Esta época del año, cuando el frío ya se siente fuerte por las mañanas aunque después el calor del sol todavía permita que tengamos días agradables, entrar al auto a primera hora suele generar que nos frotemos las manos, hagamos “casita” y respiremos adentro, y encendamos la calefacción para templar el habitáculo. Al motor le pasa exactamente lo mismo y no todos sabemos cómo cuidarlo.
Así como el cuerpo humano funciona bien si está entre los 36,5° C y 37,5° C, el auto también necesita que sus componentes mecánicos trabajen dentro de ciertos parámetros de temperatura, que son cercanos a los 90° C. Por esa razón, cuando hace frío, es recomendable poner en marcha el motor, y sin acelerarlo, dejar que funcione por algunos segundos, al menos 30 o hasta 1 minuto si la temperatura es muy baja, antes de poner primera y empezar a rodar.
Pero más allá de ese cuidado elemental, el motor debe mantener la temperatura correcta la mayor cantidad de tiempo posible para tener la durabilidad y el funcionamiento adecuado. Y para eso, históricamente existieron dos productos que se colocaban en el radiador de refrigeración, dependiendo de las circunstancias: el líquido refrigerante y el anticongelante.
Pero, la evolución de la tecnología los ha unificado hace algunos años ya, y es muy raro encontrar un líquido refrigerante que no tenga propiedades también de anticongelante. La propiedad esencial de este tipo de fluidos químicos es que tienen una amplia variedad de temperaturas de funcionamiento, y pueden ir desde menos de 0° C hasta los 140° C cumpliendo la función de absorber la temperatura de todos los conductos por los que pasa en su recorrido por el sistema de refrigeración del motor de un automóvil.
El efecto que causa ese trabajo de absorción es mantener la temperatura de los metales en el rango apropiado de funcionamiento, porque los recalentamientos y el óxido son los dos grandes males que afectan la vida útil de los impulsores térmicos.
Distintos colores de líquido refrigerante
Los colores de cada líquido refrigerante no son una cuestión de marketing sino un código de composición. Por eso es importante saber de qué se trata cada uno.
El líquido de color azul es el más potente, ya que tiene un 50% de etilenglicol, que comprende temperaturas entre los -37° C y los 108° C.
El color rosado es el intermedio, con un rango de uso de entre -12,5° C y 103° C.
Finalmente, el que menor tolerancia a las temperaturas extremas tiene es el líquido de color verde, y por lo tanto es el menos recomendable para regiones donde hace mucho calor en verano o mucho frío en invierno. El rango de trabajo de esta variedad es de -4° C hasta los 102° C.
Líquidos refrigerantes orgánicos e inorgánicos
También hay una distinción entre líquidos refrigerantes orgánicos e inorgánicos. Si bien los dos tienen como componente principal el etilenglicol, la diferencia radica en utilizar diferentes sustancias para inhibir la corrosión. Los líquidos refrigerantes orgánicos son biodegradables, resisten hasta -40° C y conservan sus propiedades por más tiempo, mientras que los inorgánicos utilizan compuestos como el silicato, que se degradan a través del tiempo, por lo tanto deben ser renovados con mayor frecuencia.
En el caso de los orgánicos, la propiedad de ser biodegradables, además de contribuir con el medio ambiente, también ayuda a reducir residuos que pueden ser reciclados con el paso del tiempo. Otra de sus funciones esenciales es evitar la congelación a más baja temperatura ya que tolera hasta los -40° C. Es muy importante que no se combinen una parte de anticongelante orgánico y una parte de inorgánico, ya que no son compatibles
Muchas personas combinan el líquido refrigerante con agua destilada, por una cuestión de costos y por el mito que se ha creado respecto a que todo el circuito de refrigeración no debe tener un líquido de esas propiedades. Eso es falso. Los automóviles funcionan mejor con la totalidad de los fluidos de refrigeración diseñados para tal fin. La combinación con agua destilada es posible, no causará problemas, salvo ante temperaturas extremas, cuando tendrá menos poder térmico, pero nunca se debe mezclar el líquido refrigerante con agua común, porque oxidará partes, se hervirá con alta temperatura y se congelará si esta es muy baja.
Por último, el mantenimiento. Si el sistema de refrigeración no tiene fugas, el nivel no debería variar, pero siempre es recomendable verificar tanto la temperatura del motor que se indica en el cuadro de instrumentos, como la del recipiente estanco en el que se carga el circuito, que es plástico, suele ser de color blanco o beige con cierta transparencia que permite comprobar el nivel. El líquido refrigerante debe estar siempre entre las líneas de mínimo y máximo, ni por debajo de la primera ni por encima de la última.
Por las propiedades anticorrosivas y la de la propia absorción de calor extremo, la vida útil de este compuesto químico es limitada, y es recomendable reemplazarlo completamente cuando se hayan cumplido 40.000 kilómetros de uso del motor o en su defecto un tiempo máximo de 2 años.
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