Hace casi dos años, cuando se presentó por primera vez el Plan Fit for 55 por parte de la Comisión Europea, en el que se proponía una fuerte reducción de emisiones de la industria automotriz para 2030, y la ya conocida medida de prohibir la fabricación de autos nuevos con motores de combustión interna desde 2035, el Ministro de Asuntos Económicos Bávaros, Desarrollo Regional y Energía, Hubert Aiwanger, dijo que “Baviera no debe ser el segundo Detroit”.
Y es que Detroit, como capital de la industria automotriz norteamericana, padeció una grave crisis social cuando la producción de automóviles cayó desde su época de mayor esplendor en los años 50, cuando directa o indirectamente, más de 1,2 millones de personas vivían de la fabricación de autos. Hoy, es una de las ciudades con mayor cantidad de edificios vacíos, incluyendo viejas fábricas, pero también muchas torres de departamentos. Se calcula que actualmente, hay unas 70.000 propiedades abandonadas en la ciudad del estado de Michigan, donde llegaron a vivir 2 millones de habitantes y hoy solo hay 650.000.
La frase del político alemán encerraba la profunda preocupación que puede sentir quien tiene la responsabilidad de dirigir la economía de un estado netamente industrial como este, donde están las fábricas de BMW, Audi y Man en Alemania, al vislumbrar un cambio de escenario que puede generar grandes problemas sociales.
El mismo pensamiento tuvo y expresó en reiteradas oportunidades Akio Toyoda, CEO de Toyota Motor Corporation, cuando alertaba acerca de un grave problema social que podría causar un abrupto cambio en la tecnología de la industria automotriz mundial hacia la movilidad eléctrica en desmedro de los motores térmicos actuales.
Desde su punto de vista, cada uno estaba diciendo que fabricar autos eléctricos insume mucha menos infraestructura y por lo tanto podría generarse un alto grado de desempleo en el rubro si ese cambio no se hace con la debida cautela que requiere enfrentar un cambio casi obligado, sin generar una crisis de igual o mayor magnitud a nivel social.
Pero la política siguió adelante con su decisión, el Parlamento Europeo aprobó la nueva ley y la reglamentará en las próximas semanas, con lo cual el escenario sigue siendo el mismo y las preocupaciones también. De hecho, Ford Europa acaba de confirmar que 3.800 operarios se quedarán sin su trabajo ante la reestructuración que la marca ha hecho a nivel global, como parte del inicio de una mayor producción de autos eléctricos.
Esta noticia no ha hecho otra cosa que alimentar aún más la incertidumbre para los empleados de las plantas de producción de todas las marcas, y Volkswagen ha decidido tomar una actitud proactiva a esa situación, hablando directamente del tema con su personal, y proponiendo un ejercicio interesante al respecto.
Lo que han pensado es crear una serie de “salas de escape” para ayudar a los empleados a lidiar con la ansiedad por el cambio hacia los autos eléctricos y la electrificación en general de la industria del automóvil. En estos espacios, los operarios tienen la misión de resolver acertijos relacionados con la electricidad y la tecnología de baterías para encontrar pistas que les permitan pasar a la siguiente habitación.
Estas salas han recibido el nombre de eMotionRoom, y están por ahora instaladas únicamente en la sede de Wolfsburg, donde unos 22.000 trabajadores deberán hacer el cambio de tareas que están acostumbrados desde hacer décadas para comenzar a producir autos eléctricos. Los primeros son unos 1.200 empleados, que tienen asignado trabajar en el modelo eléctrico ID.3 que comenzará la producción durante la segunda mitad de este año.
Los propios trabajadores han sido los encargados de diseñar y construir estas eMotionRoom, como parte del proceso para normalizar la tecnología que viene. “Este es un elemento fundamental en el proceso de llevar a los trabajadores al mundo de la movilidad eléctrica”, dijo Gunnar Kilian, jefe de recursos humanos de VW. “Para muchos, es algo totalmente nuevo que el motor de combustión ya no estará allí y tenemos que capacitar a las personas para un entorno de alto voltaje”.
La experiencia se hace en equipos de cuatro personas, quienes deben superar las dificultades propuestas por los programadores, moviéndose en espacios temáticos sobre electricidad y tecnología de baterías. Todo empieza en una sala ambientada en 1860 y termina en escenarios actuales y futuros que requieren habilidades tecnológicas para descifrar códigos y encontrar pistas.
VW está invirtiendo 460 millones de euros a principios de 2025 para remodelar la planta de Wolfsburg para la producción de vehículos eléctricos, la mayoría destinada a las instalaciones de fabricación y el resto a la calificación de la fuerza laboral.
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