Hay historias inspiradoras que surgen de los momentos más duros que las personas pueden enfrentar en su vida. La de los patos de goma en los autos marca Jeep es una de ellas, y así como existen el Toyotismo y el Fordismo, que son dos diversos modos de mirar los procesos de producción en serie, esta historia debería ser considerada como la piedra basal del Jeepismo, palabra que se suele usar únicamente para mencionar a los aventureros que salen a recorrer caminos extremos con autos de la marca de las siete barras.
Todo empezó en Canadá, en los primeros meses de la pandemia, cuando ese país estaba tomando medidas extremas para cuidar la salud de su población, pero del otro lado de la frontera, en Estados Unidos, los controles eran mucho más laxos. La protagonista de la historia es una joven de 30 años llamada Allison Parliament, que tiene su residencia en Clanton, una pequeña ciudad del estado de Alabama, pero que tiene una abuela que vive en Washago, Ontario, a unos 2.500 km de distancia.
Durante esos primeros meses de Covid-19, Allison viajó a pasar unas semanas con su abuela, pero en la frontera entre ambos países fue agredida verbal y físicamente por un ciudadano canadiense, quien la acusaba de llevar el virus consigo, aún a pesar de tener un examen que mostraba resultados negativos.
Allison pudo pasar y seguir su camino hacia Ontario, aunque hasta llegar a destino, su viaje estuvo marcado por el temor a que se repitiera una situación similar. Durante un par de semanas no quiso salir a la calle debido a esa hostilidad que sentía como una amenaza constante, hasta que un amigo de la familia decidió acompañarla para que pudiera pasear algunas horas. Gracias a ese gesto, ella se sintió segura otra vez, y comenzó a salir cada vez con mayor frecuencia.
En señal de agradecimiento, Allison tuvo la idea de comprar una bolsa de patos de goma que pretendía esparcir en todos los sitios posibles de la casa de su amigo, acompañados de pequeñas notas que lo hicieran reír. Ese día, al salir de la tienda donde los compró, vio un hermoso Jeep Wrangler parado en el estacionamiento, y decidió dejar uno de los patos en la manija de la puerta izquierda, con una nota que decía: “Hemoso Jeep! Que tengas un gran día!”.
El dueño del auto la vio, se mostró feliz con el gesto y le sugirió que le saque una foto y la subió a las redes sociales. Allison lo hizo en Instagram junto al Hashtag #DuckDuckJeep, y siguió su camino. Para sorpresa propia y ajena, a la mañana siguiente tenía 2.000 nuevos seguidores y la acción se había convertido en una tendencia, porque pronto comenzaron a aparecer posteos similares de otras personas. Fue entonces que Allison y una amiga crearon un perfil de Facebook llamado “Official Ducking Jeeps Est 2020″, que en una semana tuvo ya 10.000 integrantes y hoy ha alcanzado los 73.000.
“Para mí, se trata de hacer sonreír a otras personas”, dice Parliament. “En ese entonces, todo parecía que se estaba desmoronando para muchos de nosotros y los patos eran una forma sencilla de decir: ‘Oye, no estás solo’”, comenta la creadora de la idea.
El movimiento pasó a denominarse “Jeep Ducking”, y así se esparció por todo Estados Unidos primero, pero después traspasó las fronteras y es una práctica que se puede ver en muchos países. No hay una regla establecida, y ni siquiera está dirigido sólo a los usuarios de Jeep Wrangler como empezó, sino a cualquier modelo de la marca. Sólo se trata de tener un gesto amistoso entre dueños de autos Jeep, y hacer crecer la comunidad de “Jeeperos”.
Así, quiénes participan suelen tener algunos patos de goma a bordo, y apenas ven un Jeep detenido, se acercan y le colocan el pato en la manija de la puerta o sobre el capó. A veces va con una nota que dice “#DuckDuckJeep”, pero esa es una decisión de cada uno. Al encontrarse con ese obsequio, normalmente el dueño del auto lo fotografía y sube un posteo a las redes con ese Hashtag. Luego se suele colocar en el tablero del auto por algunos días, aunque muchos eligen hacerlo sólo hasta encontrar otro Jeep, y dejarlo en él como parte de la cadena.
Las historias se van conociendo y creando más adicción al juego, aunque para algunas personas no es divertido y hasta lo consideran “una forma tonta de gastar goma y plástico, porque además, muchos los arrojan al suelo y contribuyen a juntar basura”. Así lo pensaba Truman Trower, estudiante de cine y televisión de 19 años en el Savannah College of Art and Design, que tiene un Jeep Wrangler naranja de 2012 y ha tenido la experiencia del “Jeep Ducking” unas 50 veces. Su idea era combatir el juego y para ello decidió hacer una publicación en su perfil de TikTok explicando sus razones. Pero tuvo que desactivar los comentarios después de que la gente comenzara a escribir cosas groseras al respecto.
Para la mayoría de quienes se encuentran con un pato de goma en su Jeep, es algo sorpresivo y agradable. Andrea Norris, de 30 años, vive en Lincoln, Nebraska. Tiene un Wrangler desde 2021 y al enterarse del juego, empezó a colocar patos en cada auto que encontraba. Lo hizo unas 150 veces, pero recién este año recibió el primero en su propio Jeep. “De alguna manera lo hace más especial cuando no sucede con tanta frecuencia”, dice ella, contenta que sólo le haya ocurrido una vez en dos años.
Si bien es un juego que parece más atractivo para las mujeres y niños, muchos hombres se han “enganchado” con el Jeep Ducking. Derik Fetters, de 57 años, se encontró con un patito de goma colocado en su Jeep en mayo de 2022. Una nota acompañaba el obsequio diciendo “Si el pato le hizo sonreír, tome una foto y publíquela”. Una semana más tarde volvió a suceder lo mismo en otro sitio, asique comenzó a investigar de qué se trataba y la idea lo entusiasmó. Desde entonces ha regalado unos 1.500 patos, en los que gastó casi USD 270. “Siempre me hace feliz cuando alguien toma una foto de uno de los míos y me agradece por habérselo puesto en su auto”, dice.
Con el paso de estos tres años, el “Jeep Ducking” ha dejado de ser sólo un juego amigable para los “Jeeperos”. Allison y algunas personas que se han puesto más activas con la iniciativa, han decidido utilizarla para hacer acciones benéficas dirigidas a contribuir con algunos gastos extra de escuelas rurales, algo que suele recaer en el bolsillo de los maestros porque no está dentro del presupuesto de enseñanza. “Ningún maestro debería tener que elegir entre nuestros hijos y el dinero que necesitan ellos en su casa”, dijo Allison.
Jeep participó en septiembre de 2022 del North American International Auto Show, en Detroit, y como parte de la decoración de su stand colocó un enorme pato amarillo de 18 metros de altura, rodeado de los modelos actuales de la marca. La propia marca del grupo Stellantis dice que no lo hicieron para promover la acción sino en respuesta a lo que está ocurriendo con los usuarios. Jim Morrison, vicepresidente senior y director de Jeep en América del Norte comentó que “No manejamos el movimiento de Jeep, nuestra comunidad de Jeep lo hace”, antes de comentar que su propio auto particular ha recibido patos más de 10 veces.
Como parte de las acciones de Marketing de la marca, muchos concesionarios Jeep en Estados Unidos, obsequian a los usuarios y a los compradores de autos nuevos un pato de goma con las siete barras pintadas en el pecho, como un modo de contribuir con el fenómeno del “Jeep Ducking”.
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