Cuando de autos se trata, algunas notas hablan de datos, otras de sensaciones. La de la nueva Toyota Hilux GR-Sport es una de estas últimas, porque es un vehículo concebido con esa idea, transmitir sensaciones a quien se sienta al volante.
Nació como un desarrollo conjunto entre los departamentos de ingeniería de Toyota Argentina, Australia, Tailandia y Japón. Es la cuarta generación de un producto que ofrece a los usuarios una alternativa deportiva que mantenga el principio “fan to drive” que la marca promueve a nivel mundial.
Pero a diferencia de las versiones anteriores, la GR-Sport IV va un poco más allá y ha requerido un trabajo de rediseño mucho más profundo para obtener mejores desempeños dinámicos referidos a lo que la industria denomina como “handling”, que no es otra cosa que la manejabilidad. En otras palabras, a las prestaciones de la suspensión, la dirección y el freno, más que al motor en sí mismo.
Lo interesante de esta historia, es que ese ha sido el trabajo específico que le tocó desarrollar a los ingenieros argentinos de Toyota, de modo que lo que se siente en Zárate respecto a esta nueva generación de la pick-up más vendida del mercado, es el orgullo de un trabajo que trasciende al mundo.
La primera gran modificación que se hizo fue el aumento de la trocha en ambos trenes. De cada lado se ganaron 70 mm, por lo que hay 14 cm más de trocha total. Esto no se ganó con separadores, sino con un rediseño de los elementos de suspensión, con parrillas superior e inferior más largas y una barra estabilizadora tubular más liviana y larga. Además, se cambió la inclinación de los amortiguadores, lo que cambia considerablemente la estabilidad.
En la parte trasera el trabajo fue más profundo aún, ya que además de un nuevo eje construido con caños de sección cuadrada, se hicieron los nuevos anclajes superiores de los amortiguadores por fuera de los largueros del chasis, lo que significó crear una estructura externa para tal fin.
Yendo al diseño del frente, más allá del ancho, la Hilux GR-S de cuarta generación ha ganado 20 mm más de despeje del suelo, y ha mejorado el ángulo de ataque para pendientes, pasando de 28,5° a 30,1°. Aunque parezca poco, esa diferencia, complementada con el mayor despeje, genera una ventaja apreciable.
A nivel estético, la parrilla con la palabra Toyota en lugar del logo, una grilla diferente, el emblema GR y la nueva ubicación más elevada del radar en el centro de la parrilla, son dos diferencias notables a simple vista. Pero además se adopta un refuerzo en los bajos del paragolpes, acorde a una exigencia más deportiva como la que permite esta versión, y se abrieron dos branquias en los extremos del paragolpes delantero.
Estas entradas de aire generan una mejor penetración aerodinámica ya que la salida es sobre la cara exterior de las llantas, con lo que se corta una turbulencia habitual en este tipo de vehículos causada por la rueda dentro del guardabarros. Complementariamente con ese efecto, las llantas de nuevo diseño tienen una sección plana en el borde cercano a la cubierta, para que esa corriente laminar del aire vaya directamente hacia las puertas.
Lateralmente, llaman la atención los guardabarros ensanchados y lo que comúnmente se denomina barra de San Antonio, que en esta ocasión lleva el nombre de Aero Sport Bar, con un diseño fuera de lo común que hasta puede parecer algo grosero, pero que al mirar en detalle explica su funcionalidad. Efectivamente, no es una jaula protectora, sino un canalizador de aire que encauza el flujo que va por encima del techo, de modo de no generar la conocida turbulencia sobre la caja de carga, sino llevar el viento más limpio hacia el remate del vehículo.
A nivel prestacional, el conocido motor 2.8 de cuatro cilindros turbodiésel ha tenido una evolución menor que la carrocería y las suspensiones. Si bien en comparación con el mismo impulsor de la Hilux SRX hay un 10% más de potencia que llega hasta los 224 CV y otro tanto del torque, que es de 550 Nm, estos valores son los mismos que ya tenía la Gazoo Racing Sport de tercera generación.
Sin embargo, en esta nueva versión aparecen finalmente los esperados discos de freno traseros que eran algo pendiente; no mejora el poder frenante en sí, sino la estabilidad térmica que requiere una conducción más exigente como la que se supone que tendrá este modelo.
En respuesta a la dirección rápida a la dirección y la velocidad, el último gran avance de la GR-S IV está en los amortiguadores, que ahora son monotubo, con un pistón de mayor diámetro, y con la ventaja de evitar que se mezclen el gas y el aceite con el que funcionan, lo que permite que la respuesta sea más rápida en expansión, y por lo tanto transmita mucho menos las vibraciones de caminos muy irregulares a la carrocería.
Por último, queda abrir la puerta y sentarse en la butaca del conductor. El aspecto deportivo se percibe a simple vista, con asientos de cuero de excelente sujeción que incorporan el logo GR bordado, decoración deportiva en la que se combina el negro, el rojo y la textura de fibra de carbono en el tablero, la pedalera de aluminio perforado, y volante de cuero con costura roja, logo GR en la base y las paletas posteriores para hacer el cambio de marchas de modo manual sin sacar las manos del mismo. El cuadro de instrumentos también está sintonizado con el diseño deportivo de la marca Gazoo Racing, al igual que la pantalla táctil central de 9 pulgadas.
La conclusión es la esperada. Una camioneta deportiva que reacciona como tal, incluso mejor aún con el modo de conducción Sport que arrima los cambios cuando se usa la caja automática y no las paletas del volante. Tiene ese “handling” que se buscaba, responde a los cambios de dirección con mucha precisión, algo difícil de conseguir en una pick-up por el solo hecho de ser tal, tiene su centro de gravedad tan alto como lo necesita para pasar obstáculos en terrenos como los que recorrerá.
No es puro motor, sino todo lo contrario. De hecho, su desempeño dinámico podía soportar más potencia, pero los casi 225 CV que ofrece se aprovechan perfectamente. Está en el gusto del usuario tomar esta alternativa para divertirse conduciendo una pick-up capaz ofrecer respuesta rápida o potencia desmedida. En el mercado hay opciones para cada uno, pero lo interesante de la Hilux GR-S IV es que, conceptualmente, tiene el ADN de un auto de carreras de rally y raids.
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