“Cuidado, detallado y embellecimiento de un automóvil. La diferencia entre un centro de detailing y un lavadero de autos, es comparable con la de un centro de estética y una peluquería”. Con esta breve descripción, Franco Lombardo, uno de los más importantes especialistas en dar brillo, estética, protección y cuidado de un vehículo hoy en Argentina, comienza la charla con Infobae para explicar ese fenómeno que a nivel mundial se conoce como car detailing.
No es solo un lavado y pulido de la pintura exterior, llantas, y partes plásticas o de goma, el trabajo se hace sobre todo el auto, incluyendo el interior y los elementos mecánicos, y no tiene que ver únicamente con el aspecto estético sino con mantener en buen estado un automóvil más allá de su funcionamiento.
Franco Lombardo es hoy un empresario influencer que brinda asesoramiento, da cursos y ayuda a quienes quieren entrar al mundo de la estética del automóvil. Es difícil encontrarlo en su ciudad natal, Córdoba, porque viaja constantemente en esta nueva faceta que ha descubierto y que ha cambiado su vida en poco tiempo. Pero nada es casual, sino consecuencia de su pasión por los autos desde que tiene uso de razón.
“Siempre fui un amante de los autos, de muy chiquito pasaba horas con un volante de juguete simulando que manejaba autos imaginarios, y cuando fui creciendo me di cuenta que ese amor por los autos me llevaba a querer cuidarlos como un tesoro. Lavaba el auto de mi familia hasta el más pequeño detalle, podía estar una tarde entera limpiando cada rincón, y cuando cumplí los 18 años me compré un Ford Escort que todavía conservo. Ese auto podría decirse que fue mi banco de pruebas. Le hice todo tipo de tratamientos y lavado de partes con uno de mis cuatro hermanos, Lucas, quién hoy es mi socio”, comenta Franco.
A esa edad, con un auto brillante como era el suyo, un día decidieron llevarlo a un encuentro de autos modificados en Córdoba, con la idea de lucirse en público, pero se llevó una sorpresa: no era el único que tenía esa pasión por la estética.
“Todo lo que habíamos hecho estaba mal. Empezamos a preguntar y nos hablaron de tratamientos acrílicos para la pintura, cosa que desconocíamos por completo. Así que aprovechamos que mi hermano se quedó sin trabajo por un accidente laboral y nos gastamos unos ahorros que teníamos en comprar lo básico para poder hacer ese tratamiento y empezamos a practicar con los autos familiares. Una vez que le tomamos la mano, empezamos a ofrecer el servicio en un pequeño garage.
Para poder dedicarle el tiempo que llevaba, renuncié a mi trabajo, y así empezamos nuestro pequeño emprendimiento de embellecimiento de autos”, describe Lombardo intentando mostrar cómo se puede iniciar un negocio de este rubro, apenas hace diez años.
El negocio funcionó, aunque hubo que tener la habilidad de impulsarlo con inteligencia. La compra de un fondo de comercio de un lavadero que se había fundido con un pequeño crédito, fue el paso siguiente para crecer en volumen de trabajo.
Llegaron a lavar 600 autos por mes, ofreciendo siempre un servicio premium como opcional, que era en verdad la especialidad a la que querían dedicarse. Pero Franco quería crecer más aún, y eso lo obligó a tomar un trabajo extra para conseguir recursos económicos que les permitiera dar el salto al paso siguiente.
“Durante tres años trabajé en un hospital haciendo guardias. El primer año y medio iba de lunes a viernes de 22 a 6 hs, y de ahí me iba al lavadero donde estaba mi hermano. El segundo año y medio trabajé en el hospital los sábados, domingos y feriados, guardias de 12 horas. Hasta que decidimos vender el lavadero y nuestro centro de estética vehicular exclusivamente. Esto fue en 2016 y así nació CBA Extreme Detail”, explica Franco.
En menos de un año cambió el escenario cuando intentando ampliar el alcance de esta actividad, contactaron a un detailer argentino para que fuera a dar un curso a Córdoba. Porque la propuesta que recibieron a cambio, fue la de tomar una capacitación ellos mismos para después dar sus propios cursos. Franco lo recuerda como el punto de inflexión, porque ahí se abrió la gran puerta para el negocio pero especialmente a nivel personal.
“Era una inversión muy grande de dinero la que había que hacer. No lo teníamos, pero apostamos a que se pudiera pagar con los cursos que daríamos nosotros después. Yo tomé un poco más ese rol, el de capacitar y dar charlas. Y así fue. Nuestra estrategia fue ir por el volumen de trabajo y ser más masivos. Con los cursos fue igual. Empezamos a vender formaciones y ya en 2017 empecé a recibir invitaciones del exterior, primero en países de Latinoamérica y después en Miami y España. Al comienzo como participante y después como formador. Para que eso ocurriera, la estrategia de marketing en redes sociales fue clave. Es un tema que siempre me gustó, y lo había estudiado en la extensión digital de la UTN”, cuenta el empresario influencer.
Llegó la pandemia y Franco la convirtió en una oportunidad. Ofreció dos cursos on line simultáneos, uno de teoría del car detailing y otro de marketing y marketing digital. “Llegué a tener 120 alumnos por mes de distintos países. Fue un éxito absoluto ayudado por la situación social de la pandemia y la necesidad de las personas de encontrar el modo de emprender un negocio propio y porque el curso de marketing estaba también apuntado a mi experiencia sobre los puntos clave para poder hacerlo y tener éxito”, cuenta. “Y cuando se abrieron las puertas, hice una gira de 6 meses sin regresar a Argentina, dando cursos en Países Bajos, Italia, España, México Colombia, Panamá, Costa Rica y Chile”.
La pregunta es inevitable. ¿Por qué creció tanto el car detailing? ¿Tantas personas quieren tener su auto pulido y brillante como para una exposición?
“La respuesta está en que más allá de verse bien y proteger la pintura del sol y los fenómenos climáticos, el auto adquiere un mayor valor de reventa y se vende más rápido. Esto la gente lo fue comprobando con el tiempo, y pasó de ser un lujo a ser una necesidad”, contesta Franco.
“El detailing como tal es el lavado y pulido en su máxima expresión. Hasta sacar la última tuerca de un vehículo y dejarla limpia. Pero eso es en la teoría. En la práctica no. Y menos en un país como Argentina donde la situación económica hace prohibitivo el costo de un servicio así para muchas personas. Nosotros lo que hicimos fue ofrecer que el cliente vea su auto de la mejor forma posible, y cada uno elige cuán profundo sea el trabajo que contrata para su auto acorde a sus posibilidades”, dice.
“Hay personas que no pueden o no quieren pagar $100.000 para que se limpie hasta el interior de los guardabarros y las llantas, que no se ven y se ensucian con el primer charco. Y hay quienes no pueden tener el auto parado varios días para un servicio de detailing extremo. Entonces optan por un trabajo distinto. Lo mismo pasa con los cursos. En 2017, una capacitación costaba el equivalente en pesos a 400 dólares. Hoy eso es impagable en Argentina, y los cursos están entre 120 y 150 dólares pasados a pesos. Por eso el trabajo de influencer creció mucho para mí, porque me permitió mantener el servicio en valores acordes al país y no perder ingresos.”
Un mundo desconocido para muchos. Conocerlo sirve tanto para quienes lo vean como la forma de proteger y dar más valor a los autos, como para quienes lo tomen como el modo de proyectar un emprendimiento comercial. El ejemplo vale también para entender que siempre se requiere de esfuerzo, inteligencia y audacia, como la mayoría de las actividades que prosperan en la vida.
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