Hasta hace apenas dos meses, Noruega era vista como el ejemplo perfecto de una nación que impulsaba fuertemente la descarbonización del medioambiente a través de sus políticas fiscales. Los números eran incontrastables e indiscutibles, con una cuota del mercado del 64,5% de autos eléctricos en 2021 y su aumento al 79,3% en 2022, se había logrado que 8 de cada 10 noruegos eligieran la tecnología de un auto propulsado a baterías contra quiénes preferían todavía uno con motor térmico de gasolina derivada del petróleo.
La razón estaba claramente explicada con el régimen impositivo que el gobierno tenía para la compra de automóviles, ya que mientras un auto con motor de combustión interna pagaba 25% de IVA, uno eléctrico no pagaba absolutamente nada de ese mismo impuesto. El caso era que comprar un auto eléctrico podía costar más barato que uno similar o incluso menos equipado con motor térmico, y así fue como los números llegaron a valores insólitos de ventas para los EV, por los cuales un Toyota Corolla GR costaba apenas unos 2.000 euros más barato que un Tesla Model 3.
Así, en 2022, los 10 autos 0 kilómetro más vendidos en Noruega fueron todos vehículos eléctricos:
El que arrasó las operaciones fue el Tesla Model Y con 17.356 unidades, seguido por el Volkswagen ID.4 con 11.561, el Skoda Enyaq con 7.133 vehículos, el BMW iX con 6.127, mientras que el quinto automóvil fue el Volvo XC40, que si bien vendió 5.507 autos, 5.279 eran vehículos eléctricos ya que ese modelo ofrece ambas propulsiones. Después quedaron en sexto puesto la coreana Hyundai, con 5.044 unidades de su nuevo IONIQ 5, Audi con 4.928 unidades del Q4 e-tron y 4.740 del e-tron, la sueca Polestar con 4.692 autos de su modelo Polestar 2, y Ford con 4.226 autos del modelo Mustang Mach-E.
Pero así como hasta diciembre de 2022, el crecimiento fue sorprendente y ejemplar de una política que se jactaba de estar cercana a lograr que en 2025 el 100% de los autos nuevos en el país fueran eléctricos, la recaudación de impuestos por operaciones de compra de automóviles cayó estrepitosamente también, y se estima que se dejaron de recaudar 1.878 millones de euros.
Así fue como el nuevo gobierno Laborista Socialista que asumió en septiembre de 2021, tras dos períodos consecutivos de los conservadores en el gobierno, mantuvo el régimen impositivo el primer año, todavía bajo los efectos de la pandemia, pero tomó la decisión de generar nuevos impuestos para el presupuesto de 2023. Entre estos impuestos, se suprimió el beneficio de los autos eléctricos que tengan un valor superior a las 500.000 coronas noruegas (NOK), que equivalen a unos 45.500 euros. Como es sabido, la mayoría de los autos eléctricos tienen un costo superior a ese monto, por lo tanto, no hay tantas opciones de buen equipamiento y casi todas son de las versiones más básicas, que no paguen el 25% de IVA sobre su precio oficial.
Por si esto no fuera suficiente, al IVA que deben pagar, se suma ahora también un impuesto al peso, que grava con 12,5 coronas noruegas o su equivalente de 1,12 euros por cada kilogramo que supere los 500 Kilos iniciales de cada auto. Esto vale para todos los autos, pero penaliza más a los eléctricos de alta gama (dueños de grandes baterías) y a los híbridos enchufables, puesto que al peso del motor de combustión interna deben sumar el de sus baterías bastante pesadas, de entre 300 y 350 kilos.
Como la medida se decidió en octubre, los concesionarios de todas las marcas se apresuraron a patentar autos que ni siquiera tenían vendidos todavía, especulando con que los consumidores correrían a cerrar operaciones antes de fin de año. Y tuvieron éxito, porque las ventas subieron 27,8% en noviembre y se dispararon 92% en diciembre, adelantándose al “impuestazo”. Por consecuencia, el mes de enero de 2023 fue tan malo en ventas de autos en el país, que solo se puede comparar con las cifras de 1961, ya que solo se vendieron 1.860 autos contra 39.497 un mes atrás.
“Los compradores de automóviles no pueden soportar más sorpresas como el impuesto al peso que recibimos el otoño pasado. Por el contrario, los políticos en el presupuesto nacional revisado deben estar preparados para hacer ajustes para garantizar que la proporción de autos eléctricos siga siendo alta”, dijo Christina Bu, secretaria general de la Asociación de Vehículos Eléctricos.
En enero, en la lista de los diez autos más vendidos en Noruega, otra vez aparecieron los vehículos con motores de combustión interna. Si bien es leve, la variación se ha notado, ya que el Toyota Yaris fue el segundo más vendido detrás del Volkwagen ID.4, el Volkswagen Caravelle (un furgón tipo Transporter) fue el 7mo y el Volvo XC60 ocupó el décimo puesto en la lista.
En febrero se podrá hacer una comparación más aproximada a la realidad tal vez, porque aunque todos los automóviles pagarán el mismo IVA y el mismo impuesto por kilogramo, los autos eléctricos y los PHEV tendrán un precio mayor a causa de las baterías.
Los autos eléctricos son actualmente el 20,9% de todos los automóviles de pasajeros en Noruega, y la infraestructura de carga sigue creciendo más que en ningún otro país europeo. Solo en 2022 se establecieron 1.500 nuevos cargadores rápidos, con más de 5.600 en todo el país. Pero esa infraestructura es costosa, y si bien Noruega está pasando un momento de abundancia por ser el proveedor más importante de petróleo y gas para todo el continente ante el conflicto bélico de Rusia con Ucrania, ese beneficio no va a los consumidores, que deben pagar la electricidad más cara de Europa igualmente.
Quedará expuesta en los próximos meses una situación que perfectamente se podría replicar en otros países si la política decide apoyar muy fuertemente la movilidad eléctrica o sustentable con ayudas que entusiasmen a los consumidores, pero que recorten la recaudación tributaria del parque automotor. Por ahora, Noruega mostró ambas caras de la misma moneda.
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