Hace apenas unas semanas se produjo el relanzamiento de Lancia como una marca Premium que empezará su segunda vida con autos eléctricos y vanguardistas. Atrás quedó la última época en la que solo fabricó un auto pequeño, completamente alejada como marca, de la mística que construyeron quienes manejaron su destino entre los años 60 y 90, cuando se hizo famosa con el Lancia Fulvia, para seguir una historia de éxitos deportivos con el Stratos, el 037 y finalmente los distintos Delta en el Campeonato Mundial de Rally.
En la nueva Lancia parece que no habrá lugar o referencia para esos modelos icónicos, más allá de alguna ilusión que aún queda con un Delta EV planeada para 2026, que reutilizará el nombre del último gran éxito de las carreras en un formato que aún se desconoce.
Lo curioso es que otro fabricante rinda homenaje a un modelo famoso de Lancia con el futuro lanzamiento de un modelo muy específico al que solo le falta el logo de la marca italiana para que quien lo vea presuma estar delante de un Lancia Stratos del siglo XXI.
El fabricante no es italiano sino austríaco, aunque hoy es una compañía internacional con cuatro sedes, una de las cuales está en Salzburgo. Se llama Kiska y según sus propias palabras, se dedica a “conceptualizar, diseñar y construir marcas aspiracionales y emocionales arraigadas en deseos reales”.
El auto que han comenzado a desarrollar hace varios meses y que ahora vio la luz a través de una presentación digital, es el Kiska APG-1, que emula al diseño del Stratos, obra de Marcelo Gandini de 1972.
Kiska no es muy conocida como marca porque nunca concibió autos propios sino que fue proveedor de otras compañías. Y así como Bertone o Pininfarina han decidido dar el siguiente paso y construir modelos propios, los austríacos también siguen ese camino.
Y es en base al último desarrollo que Kiska hizo para otro fabricante, que parece estar basado este APG-1. Se trata del espectacular KTM X-Bow GT-XR, presentado el año pasado como la evolución para pistas del X-Bow original. Si esto se confirma, el Kiska APG-1 tendrá un chasis monocasco de fibra de carbono y el motor turbo de cinco cilindros y 2.5 litros que impulsa al Audi RS 3, capaz de alcanzar los 500 CV de potencia a 6.350 RPM con 581 Nm de torque.
Alan Derosier, diseñador jefe del proyecto del Kiska, buscó la identidad del Lancia Stratos en las fomas básicas del modelo, incluyendo el motor en su posición central trasera y transversal. Las marcas distintivas del auto italiano se pueden apreciar en la forma y ángulo del parabrisas y la tapa del motor, en los pasaruedas muy marcados, el alerón sobre techo y las salidas de escape.
En cambio, la personalización Kiska se aprecia en la forma de las ventanillas laterales, más parecidas al KTM que al Stratos, en una original la parrilla sobre el capó acompañadas de pequeños faros delanteros, y en la posición en voladizo del alerón trasero.
Pero detrás del diseño y el producto, hay una filosofía que hace aún más especial a este auto, y es el entorno para el que se ha concebido, al que sus fabricantes denominan el Kiska’s Alpine Playground.
Se trata de reforzar un estilo de conducción divertida basado en los caminos de montaña de Salzburgo, un escenario que Kiska quiere replicar en otras partes del mundo para conducir un APG-1 (de allí la sigla que representa Alpine PlayGround) sea igualmente emocionante más allá de Austria.
Aún no hay fecha de producción del modelo, de hecho no se ha confirmado que efectivamente sea un auto basado en el KTM, que Kiska fue la encargada de fabricar. Pero cuando ocurra, habrá un nuevo Stratos a disposición de los fanáticos que será digno de celebrar.
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