Para muchos, el nombre Lotus es sinónimo de Fórmula 1 y nada más. Según la edad, unos lo pueden asociar a Jim Clark, otros a Jochen Rindt o Emerson Fittipaldi y los más jóvenes a Mario Andretti y Ayrton Senna. Pero Lotus, la marca de autos de carrera creada por la mente brillante de Colin Chapman, había nacido mucho antes, y su primer vehículo no tenía mucho que ver con un auto de carreras.
La historia cuenta que en 1945, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Chapman ingresó en la universidad para estudiar ingeniería, pero paralelamente había puesto una agencia de autos para vender la marca Morris, su auto particular por entonces, del cual estaba enamorado perdidamente a pesar de ser modelo 1937.
Como el negocio funcionaba maravillosamente, ya que debido al racionamiento del petróleo impuesto por el gobierno a causa de la crisis que había generado la guerra, estos autos pequeños tenían mucho éxito por su bajo consumo. Así fue que a Chapman se le ocurrió personalizar los autos que ofrecía, de modo de tener un plus sobre el resto de los vendedores.
Pero un par de años más tarde se levantaron las medidas restrictivas para el uso de la gasolina, entraron a jugar autos de mayor cilindrada y de otros orígenes, y el negocio se terminó. A Chapman le quedó apenas un Austin 7 de 1930 como todo capital.
Gracias a la experiencia que había adquirido transformando autos, Colin desmanteló ese Austin, y solo utilizó el chasis para dar nacimiento al que sería el primer auto de Lotus Cars, al que denominó Mark I. La carrocería fue extendida con madera trabajada por él mismo, las suspensiones fueron modificadas y hasta metió mano en el motor. El Mark I fue inscripto en dos carreras para autos de baja cilindrada y ganó en ambas.
Una vez recibido de ingeniero, Chapman creó el Mark II, una verdadera evolución del primer modelo y al cambiar el motor Ford 8 por un Ford 10 de 1.100 cm3, el automóvil mostró un desempeño notable en pista. Lo anotó para correr y volvió a ser ganador, motivando a su creador a proyectar una tercera versión, mucho más cercana a los que en esos tiempos eran los autos de carrera tipo Fórmula 1, aunque con potencias muy bajas, ya que se inscribía en la categoría de hasta 750cm3.
La evolución y los pedidos fueron inmediatos, así nació en pocos meses el Mark IIIB y el Mark IV, y en 1952, Chapman creo la Lotus Engineering Company. Ya era un fabricante de autos de competición.
El Mark VI fue el primer chasis propio de Colin, dejando de lado los Austin utilizados hasta ese momento. El auto ahora estaba basado en una estructura de caños tubulares, era más rígido y de mayor porte y sumamente liviano. El chasis pesaba solamente 25 kg y con los paneles de delgado aluminio, apenas llegaba a 40 kg.
Aquel Mark VI fue el padre de uno de los autos más famosos que fabricó Lotus en toda su historia, porque en 1957 apareció el Lotus Seven, que dejaba la denominación de Mark para presentarse con apellido escrito con letras. Era un biplaza extremadamente simple, liviano y ágil, para muchos “el auto más divertido para manejar de todos los tiempos”.
El Lotus Seven fue, efectivamente, el primer auto de calle de Lotus, ya que los primeros habían sido considerados como Kit-car, autos artesanales derivados de otro modelo, o directamente autos de carrera. De hecho, en 1956, Chapman fabricó el Lotus Mark VIII salteándose el VII, precisamente porque tenía reservado ese lugar para un vehículo distinto a todos. Acaso porque su imperio había nacido de un Austin 7.
Mientras el Seven evolucionaba con el S1, S2, Súper Seven, S3 y S4, al creador de la marca se le ocurrió que podía hacer un auto deportivo coupé con el mismo concepto de bajo peso, pero pensado para un público de mayor poder adquisitivo. Así nació el Lotus Elite, completamente de fibra de vidrio y una estructura similar a la de su predecesor.
Convencido que con la evolución técnica, el Seven ya no era negocio porque no podía mantenerlo como un vehículo económico y divertido, había cambiado completamente y mientras su equipo de Fórmula 1 era un éxito, la fábrica de autos tenía que subir varios escalones. Así fue que en 1973 anunció que ya no fabricaría más Lotus Seven y vendió los derechos de propiedad a Caterham, que aún hoy los sigue produciendo.
El Elite había marcado un camino posible para desarrollar autos deportivos aspiracionales. En 1962 llegó el Lotus Elan, un auto más pequeño pero más preciso y potente que seguía manteniendo el concepto de Chapman de crear autos performantes por su bajo peso.
Luego apareció el Lotus Europa y casi simultáneamente el Lotus Eclat, dotados de motor central y mayores dimensiones. De a poco, Chapman estaba yendo rumbo a los deportivos de mayor volumen performance, aunque sus autos seguían siendo innovadores en algún aspecto, algo que siempre lo caracterizó.
Fue en 1975 cuando el Lotus Esprit revolucionó todo. Era un auto distinto, fue el primero de los diseños poligonales de Giorgetto Giugiaro, y su éxito se debió a su versatilidad, ya que podía tener un motor de 4 cilindros en línea o un poderoso V8, aspirados y turbo.
Además fue además el auto utilizado para el rodaje de una de las películas más famosas de James Bond en esos años, “El espía que me amó”, con aquella versión llamada “Wet Nellie”, que lo convertía en un auto submarino. Este fue el auto más longevo de todos los Lotus, excluyendo al Seven porque desde 1974 fue producido por Caterham. El Esprit se fabricó hasta 2004.
Pero en 1982 la muerte sorprendió a Colin Chapman a los 54 años de edad, en pleno descalabro económico y legal por su participación en el fraude que protagonizó John DeLorean al presentar la quiebra con una deuda de más de 100 millones de dólares. Chapman era parte de los socios de la compañía, que había recibido una subvención del gobierno británico para instalar la fábrica en Belfast.
Lotus quedó sin líder y sin rumbo. En 1986, General Motors adquirió el total del paquete accionario de la por entonces llamada Lotus Cars y lo vendió tres años más tarde a Romano Artioli, quién también intentaba el renacimiento de Bugatti. Fue durante este lapso de tiempo que se fabricó el que terminó siendo el modelo Lotus más vendido de la historia, el Lotus Elise. Presentado en el Salón de Frankfurt de 1995, y además de sus reducidas dimensiones era otra vez un auto muy liviano.
Su chasis de aluminio plegado pesaba solo 68 kilos, el auto en total llegaba a los 725 kg y tenía un motor de 120 CV que le daba una notable velocidad. Originalmente era un Lotus M111, pero Articoli decidió cambiarle la denominación por otra basada en el nombre de su primera nieta, Elisa, y así mantener la tradición de Chapman de llamar a sus autos sport con una palabra que comezara con la letra E.
Apremiado por problemas financieros a causa del fracaso de la operación con Bugatti, Articoli vendió la marca en 1996 a la empresa malaya Proton, y en 2017, cuando el Grupo chino Geely compró el 49,9% de esa marca, pasó a controlar también el nombre Lotus.
Dos años después, Geely reactivó Lotus para producir autos de alta performance. En 2019 lo hizo primero con el Evija y en 2022 con el Emira. El primero es un hypercar eléctrico de 2.000 CV de potencia, mientras que el último está propulsado por un V6 atmósférico y parece tener algo de la mística que Chapman siempre pretendía de sus autos: livianos y ágiles por sobre todas las cosas.
Seguir leyendo