En el mundo de la virtualidad y las simulaciones, no todo es digital. Incluso el desarrollo de autos eléctricos tampoco lo es. Hay pruebas físicas ineludibles que cada marca debe hacer a sus autos en locaciones reales, físicas, que ocupan grandes extensiones de terreno. El objetivo es intentar reproducir en ellas todas las posibles situaciones que un automóvil pueda tener que enfrentar.
Los cálculos, los diseños y hasta las primeras pruebas dinámicas se pueden hacer a través de software o bancos estáticos, pero una vez que el auto está listo, las verificaciones físicas son el único modo de garantizar al consumidor que la calidad del producto es la adecuada. Sin ir más lejos, Rolls-Royce anunció en 2021 que su primer vehículo eléctrico, el Spectre, saldrá a la venta en el último trimestre de 2023, luego de hacer 2,5 millones de kilómetros de tests en todo tipo de terrenos y temperaturas, los que serán equivalentes al uso del automóvil de unos 400 años de acuerdo al promedio de la marca.
Esas pruebas se hacen en carreteras convencionales en muchos casos, pero no todo se puede probar en vías abiertas al tránsito, y para eso hay una buena cantidad de circuitos de pruebas independientes y de algunas marcas, que son verdaderos laboratorios a cielo abierto.
Hace pocos días se reinauguró uno muy emblemático de la industria europea, el famoso Line 5 o Runway 5, perteneciente a Ford Europe, que está situado en la ciudad belga de Lommel, en las cercanías con la frontera de Países Bajos, y toma el nombre de su locación. Se trata del Ford Lommel Proving Grounds, una vasta extensión de terrenos en medio de los bosques típicos de la región, que tiene un total de 100 kms de caminos internos, en los cuales se hacen todo tipo de ensayos, las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Cada año, en Lommel se realizan más de 5 millones de kilómetros de test de autos de la marca Ford, para lo cual se emplean 90 ingenieros, más de 70 mecánicos, cerca de 80 conductores de pruebas, unos 30 probadores de sistemas electrónicos, 25 personas de mantenimiento y más de 20 empleados de apoyo. La pista se inauguró en 1965 con tres carriles en su pista ovalada perimetral, a la que se le agregó un cuarto carril en 1990. Pero fue cerrada hace algunos meses para su ampliación y modernización, obra que ahora acaba de finalizar.
Este trabajo comenzó en 2022, y se usaron más de 4.000 camiones para retirar el asfalto molido, traer el nuevo material y luego colocar 41.000 toneladas de asfalto. La nueva pista consta de dos rectas y dos curvones peraltados, y para obtener los ángulos parabólicos, los ingenieros requirieron una máquina especial de las que solo hay dos en el mundo, capaces de colocar tres tiras de asfalto simultáneamente y con la forma necesaria.
En total, el óvalo tiene 4,1 kilómetros de largo. La superficie de esta pista es completamente lisa, sin juntas entre los carriles, ya que se usa para trabajos de desarrollo y pruebas de durabilidad con autos que giran regularmente a 200 km/h. El quinto carril de la pista fue diseñado para que un automóvil pudiera circular a una velocidad constante de 165 km/h sin necesidad de girar la dirección para poder doblar en las cabeceras. Además, se ha dotado a la pista de un sistema de seguridad compuesto por guard-rails exteriores conectados a barreras blandas.
Más allá de la nueva pista oval, en el Ford Lommel Proving Grounds, hay instalaciones que reproducen caminos de piedra, barro, arena, bancos de niebla, caminos sinuosos y montañosos, zonas inundadas, y un gran espacio circular en el que se pueden testear todos los dispositivos electrónicos de ayudas a la conducción sin riesgos de impacto.
La inversión fue superior a los 25 millones de euros, y tiene por finalidad contar con el mejor banco de pruebas físicas y dinámicas para el desarrollo de los autos eléctricos de nueva generación. La inauguración se realizó con un Ford Mustang Mach-E girando en todo el circuito.
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