Podrá discutirse si es la electricidad o el hidrógeno, si son los motores a explosión con combustibles sintéticos o con biocombustibles, o si la energía que mueva a los autos del mañana será otra, como la fuerza magnética de la gravedad misma. Lo que no se puede discutir bajo ningún concepto a esta altura del proceso de calentamiento global, es que quemar combustibles de origen fósil, es decir derivados del petróleo es una práctica que la industria automotriz debe encontrar el modo de abandonar.
Mientras Europa en primer término, Japón y China después, y casi simultáneamente también Estados Unidos y Canadá, han puesto la fecha de 2035 para que se dejen de fabricar y vender autos propulsados con motores de combustión interna en sus regiones, el resto del mundo mira y evalúa constantemente cuándo empezar a importar o fabricar autos eléctricos para empezar a inclinar la balanza hacia el lado de la sustentabilidad de manera más gradual.
Pero la noticia surgida desde Norteamérica, que indica que un Estado quiere hacer exactamente lo contrario como prohibir la venta de autos eléctricos desde 2035 y que solamente sean los “petroleros”, los únicos nuevos que se puedan comprar, parece más una broma del día de los inocentes que algo que se le haya cruzado por la cabeza a un grupo de personas con cierto poder para llevarlo a cabo.
El estado es Wyoming, al norte de Colorado, al sur de Montana, casi en el centro del país. Y la situación que ha generado esta sorprendente noticia, merece ser explicada. Lo primero que hay que mencionar, es que este es uno de los estados menos poblados del país y uno de los principales productores de petróleo. Partiendo de esa base, empieza a tener un poco más de sentido la inquietud que plantean.
Se trata de un proyecto de resolución que ha presentado el senador Jim Anderson, representante del partido republicano, en la Cámara de Representantes y el Senado de Wyoming, el pasado 13 de enero, y que tiene como título nada menos que “Eliminación gradual de las ventas de vehículos eléctricos nuevos para 2035″.
La explicación que ha dado el político ante la consulta de los sorprendidos periodistas es que esta resolución es una respuesta en forma de rechazo a “las prohibiciones de ventas de autos nuevos con motores de combustión interna en 2035 en estados como California o Nueva York”. Es decir, es una contraofensiva que, desde el absurdo de lo imposible, pretende dejar sin efecto los planes de electrificación del parque automotor en los mencionados lugares, que causa enormes daños económicos a Wyoming.
“Estados Unidos ha invertido consistentemente en la industria del petróleo y el gas para mantener los vehículos a gasolina y esa inversión ha dado como resultado el empleo continuo de miles de personas en la industria afincada en Wyoming”, dijo el senador en una entrevista con Cowboy State Daily.
Lo que parece buscar este pequeño escándalo que parece más mediático que legislativo, es crear conciencia en empresas y personas respecto al profundo desequilibrio económico que podrán sufrir en el futuro todos quienes viven directa o indirectamente del petróleo.
Los dos puntos más destacables de la resolución, que todavía debe entrar en sesión para ser debatida, indican que “la legislatura aliente y exprese como objetivo que la venta de vehículos eléctricos nuevos en el estado de Wyoming se elimine gradualmente para 2035″, y en un segundo artículo, que “la legislatura aliente a las industrias y ciudadanos de Wyoming a limitar la venta y compra de vehículos eléctricos nuevos en Wyoming con el objetivo de eliminar gradualmente la venta de vehículos eléctricos nuevos para 2035″.
Aunque no tenga éxito, como probablemente suceda, lo que muestra esta situación no es algo nuevo. El Presidente y CEO de Toyota Motor Corporation, Akio Toyoda, es recurrente en su mensaje, pidiendo cuidar el modo en que el mundo cambie su forma de movilizarse porque la crisis social que puede dejar una transformación hacia la electricidad sin un plan de contingencia que contemple la desocupación en muchas industrias anexas, puede tener serias consecuencias aún invisibles.
Seguir leyendo