No es fácil hacer autos que rompan el molde, pero hay expertos que tienen muy claro lo que buscan y consiguen hacerlo de manera magistral. BMW podría decirse que es uno de ellos, y no sólo por su historia sino también por su presente. Para muestra sólo basta un botón, o en todo caso dos.
En enero de este año, aprovechando el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas, se dio por inaugurada la temporada de ferias y exposiciones en las que el mundo del automóvil tiene gran protagonismo, y los alemanes de Baviera levantaron la mano para decir “presente” de modo bien estruendoso.
Lo hicieron con un vehículo conceptual llamado BMW i Vision Dee, que más allá de la tecnología que incluye porque es la entrada a la era del Neue Klasse, tiene un diseño basado en un sedán con rasgos muy fácilmente identificables con un BMW de los años 90, lo que ha sido verdaderamente llamativo.
Pero por si alguien pensaba que no había más diseños audaces para el resto de 2023, y que la nueva Serie 5 sería el epicentro de todas las miradas referidas a la marca, apenas hace unos días volvieron a irrumpir con otra sorpresa. Lo hicieron en el afamado Concurso de elegancia de Villa D’Este, en las orillas del Lago di Como, en ese límite casi invisible entre el norte italiano y el sur suizo, para mostrar otra idea conceptual llamada BMW Concept Touring Coupé, un auto que propone una forma extraña porque es Coupé pero con un remate por lo menos discutible.
Se podría decir que el BMW 430i Coupé es algo fuera de lo común también, pero no es un auto conceptual, sino un modelo que estrenó su segunda generación en 2021 en Europa y que está disponible en el mercado argentino como la propuesta intermedia entre los autos deportivos y las berlinas GT que ofrece la marca.
Y ese es un equilibrio difícil de conseguir, porque al ver la insignia que identifica a los Serie M de “BeeMe”, es natural imaginarse un auto pura sangre. Sin embargo, al seguir sus líneas con la vista, se encuentra un diseño elegante y esbelto que parece ir en dirección contraria. De eso se trata la propuesta probablemente. Y si se lo mira con esos ojos, se podría decir que “han dado en la tecla”, con toda seguridad.
Un auto entra por los ojos, así que mirando el 430i Coupé con perfil MSport, dos cosas llaman poderosamente la atención. Son sus dos grandes “riñones verticales” que trascienden la zona de parrilla para terminar debajo del paragolpes y que intentan homenajear a aquellos BMW 328 de los años 30, es una de ellas. Podrá gustar más o menos, pero están ahí para mostrar el carácter del automóvil.
El otro elemento que llama la atención es su rodado al completo, lo que incluye llantas deportivas de perfil bajo con neumáticos runflat de 19″ y cálipers de freno azules con la insignia “M” tan característica de la división de autos deportivos de la marca que cumplió nada menos que 50 años en 2022.
El auto es más largo, más ancho, con mayor distancia entre ejes y con el centro de gravedad más bajo que su predecesor, lo que asegura una notable mejora de estabilidad para la exigencia de una conducción agresiva como la que puede pretender su propietario.
La segunda mirada está al abrir la puerta izquierda, que no tiene marco y que es tan grande que la butaca se corre automáticamente hacia atrás para que sea más sencillo sentarse al volante. Al cerrar la puerta, el asiento vuelve a la posición memorizada, y un conocido recurso que por no ser nuevo no hay que dejar de mencionarlo como un detalle muy valioso, el sujetador superior del cinturón de seguridad también se acerca eléctricamente para estar fácilmente al alcance del conductor y una vez conectada la hebilla, vuelve a su posición más retrasada.
El tablero empieza a mostrar esa condición de berlina GT y no tan deportiva. Si bien en el volante está la M por delante y las paletas para hacer los cambios de modo manual por detrás, el diseño es más señorial o al menos no tan deportivo. De hecho, el cuadro de instrumentos lo confirma, y hasta lleva un buen rato entender su configuración para tener una lectura rápida de los parámetros que uno quisiera en un auto performante.
También es discutible este punto, ya que en varios días de uso del auto, no apareció una opción ideal porque tampoco hay demasiadas alternativas de diseño que perfectamente podrían estar en un cuadro 100% digital. Ese es el momento en el que hay que recordar la idea del comienzo, un automóvil que combina parte de un segmento con algo de otro. De todos modos, esto es tan subjetivo como la cantidad de conductores que opinen al respecto.
Pero buscando esa configuración de pantalla, se puede encontrar que más allá de lo visual, además de poder elegir los modos de conducción conocidos en la botonera de la consola, existe la alternativa de cambiar el sonido del escape, y el tipo de caja y la dureza de la dirección, con modos Sport además de la Comfort y Eco Pro.
Entonces si, al poner en marcha el motor 2 litros turbo en arquitectura de 4 cilindros que ofrece la nada despreciable potencia de 258 CV, con un torque de 400 Nm que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente, el auto es lo que parecía ser.
Potencia y respuesta apropiada para el estilo de conducción elegido, una posición de manejo inmejorable, con un ajuste en toda la espalda que parece hecha a medida, y una regulación del volante que deja los brazos en una posición tan cómoda como necesaria para hacer maniobras que requieran movimientos libres y precisos. Sólo se puede decir que es perfecta.
La sensación de ir tan cerca del piso requiere unos kilómetros de marcha para acostumbrar el ojo a la altura de los demás, especialmente en un mundo plagado de SUV y de modelos que no lo son, pero que en su afán de asemejarse, sólo se elevan del piso más allá de lo proyectado originalmente por los diseñadores. Los neumáticos de perfil bajo muestran que todo lo que pisan se siente, pero no transmiten incomodidad alguna al andar.
Un detalle final que vuelve a dejar la sensación de un auto concebido para parecerse a un deportivo más allá de la “M” en los guardabarros delanteros, el remate, los zócalos y el volante. En su equipamiento de seguridad activa tiene Control Dinámico de Estabilidad (DSC), Control Dinámico de Tracción (DTC), y Frenos antibloqueo (ABS), pero no cuenta con asistente de corrector de carril o freno autónomo de emergencia. Eso sí, a nivel de seguridad pasiva, tiene algo inusual como son 8 airbag que protegen a los cuatro pasajeros, porque hay dos frontales y dos laterales para las plazas delanteras y cuatro de cortina para los dos ocupantes de las comodísimas plazas posteriores.
La ausencia de algunos dispositivos de seguridad activa podrían desconcertar algo, especialmente porque es un auto con un precio de 100.000 dólares, salvo por esa interpretación sobre el concepto de un auto con un carácter deportivo pensado para usuarios a los que, si hubiera que representarlos gráficamente, serían los “Gentleman driver” que en tiempos de volantes deportivos de madera y palanca de cambios con selectora en “H”, usarían aquellos los famosos guantes de cuero con los dedos recortados.
Un auto con mucho estilo y mucha personalidad, que se atreve a combinar características diversas para ofrecer placer de conducción sea cual sea la búsqueda de su propietario.
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