En el revolucionado mundo actual del automóvil, donde la sustentabilidad corre su carrera a la par de la conectividad como dos pilares de la próxima generación de vehículos, hay un tema que divide opiniones claramente diferenciadas. Están quienes creen que el futuro es únicamente eléctrico, y aquellos que proponen una o varias formas de propulsión diferentes.
Nadie tiene la verdad absoluta, no hay un acertado y un equivocado, así como no lo hay en el debate respecto a si los cambios de marcha manuales y secuenciales deben hacerse tirando de la palanca hacia atrás o empujándola hacia adelante para subir de marchas.
Pero en el caso de la movilidad, sí habrá algún día un veredicto, tanto sea por comprobar que otras tecnologías no hayan funcionado o que la electricidad no haya podido abastecer a todo parque automotor mundial bajando las emisiones contaminantes.
Europa ya ha dicho que en 2035 no se podrán fabricar automóviles con motores de combustión interna que utilicen gasolina derivada del petróleo. Algunos estados norteamericanos están en el mismo camino. Alemania consiguió que se aprueben los combustibles sintéticos para autos que se fabriquen después de mitad de la próxima década con motores térmicos. Sus opositores, casi todos los países de la Unión Europea salvo Italia y otras cuatro naciones del este del continente, han tomado esta actitud de los germanos casi como un boicot. Pero Alemania e Italia no han sido los únicos que pensaron en los autos con motores a gasolina que seguirán circulando por las calles después de 2035.
La Federación Internacional del Automóvil (FIA) es el organismo que regula las competencias automovilísticas en todo el mundo, así como la FIFA lo es en el fútbol. En 2021 anunciaron que el Campeonato Mundial de Fórmula 1 impulsaría sus motores con combustible sintético a partir de 2026, y que ellos mismos harían el desarrollo de ese carburante. Dos años después, con la experimentación en prototipos que se han hecho, la propia FIA anuncia que está “trabajando en regulaciones e investigaciones en todos nuestros campeonatos mundiales, desde Fórmula 1 hasta Fórmula E, WEC y WRC, para garantizar que funcionen con energía sostenible para 2026. Este trabajo cambiará las reglas del juego para las soluciones de transporte global”.
La comunicación que ha lanzado la Fórmula Uno este lunes, ofrece una detallada explicación respecto a cómo será este proceso.
“Estamos trabajando con los principales fabricantes de combustible en F1 para desarrollar un combustible directo 100% sostenible, que se introducirá con el motor híbrido de próxima generación en 2026″, comienza diciendo el texto que acompaña un desarrollo visual en video.
“Pero, ¿qué es el combustible sostenible? ¿Cómo se hace y cómo podría afectarte?”, se preguntan interpretando a los consumidores.
“Nuestro combustible será sostenible porque no se sumará a la cantidad total de carbono en la atmósfera, pero aún podrá impulsar los 1.500 millones de automóviles y camiones del mundo, mantener en funcionamiento una gran red logística y trabajar con la infraestructura existente en todo el mundo.”
“Para hacerlo, comenzaremos por extraer carbono de las fuentes responsables existentes. Podría provenir de biomasa no alimentaria o desechos domésticos, que pueden reaccionar a temperaturas superiores a los 700 grados para convertirlos en gas, o incluso capturarlos como dióxido de carbono directamente de la atmósfera misma. Luego, estos gases se someterán a una serie de reacciones químicas complicadas para convertirlos en hidrocarburos líquidos o combustible sintético”.
Pero lo interesante de esta explicación, que tiene la misma argumentación esgrimida por Alemania, especialmente Porsche, para lograr su aprobación más allá de 2035 está relacionada con el efecto que causarán estos combustibles.
“Y debido a que quitaremos tanto carbono del medio ambiente como el que devolveremos cuando se use en nuestros motores, los niveles generales de carbono permanecerán iguales y el nuevo combustible será neutral en carbono”, dicen desde la F1.
“Este nuevo combustible no sólo ayudará a la F1 a alcanzar su ambicioso objetivo de ser cero carbono neto para 2030. Podría tener un gran impacto positivo que todos tenemos en nuestra vida cotidiana. Lo llamamos drop-in porque se puede usar en su automóvil de carretera actual. Nos permitirá seguir conduciendo sin construir coches nuevos ni hacer modificaciones costosas, y también utilizará las redes de distribución existentes. Por lo tanto, estos combustibles sostenibles pueden tener un gran impacto en todas nuestras vidas, reduciendo el carbono que sale de nuestros coches, ayudando a la F1 a alcanzar sus objetivos de cero emisiones netas de carbono y dirigiéndonos a todos en el camino hacia un futuro más sostenible.”
El mensaje es claro, pero visto en perspectiva, es más que sólo un anuncio de buenas intenciones y nada más. En los campeonatos de la FIA, incluyendo Fórmula 1, pero también el Rally y el de Endurance, casi todas las grandes marcas están involucradas.
Mercedes, Ferrari, Honda, Renault compiten actualmente en la máxima categoría. A ellos se sumarán Audi y Ford para 2026. Gracias a su participación en el Campeonato Mundial de Rally se suman también Toyota y Hyundai, y por ser parte del Mundial de Resistencia, entran a la lista Peugeot, Porsche, BMW, Lamborghini y General Motors a través de Cadillac.
Si todas estas marcas están involucrados en estos programas de carreras es porque desarrollarán motores propulsados con combustibles sintéticos para competir. Entonces, difícilmente pueda pensarse que esa experiencia no sea trasladada después a los autos de calle. ¿De otro modo, qué sentido tendría competir con autos que no representan la tecnología que llega a los usuarios?
Adicionalmente, Aramco, la petrolera saudí que produce la mayor cantidad de combustible fósil actualmente en el mundo, es la principal involucrada en este proyecto del combustible sintético, del cual participan también otras de la magnitud de Mobil, Shell y Total. Sólo es cuestión de dar un paso hacia atrás, alejarse del árbol y ver el bosque completo.
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