En la madrugada de este miércoles, cuando ya era media mañana del jueves en Japón, el ambiente de la Fórmula 1 se sacudió con el anuncio de Honda en su país, confirmando que regresará como proveedor de motores oficiales a partir del año 2026, cuando la máxima categoría del automovilismo mundial, cambie su actual configuración de motores híbridos, por una con mayor potencia y utilización de e-fuels como combustible.
Para los desprevenidos que han visto a Max Verstappen consagrarse bicampeón mundial en los últimos dos años con las insignias de la marca japonesa en su Red Bull, hay que explicar que eso ocurrió sólo con el primer título del neerlandés, ya que para el año pasado esos mismos motores se llamaron RBP (Red Bull Powertrain), puesto que Honda, en una decisión apresurada tomada en octubre de 2020, había anunciado que una vez que terminara 2021 ya no estaría en la Fórmula 1.
Cuando el éxito de Verstappen fue una constante y se avecinaban más consagraciones, los japoneses intentaron volver, pero Red Bull ya no estaba interesado, había enfocado sus objetivos hacia Ford y Honda quedó simplemente como el proveedor de motores por los que cobra sus servicios. La tecnología sigue siendo de su propiedad y eso lo saben todos, y como en la Fórmula 1 “el que no corre vuela”, el multimillonario Lawrence Stroll hizo los movimientos correctos y se aseguró que Honda comience a desarrollar los nuevos motores para 2026 y se asocie con Aston Martin para proveerlo cuando termine la actual reglamentación.
Hasta ahí podría decirse que es una noticia únicamente del ámbito deportivo, ya que lo curioso del tema es que algunos modelos de Aston Martin de calle seguirán teniendo motores Mercedes-Benz en sus modelos de calle. Así lo aseguró en el anuncio de hoy, el CEO de tecnologías de rendimiento del equipo, Martin Whitmarsh.
“Aston Martin Lagonda es una empresa pública, uno de sus accionistas es Mercedes-Benz (tiene una participación de aproximadamente el 9,7% en Aston Martin) y una proporción significativa de sus unidades de potencia para los autos de calle proviene de Mercedes-Benz”, explicó Whitmarsh.
“Eso está planeado para continuar. Estamos enfocados exclusivamente en las actividades de carreras y hemos elegido asociarnos con Honda para ganar en la Fórmula Uno con ellos, pero Aston Martin Lagonda continuará desarrollando su propia estrategia”, aseguró.
Aston Martin-Honda suena extraño. Tanto como podría percibirse una Ferrari con un motor Chevrolet o Ford, o un Toyota con un motor Peugeot. Las combinaciones parecen no ser compatibles, porque más allá de los Joint Venture que el mundo globalizado tiene en una industria tan compleja como la automotriz. Cualquiera de esas mezclas, envían mensajes contradictorios.
Además, este no es caso de una típica asociación tecnológica de un equipo de Fórmula 1 como McLaren o Williams, o incluso el propio Red Bull, con un proveedor de motores. El acuerdo de Aston Martin con Honda llevará a ambas marcas a promocionar la tecnología de otro fabricante que también hace autos de calle, y aunque uno produzca modelos deportivos exclusivos y el otro produzca automóviles más generalistas, Honda también hace autos deportivos específicos y en ese punto, los caminos se tocan. ¿Quién será el padre de las victorias? ¿El chasis de Aston Martin y el motor de Honda? O peor aún, ¿Quién será el padre de una eventual derrota?
De todos modos, esta no es la primera vez que coinciden Honda y Aston Martin en un mismo auto de Fórmula 1. Y fue justamente Red Bull el que mostró su monoplaza con los logos de ambas marcas al mismo tiempo. Ocurrió en 2019, justo antes que Stroll comprara las acciones del equipo Force India de F1 y el paquete accionario mayoritario de Aston Martin. Hasta ese momento, la marca inglesa de autos deportivos era socio estratégico de Red Bull para producir hypercars de calle, y los motores del Fórmula 1 ya eran de Honda. Cuando Stroll llevó a Aston Martin a competir nuevamente, la marca de bebida energizantes quedó afuera de la ecuación.
Es cierto que hoy existen combinaciones tan extrañas como las que puede ofrecer Stellantis, que unió los grupos PSA y FCA bajo un mismo paraguas, o la alianza Renault-Nissan, y tantas otras. Pero aunque sean vehículos con componentes que provienen de otras marcas de sus propios grupos, rara vez se levanta el capó de un auto y se encuentra el logotipo de otra marca en la tapa plástica que cubre el impulsor.
Se trata del nuevo escenario en el que se mueve prácticamente toda la industria automotriz en general, y sobre el cual los voceros insisten cada vez con mayor frecuencia. El automóvil ya no es sólo un medio de transporte para ir de un punto A hasta un punto B. Es una plataforma de servicios para el usuario, en la que además del traslado que proporcionan, también hay conectividad, tecnología y sustentabilidad para el medioambiente por sus trenes motrices eléctricos.
Entonces, así como ha aparecido Sony para asociarse con Honda en el desarrollo de un auto que pretende terminar siendo autónomo de nivel 5 en el futuro, también ha aparecido Aston Martin asociándose con los japoneses para correr en Fórmula 1. Y lo que debería parecer una rareza, es en realidad una normalidad que a nadie sorprende.
Habrá marcas que intentarán mantenerse fieles a su propia tecnología un tiempo más, pero el día que todos los motores sean eléctricos, si es que eso finalmente ocurre, probablemente los usuarios compren un vehículo por su equipamiento y por su diseño, porque la mecánica será cosa del pasado. En realidad, lo que se debe preguntar aquel al que la asociación de Honda con Aston Martin le “haga ruido”, es si es el mundo el que está equivocado o es uno mismo.
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