En medio de la sorpresa que todavía sigue causando la noticia de tener un auto eléctrico como el más vendido del mundo en el primer trimestre de 2023 con el Tesla Model Y como protagonista, y mientras se esperan pronto los números de la segunda medición que termina en el mes de junio, saber que uno de los principales competidores de Elon Musk en Europa y buena parte de los países donde la movilidad eléctrica está creciendo rápidamente, suspende algunos turnos de producción de este tipo de vehículos por una demanda menor a la proyectada parece una auténtica contradicción.
Sin embargo, eso es lo que está sucediendo actualmente en una de las cuatro plantas de Volkswagen en Alemania, la de Emden, en Baja Sajonia, donde se han extendido dos semanas las vacaciones de verano del personal afectado exclusivamente a la fabricación de autos eléctricos, mientras la producción de modelos equipados con motores térmicos se ha reanudado normalmente.
“Estamos experimentando una fuerte reticencia de los clientes en el sector de los vehículos eléctricos”, le dijo Manfred Wulff, Jefe del consejo de trabajadores de la planta de Emden a la German Press Agency, ante una consulta oficial tras una publicación que adelantaba esta noticia en el periódico North-West. La planta que fabrica los Volkswagen ID.4 y que debía comenzar con la producción inicial del nuevo ID.7, está detenida y esto aumentará el período de vacaciones próximo de julio y agosto. Además, Wulff dijo que a 300 de los 1.500 trabajadores temporales actuales empleados en la planta de Emden de VW no se les renovará el contrato cuando finalice en agosto.
Wulff indica que la demanda de vehículos eléctricos está hasta un 30% por debajo de las cifras de producción previstas originalmente, y eso ha motivado la interrupción de producción del ID.4 y los planes originales de producción del sedán ID.7 que debía comenzar en julio, y que ahora se retrasó para “más adelante este año”.
Consultadas al respecto por la misma agencia de noticias alemana, las autoridades de la planta de Emden comentaron que “confiamos en que la utilización de la planta aumentará nuevamente con el lanzamiento del ID.7 a fines de año”.
Pero la de Volkswagen no parece ser una situación única ni aislada. Según ha dicho el Ministro de Asuntos Económicos del estado de Baja Sajonia, Olaf Lies, esto es “comprensible”, ya que según ha podido comprobar, “el número de matriculaciones de vehículos eléctricos sigue siendo alto, pero lo que nos preocupa es la caída actual de la demanda, no sólo en Volkswagen sino en todos los fabricantes”.
El funcionario ha vuelto a pedir nuevos incentivos para la compra de autos eléctricos, algunos de los cuales han sido retirados en el último tiempo, especialmente a los híbridos enchufables. Las autoridades temen que sin subvenciones no se concreta la demanda que los fabricantes esperan y se replique este tipo de situaciones de tener que detener la producción o reducir personal.
Noruega lo padeció a fin de año pasado, cuando el gobierno decretó que los autos de un precio de venta mayor a 45.000 euros (500.000 coronas noruegas), perderían la eximición de pagar IVA (25%) desde enero de 2023, además de gravarlos con un impuesto al peso por el cual los autos eléctricos, más pesados por sus baterías, pagan más que los autos de igual segmento pero con motores térmicos.
Inglaterra está evaluando también aplicar un impuesto similar referido al peso, porque al crecer el volumen de autos a batería, las calles y rutas se deterioran más rápidamente que antes y eso afecta las finanzas públicas. Y China mismo, a pesar de tener cifras récord de fabricación y exportación de vehículos eléctricos a nivel mundial, ha tomado la decisión de prorrogar los incentivos que debían terminar este año y extenderlo por algunos años más para evitar una caída en las ventas de autos eléctricos.
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