Cuando la electrónica ha hecho su máximo esfuerzo por ser eficiente, hay dos formas de aumentar la autonomía de un automóvil: dotarlo de mayor almacenamiento de la energía que utilice para desplazarse o reducir al máximo posible la fricción durante su movimiento.
El primer camino es el más simple, pero a la vez el menos efectivo, porque si se trata de un auto con motor térmico, es decir que se alimenta de gasolina derivada del petróleo, el único modo de hacerlo es aumentar la capacidad del tanque y por lo tanto el peso. Lo que equivale a aumentar las emisiones de todo tipo, incluso las de consumo de neumáticos y frenos, no solo de gasolina.
Si se trata de un auto eléctrico, para tener más autonomía por vía de la capacidad del acumulador, se debe colocar una batería más grande y más pesada, lo que termina generando un compromiso difícil de resolver porque en un punto, más pesado significa más energía para moverlo, por lo tanto sumar tantos kilos terminará igualando el valor de autonomía anterior.
Por esa razón es que todos los desarrollos de automóviles van en busca de la reducción de la fricción como modo de ser más eficientes con la misma energía. Y esa reducción de la fricción no tiene solo que ver con la penetración en el aire, sino con la superficie de apoyo de los neumáticos en el piso, además de una optimización de partes móviles que es común a todos los autos, cualquiera sea su modo de propulsión.
En un auto eléctrico, reducir el consumo de los componentes no vitales para el movimiento es también una forma de mejorar el rendimiento, y en ese camino han ido varios estudios y desarrollos, que se refugiaron en la energía solar como un método de alimentar la climatización, el sonido, las luces y los sistemas de infoentretenimiento sin restarle carga a la batería.
En Australia, alumnos de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Nueva Gales del Sur de Sydney, han presentado recientemente la última evolución de un vehículo verdaderamente eficiente, en el que se han reunido todas las formas imaginables de eficiencia de energía. Se trata del Sunswift 7, un auto biplaza que se desplaza a través de un motor eléctrico que se alimenta de una batería que se recarga gracias a células fotovoltaicas, y que acaba de alcanzar el que parece ser un nuevo récord Guinness.
Como queda bien claro gracias a su nombre, este es el séptimo desarrollo que los estudiantes han realizado en la universidad sobre una misma idea. El primero fue el Sunswift 1 en 1996 y desde entonces siempre se supo las evoluciones no llegarían al punto de fabricar un auto de producción para las calles, sino en mejorar cada aspecto posible a modo de ejercicio técnico. Es que buena parte de la eficiencia del auto está dada en la ausencia de esas fuentes de consumo antes mencionadas, y que incluyen también no tener un sistema de ABS, Airbags o limpiaparabrisas, lo cual lo convierte automáticamente en un vehículo que no puede circular por las calles de manera legal.
El Sunswift 7, sin embargo, fue capaz de enfrentar la prueba de récord Guinness, intentando dejar una nueva marca combinada, ya que debía ser el vehículo capaz de recorrer la mayor cantidad de kilómetros con el menor consumo en menos de 12 horas. Y lo consiguieron al recorrer 1.000 kilómetros en 11 horas, 53 minutos y 32 segundos, a una velocidad media de 84,17 km/h. Esto representó una tasa de consumo de energía de 3,8 kWh/100 km cuando la referencia de un Tesla Model 3 es de 14,7 kWh.
El secreto del Sunswift 7 está apoyado en cuatro ruedas muy angostas y carenadas aerodinámicamente de modo de generar la menor turbulencia posible, en un coeficiente de penetración de apenas 0,095 cx y en un peso total de solo 500 kg. A modo comparativo, vale la pena mencionar que el actual auto de producción más aerodinámico es también otro eléctrico solar, el Lightyear 0, con un coeficiente de 0,175 cx, mientras que el Mercedes EQS tiene 0,20 cx y el Tesla Model S Plaid ha registrado 0,208 cx.
La prueba para lograr la nueva plusmarca, el Sunswift 7 fue llevado a la pista de pruebas del Centro Australiano de Investigación Automotriz (AARC) en Wensleydale, a unos 130 kilómetros de Melbourne, capital del Estado de Victoria. Allí, el auto completó 240 vueltas y si bien tuvo un par de contratiempos como la pinchadura de un neumático y un problema con la batería, ambos se resolvieron en menos de 15 minutos, el lapso máximo que un vehículo puede estar detenido durante un intento de récord. Las otras detenciones fueron solamente las de rutina para el cambio de conductor. Una vez validados todos estos períodos de tiempo, se les otorgará el certificado de Guinness World Record.
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