No será ni el primero ni el último caso. Las oportunidades de negocios emergentes cuando llega una nueva tecnología, siempre son un anzuelo para soñadores, emprendedores, inventores y audaces. Muchos de ellos son dueños de grandes fortunas, que por contactos naturales del mundo en el que viven o por relaciones a partir de los propios negocios en los que intervienen, consiguen socios que se suman a nuevos proyectos. Pero no siempre triunfan.
Así como decía Bernie Ecclestone, que la mejor forma de desplifarrar una gran fortuna es comprarse un equipo de Fórmula 1, lanzarse a fabricar auto no debe ser muy distinto, especialmente porque hay que enfrentarse a verdaderos colosos de la industria.
Probablemente hoy, cuando la movilidad eléctrica está en pleno auge en todo el mundo, haya muchos de esos valientes hombres de negocios que se animan a intentarlo, tomando como referencia esa “gran zanahoria” que es Tesla en el mundo del automóvil. Pero no hay muchos Elon Musk en el mundo, y aunque algunos proyectos parezcan interesantes, no siempre consiguen pasar el tamiz de lo que es rentable y lo que no lo es.
Hace poco más de un mes, se supo que los alemanes que crearon el Sono Sion, ese compacto SUV completamente lleno de membranas flexibles ultradelgadas que absorben energía solar para alimentar su batería, iniciaban una rueda de capitalización para recaudar unos 12 millones de euros en 50 días, con los que podrían seguir adelante con el proyecto y comenzar finalmente la producción de su automóvil eléctrico-solar asequible.
Ahora, el otro fabricante que eligió la energía fotovoltaica para alimentar motores eléctricos en su modelo, acaba de presentar quiebra. Se trata de la compañía neerlandesa Atlas Technologies B.V., cuyo emprendimiento es el Lightyear 0, una berlina de altas prestaciones y grandes dimensiones, que apenas estaba empezando la producción y entregas de su primer modelo, y ya habían anunciado la inminente presentación de un segundo automóvil, mucho más accesible a los bolsillos de las personas.
“Como anunciamos el 23 de enero, tuvimos que presentar la solicitud de apertura de un procedimiento de suspensión de pagos con respecto a Atlas Technologies B.V., nuestra empresa operativa responsable de la producción de Lightyear.
Esta suspensión fue otorgada por Rechtbank Oost-Brabant ubicado en ´s-Hertogenbosch en los Países Bajos. Hoy este tribunal declaró en quiebra a Atlas Technologies B.V. El tribunal nombró al Sr. R. van Oeijen de Holla Legal & Tax como síndico.
Lightyear lamenta tener que hacer este anuncio para todos los empleados, clientes, inversores y proveedores y trabajará en estrecha colaboración con el curador y todas las personas involucradas y espera su comprensión y apoyo. En el próximo período, el fideicomisario se centrará en la posición de los empleados y acreedores, así como en evaluar cómo se puede continuar con el concepto de Lightyear”, es el texto oficial que emitió la compañía en su sitio web.
Apenas unos pocos días antes, la misma compañía había anunciado la decisión de parar la producción del Lightyear 0, para redirigir todos los recursos a la producción del Lightyear 2, del cual, aseguraron, ya tienen unos 20.000 pedidos. Ahora, con la quiebra decretada, habrá que esperar que el nuevo administrador tome decisiones, que pueden ir desde la liquidación completa de los bienes y activos de la empresa, hasta la venta de la propiedad a nuevos inversores que quieran seguir adelante con el proyecto.
Pero es el escenario el que muestra su real crudeza y pone las cosas un poco más en un lugar verdadero. Si bien Mate Rimac, otro emprendedor que siguió exitosamente los pasos de Elon Musk, dice que para competir con las grandes fábricas “necesitamos ser un 20 % o un 30 % mejores de lo que ellos pueden hacer. Si ellos pueden hacer un paquete de baterías de 100 kWh, nosotros debemos hacer un paquete de 130 kWh en las mismas dimensiones por el mismo costo”, la realidad es que no es tan sencillo conseguirlo. Primero hay que “tener la espalda” que las grandes marcas tienen para poder sostener tiempos de desarrollo aún sin rentabilidad inmediata, y después, toda una red de suministro de materias primas que por el volumen siempre se obtiene a un precio más competitivo.
Entonces quizás es tiempo de reorientar los proyectos de los nuevos emprendimientos hacia otro rubro, aún dentro de la misma actividad. La industria automotriz ha comprometido 1.2 billones de dólares para desarrollar vehículos eléctricos, lo que brinda una oportunidad de oro para que todo tipo de nuevos proveedores obtengan contratos para ser proveedores de elementos tan variados como paquetes de baterías hasta motores eléctricos y los famosos inversores.
Hay todo un mundo de oportunidades, pero la ventana quizás no sea tan grande. Muchas marcas prefieren tener el control de todos sus materiales y no depender de terceros, algo que los ha afectado en general a casi todos con la última crisis de suministro de partes y microchips que todavía tiene retrasada la producción en general en todo el mundo. Por eso, cambiar la orientación hacia ese tipo de actividad puede ser la salvación para muchos fabricantes que intentan luchar para subsistir con pequeñas producciones, siempre y cuando se haga antes que el escenario cambie.
Quizás tanto los creadores del Sono Sion y del Lightyear han pretendido ir muy lejos, entusiasmados con una tecnología que los diferencia de todos los demás, y podrían reconvertir su negocio en el de proveer a otros actores de la industria con este sistema de generación de energía completamente libre de carbono.
Algo así puede haber ocurrido con Toyota y el Mirai de pila de combustible de hidrógeno, pero el respaldo y los recursos de Toyota son casi infinitos para sostener estos desarrollos en comparación con los pequeños fabricantes.
Tesla llegó para quedarse y hasta para ser líder en movilidad eléctrica, pero lo más probable es que no sea tan fácil copiar su modelo de negocios y competir con los monstruos de la industria automotriz como muchos creían.
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