Cuando en junio de 2022 Ferrari anunció en el Capital Market Day su política de transformación para el mediano y largo plazo, una de las novedades que más llamó la atención fue la de la fecha de llegada del primer Ferrari eléctrico de la historia, que será en 2025. Pero conjuntamente con el anuncio, también se aseguró que aunque sea eléctrico, ese modelo mantendrá intactas las cualidades que una Ferrari ha tenido y seguirá teniendo aunque en la espalda del conductor ya no haya un V6, un V8 o un V12.
Esa es la esencia que no se negocia. Un auto Ferrari es un vehículo “apasionado como los Tifosi”, que siempre transmite sensaciones deportivas emocionantes a quién empuña el volante. No por nada, cuando presentaron la tercera edición de los Icona, en octubre de 2021, sólo fue para los propietarios de los exclusivos modelos Monza SP1 y SP2, quienes recibieron con la invitación, una miniatura de una selectora en “H”.
Esta semana, durante un debate en la cumbre Future of the Car del Financial Times, Benedetto Vigna, CEO de Ferrari, volvió a hablar de esa esencia de la marca de Maranello al decir cuál es la visión que tienen respecto a la conducción autónoma hacia la que toda la industria está dedicando enormes esfuerzos en I+D y recursos económicos verdaderamente importantes.
“Hay cuatro tipos de software. Hay software de rendimiento, hay software de comodidad, hay software de infoentretenimiento y hay software de conducción autónoma. El último, no nos importa”, señaló Vigna.
Y aunque para muchos fabricantes, la conducción autónoma se relacione directamente con la electrificación de los automóviles, para Ferrari son dos asuntos completamente separados. Es cierto que un auto eléctrico tendrá una plataforma que no sólo estará preparada, sino que ha habrá sido desarrollada para esta tecnología basada en el uso de Inteligencia Artificial, pero la propulsión es una cosa y la conducción es otra.
Las declaraciones de Vigna tiene una conexión invisible con algo que probablemente sólo lo perciban los amantes de autos deportivos como los de Ferrari: el “alma del automóvil”. De hecho, “una Ferrari sin conductor no sería una Ferrari en absoluto”, según cree el ejecutivo, que es CEO de la compañía italiana desde el 9 de junio de 2021.
Es importante destacar que Ferrari es dueña de sí misma y su destino, ya que no fue parte de la fusión de FCA y PSA que dio lugar a Stellantis en 2021. Si bien eso le da la libertad de tomar este tipo de decisiones a nivel tecnológico, también les impide contar con los desarrollos que el grupo está realizando sobre plataformas de movilidad eléctrica.
Y así como Ferrari es única en otros aspectos, también lo es en este, ya que el resto de los fabricantes de automóviles deportivos de alto rendimiento en serie, son parte de una OEM (Original Equipment Manufaturer). El caso más emblemático es el del Volkswagen Group, que es propietario de Porsche, Lamborghini y Bugatti-Rimac. Estas marcas podrían crear vehículos autónomos o disponer al menos de la tecnología de la casa matriz para tenerlos con menores costos y tiempos de desarrollo.
Pero Ferrari también ha sido históricamente una marca que se ha provisto de sus propios departamentos de ingeniería, sin recurrir a proveedores externos de partes vitales de un automóvil, con lo cual, no tener acceso a tecnología de otras marcas, no debería ser un problema sino en todo caso, mantenerse apegados a una tradición.
Vigna aseguró que la compañía tiene la inteligencia de software necesaria internamente para fabricar sus vehículos eléctricos, aunque agregó que el grupo también había hecho las asociaciones necesarias con los desarrolladores de baterías para producir un vehículo eléctrico antes de la fecha límite de 2025.
Seguir leyendo