Mate Rimac siempre se ha mostrado como un ferviente admirador de dos diseñadores de hypercars muy famosos. El primero es el argentino Horacio Pagani, que por estos días festeja los 25 años de su propia marca con una serie de eventos especiales en Bologna. El otro es el sueco Christian von Koenigsegg, quién en 1994 creo también su propia marca de autos deportivos de alta performance a la que, por supuesto, también le puso su nombre como identidad.
Pero algo los divide. Ni Pagani, ni Koenigsegg producen autos eléctricos puros sino de gasolina el primero e híbridos el escandinavo, en cambio el insolente Rimac sí lo hace con su propia marca, más allá de ser también uno de los nuevos dueños de Bugatti.
Desde que nació el Rimac Nevera, el auto súper deportivo de casi 2.000 CV de potencia exclusivamente eléctrica, entre ese modelo y el Pininfarina Battista, se han encargado de romper con cuanto récord de aceleración y velocidad se les cruce delante de la aguda trompa de sus modelos. Y naturalmente, por ser tan joven el auto como su creador, el orgullo se sintió “tocado” para quienes ocupaban los cómodos tronos de los reinados en performance antes que llegaran los autos eléctricos.
Así es como Koenigsegg tomó la decisión de intentarlo de nuevo, incluso a pesar de tener un auto que está cerca de cumplir diez años desde su fabricación original. Tomó un Koenigsegg Regera y se propuso recuperar algunos récords en la pista del aeropuerto de Orebro, próximo a la capital sueca de Estocolmo, cuya longitud es de poco más de 3 kilómetros.
Y lo ha hecho en forma, porque si el objetivo era mejorar un récord del Nevera, lo que hizo Koenigsegg fue establecer varias nuevas marcas, con el adicional de hacerlo sobre un vehículo que mantiene el espíritu “petrolero” enfrentándose a las escalofriantes prestaciones que en aceleración tienen los que se propulsan con motores eléctricos.
La marca que perseguían como prioridad era la de pasar de cero a 400 km/h y volver a cero nuevamente en menos de 29,94 segundos, y lo consiguieron al establecer 28.81 segundos. Pero por si eso no alcanzaba, los suecos se quedaron con otros récords que pertenecían al Rimac, y que fueron verificados por RaceLogic:
0-250-0 mph: 29,6 segundos
0-250 mph: 21,35 segundos
250-0 mph: 8,25 segundos
0-400-0 km/h: 28,81 segundos
0-400 km/h: 20,68 segundos
400-0 km/h: 8,13 segundos
¿Pero cuál era la razón para intentar establecer estas nuevas marcas de referencia con un vehículo que ya no se fabrica? “¡Porque se puede!” dijo Koenigsegg, para luego ampliar el concepto diciendo que “sigue siendo el Rey el que reina en el panorama automovilístico súper competitivo de hoy, y eso es algo que debería celebrarse con un nuevo récord”.
Pero además, como buen escandinavo descendiente de vikingos, hay otra cosa que movilizó a este fabricante sueco: ganar. Porque “los récords están para ser batidos”. De modo que nada podía impedir que se instalara en la pista de aviones hasta encontrar el momento justo que le permitiera exprimir la máquina al 100%.
Técnicamente, el Rimac Nevera tiene cuatro motores eléctricos a razón de uno para cada rueda, mientras que el Koenigsegg Regera, en su condición de híbrido, solo tiene tres motores eléctricos de flujo axial que le ofrecen una potencia eléctrica de 690 CV y 3.500 Nm sobre las ruedas traseras, más el motor V8 de 5.0 litros con doble turbocompresor que genera 1.500 CV y 1.280 Nm, además de la genial idea de un sistema de transmisión Direct Drive, que permite prescindir de caja de cambios convencional, y que está alojada entre el motor y el diferencial trasero.
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