
Cada vez con mayor frecuencia se encuentran botellas de vino que han reemplazado el corcho, natural o sintético, por una tapa a rosca. Y es que lo que para muchos era una señal de baja calidad, ha comenzado a convertirse en un cierre práctico, que conserva de mejor modo la calidad del contenido, además de asegurarse que no habrá roturas o algún hongo, cosas que pueden ocurrir especialmente con los corchos naturales.
En la industria del automóvil, el proceso es inverso. O al menos puede serlo, ya que el corcho, que no tenía aplicación alguna en los vehículos, hoy está presente en cada vez mayor cantidad de componentes. La razón que ha llevado a varios fabricantes a incorporarlo, es la necesidad de dejar la menor huella de carbono en la atmósfera no sólo a través de la eliminación de los motores de combustión interna, sino también de la reutilización de materiales como el plástico, y la incorporación de nuevos compuestos no sintéticos a diversos elementos.
Está ocurriendo con los neumáticos, los tapizados que prácticamente ya no son de cuero natural incluso en autos de alta gama, y los plásticos de piezas como paragolpes y tableros entre muchos otros. El concepto es protección del medio ambiente. El corcho natural es ahora otro de esos “nuevos” materiales que llegan a los vehículos y parecen hacerlo de manera definitiva.

Volvo, por ejemplo, ya ha decidido que no utilizará más el cuero animal en el interior de sus automóviles para 2030, y está desarrollando materiales compuestos en base a reciclado de plásticos recuperados del mar para crear nuevos tejidos que a están presentes en algunos de sus modelos. El Volvo C40 Recharge estrenado en septiembre de 2021 fue el primero y el reciente EX30 se ha convertido en el auto con menor huella de carbono de la marca sueca. Algo similar están planeando o haciendo Mercedes-Benz, BMW, Rolls-Royce, e incluso marcas generalistas como Renault, que lo ha incorporado para fabricar asientos de uno de sus prototipos eléctricos de la marca Mobilize.
El corcho es una fibra natural que se extrae del alcornoque portugués. Esta fibra está formada por la aglomeración de células hexagonales que contienen en su interior gases similares al aire. Las células están cubiertas de corcho y lignina. Y aunque se obtiene de un árbol, es un material renovable porque no implica la tala del árbol. Sólo se le quita la corteza, que al regenerarse absorbe más dióxido de carbono de la atmósfera que si no se hubiera hecho el proceso. El ciclo de obtención del corcho es de unos 8 a 9 años, y de cada árbol se puede obtener una docena de tiras de corteza.

Las propiedades del corcho son únicas, y cuesta creer que haya tardado tanto tiempo en “descubrirlas” para aplicar al automóvil. Claramente, tiene que ver con la nueva conciencia ecológica que hay en la industria y el mundo entero, lo que permitió que este material natural, se haya convertido también en un símbolo del proceso de transformación que los automóviles están teniendo desde hace algunos años y que tienen a la electrificación como su gran estandarte.
El corcho es renovable y sostenible, tiene una excelente resistencia al deslizamiento, está libre de químicos, es antibacteriano y respetuoso con la piel, es impermeable, respirable, resistente a la abrasión, retardante a las llamas del fuego, ofrece muy buena amortiguación porque se comprime, y es antiestático, lo que permite que no se adhiera en su superficie polvo y toxinas que suelen afectar a personas con ciertas alergias. Finalmente, como ya es sabido por todos, es un excelente elemento para absorber el ruido.
Hace casi 100 años, en 1929, la que hoy es la automotriz japonesa Mazda, se llamaba Toyo Cork Kogyo Co. Ltd. No fabricaba autos, sino corchos y herramientas pesadas, y aunque no vinculó nunca ese producto con su primer automóvil, el Mazdago, hace un par de años comenzaron a explorar la utilización del corcho en sus modelos eléctricos de futuro lanzamiento como un elemento sustentable. El Mazda MX-30, primer auto a batería de la marca, tiene parte de su consola central en corcho a la vista.

Hoy, la compañía portuguesa Amorim Cork Composites ha lanzado una nueva mezcla de corcho y termoplástico que, dicen, mejora el aislamiento acústico y es más sostenible que los materiales tradicionales para los automóviles. El nuevo producto se llama MAC020 Heavy Mass Layer y es 100% reciclable, ya que el termoplástico provienen del reciclaje, con lo que además se reducen los residuos.
Más allá de las propiedades antes descriptas del corcho para aplicaciones visibles, su conocida cualidad de ser un excelente aislante acústico podría tener un rol más importante aún con los automóviles de nueva generación, los que se propulsan con motores eléctricos, ya que, ante la ausencia del sonido de un motor de combustión interna, es más frecuente que se hagan audibles otros ruidos del exterior, tanto del rodaje mismo de sus partes mecánicas, como del ambiente externo.
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