En el mundo de los fabricantes occidentales, Tesla baja los precios de sus autos rompiendo una suerte de equilibrio que había en el mercado de autos eléctricos; Ford responde con una medida similar aunque no tan profunda; Volkswagen dice que no seguirá ese camino; y Renault protesta porque la actitud de Elon Musk pone en jaque a los fabricantes generalistas que inician el camino de la electrificación.
En Asia, Akio Toyoda, nieto del fundador y actual CEO de Toyota anuncia su retiro diciendo que deja paso a mentes más jóvenes que impulsan la electrificación más rápidamente que su gestión; mientras tanto, Pham Nhat Vuong, el magnate dueño de Vinfast anuncia que no invertirá más dinero en sostener la primera marca global de autos de Vietnam, y que desde ahora la compañía se debe solventar por sí misma.
A nivel político, el Parlamento Europeo vota a favor de la prohibición de motores que no sean neutrales de carbono para 2035, dejando abierta la puerta para combustibles de hidrógeno o sintéticos; Italia dice que prohibir los autos con motores térmicos desde 2035 es jugar para los autos chinos; Noruega comienza el año cobrando 25% de IVA a los autos eléctricos que hasta diciembre no pagaban el impuesto y las ventas de autos nuevos caen a valores de 1960.
El mundo del automóvil está convulsionado como nunca antes, y aunque hay muchas proyecciones que permiten visualizar el escenario con ciertas variables relativamente certeras, también hay mucha incertidumbre. Sin ir más lejos, esta semana Ford reconoció que su sistema de producción no es eficiente y debe hacer cambios. Y que parte de esos cambios incluyeron despedir casi 4.000 operarios en Europa, porque la electrificación de sus productos requiere otra estructura.
“Hay significativamente menos trabajo por hacer en los trenes de transmisión que salen de los motores de combustión. Nos estamos moviendo hacia un mundo con menos plataformas globales donde se necesita menos trabajo de ingeniería. Es por eso que tenemos que hacer los ajustes”, explicó el Jefe de vehículos eléctricos (EV) de pasajeros europeos y jefe de Ford Alemania, Martin Sander.
Por su parte, Bill Ford, Presidente de Ford Motor Co, ha confesado una semana atrás, que “probablemente nos enfocamos tanto en el futuro que tal vez nos desviamos un poco del presente”, en referencia a que la compañía no pudo cumplir con los objetivos del cuarto trimestre de 2022.
Y si le pasa a una de las compañías más grandes de la historia, acostumbrada a vaivenes de este tipo cíclicamente como le sucede y sucederá a otras marcas, pero acaso afectado aún más porque la movilidad eléctrica efectivamente ha dado las cartas de nuevo y son distintas a las conocidas, no se puede esperar menos de compañías nuevas, las conocidas startups, que intentan asomar entre las grandes OEM (Original Equipment Manufacturer), pero sin el respaldo financiero de más de 100 años de producción.
El caso de las dos empresas que apuntaron su objetivo a recuperar la idea de un auto solar como la más pura de todas las movilidades que pudieran existir en el mundo, es singular y, por cierto, decepcionante.
Se trata de la neerlandesa Lightyear, empresa que creó en 2019 el automóvil de lujo que combinaba un motor eléctrico y una batería, con una gran superficie de paneles solares para generar la electricidad que lo propulsara; y la alemana Sono Motors, que intentó producir un vehículo con el mismo concepto llamado Sono Sion, aunque pensado para un público mucho más masivo, ya que en lugar de producir una berlina de 200.000 euros como el producto de Países Bajos, diseñaron un SUV compacto lleno de membranas flexibles en toda su carrocería, para captar energía fotovoltaica que cargue su batería.
Ambos proyectos son serios y están muy bien desarrollados, pero aunque todo parecía encaminado a que en 2022 pudieran comenzar la fase de producción en serie sostenidamente, se encuentran detenidos por falta de financiación.
En el caso de Lightyear, el escenario es más preocupante aún, porque tras anunciar en el CES Las Vegas, en enero pasado, que lanzarían prontamente el Lightyear 2, un sedán de acceso a esa tecnología que pudiera costar cerca de 40.000 euros, un par de semanas más tarde presentaron quiebra y ahora un banco neerlandés controla las operaciones de liquidación de sus activos. La producción del Lightyear 0, en la fábrica finlandesa de Valmet, había comenzado y debió ser interrumpida pocos días después.
Para los alemanes de Sono Motors, el Sono Sion ya dio la vuelta al mundo, presentándose incluso en Estados Unidos, pero a finales de enero anunciaron que era necesario comenzar una campaña de inversores que recaudaran 100 millones de dólares para poder continuar el desarrollo y comenzar la fabricación. Esa campaña llamada “SaveSion” se mantendría por 50 días, durante los cuales debían recaudar el equivalente a 3.500 automóviles. Pero llegó el plazo de cierre y solo habían sumado 1.682 autos, con lo que han extendido otros 30 días el plazo para tomar una decisión.
El auto eléctrico es menos costoso y complejo que el auto con motor de combustión interna, pero en un escenario tan cambiante y lleno de sorpresas, quizás los proyectos nuevos, por buenos que sean, no tienen lugar para crecer tan fácilmente.
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