio que no dejará el margen de ganancia normal? “Los precios no fueron actualizados esta semana, así que nosotros estamos vendiendo al mismo precio que hasta la semana pasada”, dice un concesionario de la provincia de Santa Fe. “Pero sólo vendemos los autos que están facturados. Si no tenemos stock, no vendemos. No le hacemos pedido a la fábrica por ahora”, asegura.
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