Enzo Ferrari decidió colocar el Cavallino Rampante a sus autos en homenaje a un famoso piloto de aviones de combate de la Fuerza Aérea Italiana durante la Primera Guerra Mundial. Mercedes-Benz hizo famoso su emblema de una estrella de tres puntas porque representan la tierra, el aire y el agua, que eran los terrenos en los que se utilizaban sus motores, porque no eran sólo para mover automóviles, sino también aeroplanos y barcos.
Probablemente haya habido diverso tipo de historias detrás de los logos de muchas marcas, y otras no estarán claras nunca, como la del moño de Chevrolet, sobre el que hay dos diferentes versiones. ¿Pero por qué es curiosa la historia detrás del logo de Porsche?
Todo empezó en 1951, cuando Ottomar Domnick, uno de los primeros fanáticos declarados de Porsche, decidió hacer un concurso para encontrar un nuevo logotipo para la marca, al que llamó “Premio Porsche”. Hasta ese momento, el fabricante alemán sólo había utilizado las letras plateadas como única forma de identificación. Estas letras también tenían una historia detrás, ya que estaban separadas entre sí, y fueron hechas por un aprendiz usando una sierra de calar y fueron diseñadas para aparecer en el Porsche 356 ‘No. 1 ‘Roadster, en la que sería su primera participación en una carrera, en Hofgarten en Innsbruck, Austria.
Pero en el concurso no aparecieron diseños que convencieran a Dommick, por lo que no se eligió ninguna propuesta. Poco después, ese mismo año, un importador de autos europeos en Estados Unidos llamado Max Hoffman, le volvió a sugerir a Ferry Porsche durante una cena en Nueva York, que era necesario diseñar un logotipo para identificar a sus autos. Así, el creador de la marca, escribió en un papel algo así como “Aro del volante decorado con ‘Porsche’ y el escudo de Stuttgart o similar”.
Fue así que apenas comenzando 1952, le encargó al diseñador Franz Xaver Reimspieß, el mismo que había diseñado el logo de Mercedes-Benz, que intentara un diseño acorde a la idea. La creación tuvo un caballo parado sobre sus dos patas traseras sobre el escudo de la ciudad de Stuttgart representado dentro de los contornos de un fondo dorado. Sobre el caballo se leía el nombre de la ciudad, Stuttgart. Los colores elegidos fueron los estatales rojo y negro, adicionándose las astas estilizadas que provienen del escudo tradicional de Württemberg-Hohenzollern. Sobre todo el escudo, en el límite superior, la palabra Porsche formando un arco protector.
La obra estaba completa, representaba todo lo que Porsche significaba, pero aun así generaría otros problemas. El primero era técnico. En la década de 1950, la impresión en color todavía era muy costosa y también bastante compleja. No había tantas máquinas adecuadas ni era fácil crear planchas de impresión o establecer marcas de registro con precisión para que todas las formas de impresión se colocaran exactamente una encima de la otra. Así que, crear una imagen o un gráfico claro y nítido sin que los colores se corrieran de su sitio era complicado. Conseguir las máquinas no fue fácil pero se logró.
El segundo problema casi una década después, aunque era un proceso que había comenzado cuando se conoció el logo, en 1952. Para el ojo de muchos empleados de jerarquía de la marca, la versión a colores era mucho menos elegante que la misma en blanco y negro. Y algo similar pensaban los concesionarios, que decidieron escribir al Jefe de publicidad de Porsche, Hermann Lapper: “Los diferentes colores y muchos detalles en su conjunto no equivalen a un efecto visual compacto y coherente cuando el auto está circulando”.
Pero la propuesta no tuvo éxito. Ferdinand Porsche creía que el logo ya estaba instalado en el conocimiento popular, de modo que no se cambiarían sus colores para hacer una versión monocromática. Así, ese mismo escudo fue pasando por pequeños retoques pero nunca cambió su esencia por decisión del creador de la marca.
Fueron siete versiones las que tuvo, desde la primera de 1952, hubo otras en 1954, 1963, 1973, 1994, 2008 y la última, la que ha ocurrido en 2023 para festejar los 75 años de Porsche. Ahora, el escudo muestra un cambio que, aunque sutil, es el mayor de todos los que se aplicaron. Lo más saliente es que se retiró el fondo tramado por uno liso completamente, pero además se le biselaron los bordes a las crestas, se pintó la palabra Stuttgart en negro y el caballo quedó en una nueva postura, más encabritado que en las anteriores. La nueva Porsche, que entra en la era de la propulsión ecológica, tiene este acompañamiento estético. Es parte del cambio.
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