Que los SUV son los autos que más han crecido en el mundo es algo que no se puede ocultar ni desmentir. Desde el momento en que Rolls-Royce, Ferrari o Lamborghini han decidido entrar a ese segmento de autos, o que Tesla ha vendido más Model Y que Model 3, y Ford le ha puesto Mustang Mach-E a su primer eléctrico que viene en ese formato, la tendencia es evidente más que nunca.
Muchos lo adoptaron como el auto ideal: porque tiene el andar y confort de una berlina o un sedán, y la versatilidad y seguridad de un vehículo más alto, que puede salir más fácilmente a hacer una conducción fuera de camino. En ese escenario es en el que se han movido casi todas las marcas, algunas diseñando SUV de alto rendimiento o lujo, y otras convirtiendo autos compactos en B-SUV como opción.
Pero como no a todo el mundo lo seduce el concepto de SUV, disimuladamente en el medio quedaron los Crossover y los SUV-Coupé, que conservan las líneas más agudas de un sedán, un Station Wagon o rural, y por supuesto las de un auto deportivo, al que muchos usuarios no se resignan a renunciar.
Sin embargo, esa misma cualidad que muchos ponderan de sentir mayor seguridad por “ir más altos”, también hay quienes la miran del modo opuesto, argumentando que esa es una sensación de falsa seguridad, ya que más alto significa más inestable por una simple ley de la física. Si se sube el centro de gravedad, se genera más rolido en una curva o en una maniobra imprevista.
Y si se analiza el costo, un auto de esas características también debería ser más caro, porque las suspensiones tienen mayor recorrido y deben ser más fuertes, y las llantas y los neumáticos, y por lo tanto los frenos, son de una medida mayor, o deberían serlo si realmente se trata de un SUV y no de un auto levantado para aparentar.
Todo ese incremento también se debe trasladar al peso del vehículo, y por lo tanto al consumo que genera, no solamente de combustible, sino también al desgaste de los neumáticos y las pastillas de freno.
Una de las marcas de automóviles que más se ha destacado por tener una mentalidad vanguardista en el concepto con el que desarrollan sus productos es Citroën. Y en este escenario de tantos cambios, donde los consumidores parecen ir al ritmo de una especie de “ola” como la que lo espectadores hacen en los estadios mientras esperan el comienzo de un evento social o deportivo, el CEO mundial de la marca, Vincent Cobée, se ha expresado con mucha firmeza respecto a lo que podría ser el futuro de los SUV cuando la movilidad sea más eléctrica que térmica.
“Estoy bastante convencido de que habrá algún tipo de regulación, directiva o incentivo en el peso y el tamaño de las baterías”, dijo en una entrevista con Autocar en Francia. Y si bien la mención fue directamente sobre el acumulador de energía eléctrica para los autos que se propulsan con esa energía, el máximo ejecutivo mundial de la marca francesa dijo que “en Francia, si comprás un coche eléctrico y pesa más de 2,4 toneladas, no es apto para los incentivos”, además de alertar respecto a que ese mismo límite podría bajar a 1.800 kilos de peso también.
Es entonces donde aparecen en escena los SUV en la ecuación, ya que según Cobée, “si se comienza a hablar de menos de dos toneladas y menos de 60 kWh o 70 kWh (en la capacidad de las baterías) los SUV sufrirán enormemente”.
La siguiente reflexión vuelve a apelar al sentido común, porque según explica el CEO de Citroën, “si reduzco el peso en 50 kg, el impacto es casi nulo. Pero, si mejoro la aerodinámica o la eficiencia del tren motriz, el impacto en la autonomía es muy, muy grande”, con lo que su pensamiento está dirigido a una eventual tendencia a hacer autos más bajo y aerodinámicos como método para hacerlos más eficientes, porque bajar el peso construyendo las carrocerías con aluminio también es una opción, pero afecta el costo ya que ese material es mucho más caro que la chapa de acero actual.
En algún sentido, ese es el camino que ha buscado Citroën con sus dos últimos grandes lanzamientos eléctricos como son el pequeño y urbano Ami, y el concepto Oli, un auto que ahorra peso y consumo desde el modo conceptual de diseñar cada parte de su carrocería.
Algunos meses atrás, el diseñador argentino Juan Manuel Díaz, actualmente en funciones en la nueva marca de autos eléctricos premium BeyonCa, y cofundador de GreenGo, una startup de autos urbanos eléctricos en Argentina, estableció una comparación muy apropiada para complementar esta idea de Cobée.
“Yo peso 78 kilos. No necesito un auto de dos toneladas que me lleve porque estoy transportando 2.100 Kg de los cuales 2.000 son un consumo que se genera solamente por el auto. En otras palabras, el auto transporta el 5% de su peso. Ese es el problema. Es la poca eficiencia de los automóviles de hoy en transportar 100 o 200 Kg de pasajeros si fueran dos personas. Si lo miramos desde ese lado, es una locura el modo en que nos trasladamos”, le dijo a Infobae.
Ante este panorama, no debe ser casual que en la mayoría de los autos futuristas presentados en los últimos meses, la forma predominante no haya sido el SUV sino el sedán o el crossover. Lo mostraron Sony y Honda con el Afeela, BMW en el diseño del i Vision Dee, Peugeot con el Inception Concept, Volkswagen y el ID.7 y Chrysler con el Airflow.
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