Aún si “las autopistas de la electricidad” lo permitieran, hay dos grandes razones por fuera del costo del propio y de la energía en sí misma por las cuales no se puede cargar un auto eléctrico a mayor velocidad que la actual. Una es técnica, la otra está relacionada con las leyes de la física.
El día que las baterías de iones de litio, o de cualquier otra composición que el tiempo traiga, no acorten su vida útil cuando se les suministra altos valores de carga, se habrá resuelto el primer problema, porque hoy, si un auto eléctrico es conectado a un súper cargador constantemente, su batería puede llegar a durar la mitad del tiempo de lo que debería.
El otro gran freno a las cargas más potentes es la temperatura que se genera, especialmente en los cables con los que se enchufa un auto eléctrico. Por esa razón son tan gruesos y hay varios desarrollos en camino que intentan encontrar el modo de refrigerar ese paso de energía entre la red y el vehículo.
Mientras tanto, existen diversas ideas relacionadas con la carga de las baterías sin usar cables como una de las soluciones a este último problema. La carga inalámbrica o por inducción es una de ellas, además de otras propuestas que tienen por objeto hacer más cómoda la operación para los usuarios. Así han aparecido robots que detectan el auto y su estado de carga, y si se los autoriza desde una app en el teléfono celular, se dirigen hacia la boca donde debe enchufarse para que no sea necesario tener que abrir el maletero, sacar el cable y conectarlo. A veces parece algo muy simple, pero incluso puede ser una tarea en la que el usuario se ensucie las manos o la ropa y hay circunstancias en las que eso es un problema.
Ahora es Ford la compañía que ha presentado un desarrollo propio en la oficina de marcas y patentes de Estados Unidos (USPTO), para homologar una idea diferente para cargar autos eléctricos. Se trata de un sistema basado en el fenómeno físico del magnetismo, como modo de asegurar la conexión entre el cable y la boca de carga de los autos, del mismo modo que en los computadores personales de Apple ocurre con la alimentación eléctrica.
Naturalmente, este sistema no es inalámbrico sino conductivo, pero no utiliza cable sino un toma en cada extremo, uno en el auto y otro en el punto de recarga de energía. Lo positivo es que la conexión es más precisa y no tiene pérdidas de electricidad por mal contacto, lo negativo de la idea es que hay que hacer una maniobra precisa para estacionar en el lugar justo. Pero previendo ese punto, la patente incluye una articulación relativa del dispositivo fijo de modo de poder acercarse más fácilmente a la entrada de energía del automóvil.
Pero en “el debe y el haber” de la idea, hay otros dos puntos que no son menores. A favor de este sistema se puede mencionar que ante la inexistencia de un cable, no hay pérdida de energía en su recorrido ni es tan complejo subir la carga debido a la temperatura. Esto podría resultar un beneficio para aumentar la potencia. Pero del otro lado hay una elevada exposición del toma de energía del automóvil a recibir golpes leves o impactos, ya que está instalado en el centro del auto, sobre el paragolpes trasero.
De todos modos, la carga inductiva parece ser el camino más lógico por la facilidad de conexión, ya que solo hay que colocar el vehículo sobre la plataforma que transmite electricidad inalámbricamente, pero adicionalmente, este tipo de carga permitirá el desarrollo de carriles para circular y recargar las baterías al mismo tiempo tanto en calles como en rutas.
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