Hace menos de un año, la propia Hyundai anunciaba que dejaba a un lado el proyecto de hidrógeno por considerar que era muy costoso y no había alcanzado el rendimiento que tenían previsto. En ese momento, solo Toyota y BMW quedaron como fabricantes. Ambos seguían insistiendo con separar la molécula del agua liberando el oxígeno como modo de generar una reacción química que produzca electricidad para alimentar un motor a batería. El sistema fue conocido como de pila de combustible de hidrógeno o FuelCell. Después Hyundai retomó el desarrollo sin anuncios.
Sin embargo, solo el gigante japonés se mantuvo trabajando oficialmente en la opción de mantener los motores térmicos y reemplazar la gasolina derivada del petróleo por hidrógeno pero en el mismo proceso de combustión interna de los motores convencionales. El resto de la industria mundial, simplemente se alineó a la electromovilidad como única opción, con la excepción de Porsche, que todavía sigue apostando a los combustibles sintéticos como una alternativa.
Toyota no solo siguió experimentando con la inyección directa de hidrógeno, y como buen líder del mundo del automóvil que es, lanzó un programa muy agresivo de autos eléctricos de sus dos marcas, incluyendo a Lexus en la lista de modelos, para el resto de la década actual. Así, entre térmicos, híbridos e híbridos enchufables, FuelCell, hidrógeno y eléctricos, están posicionados como quienes ofrecen el mayor abanico de productos a los usuarios.
Pero el hidrógeno sigue siendo costoso y difícil de transportar y envasar, y la mejor pauta de ello es que el Toyota Mirai, una berlina de segmento D que se produce masivamente como el primer vehículo de pila de combustible, es bastante costoso frente a modelos similares de la competencia alimentados únicamente por electricidad. Su precio alcanza los 65.000 euros en la versión de entrada y supera los 75.000 euros en la de mayor equipamiento.
Lo que ocurre con estos desarrollos y proyectos, es que si se tiene claro que un camino es bueno, solo hay que tener paciencia y esperar que los tiempos permitan generar evoluciones, y los resultados aparecerán. No es casual que en la misma semana, Toyota haya anunciado dos noticias que sacuden a la industria, y ambas están vinculadas con el hidrógeno.
Esta misma semana, anunciaron el comienzo del proyecto que se desarrollará en Inglaterra para lanzar una edición limitada de su exitosa pick-up Hilux con sistema FuelCell de hidrógeno, lo que implica reemplazar el motor diésel por uno eléctrico, el tanque de combustible por tres tanques de hidrógeno, e instalar la pila de combustible y la batería.
Y pocos días después sorprendieron nuevamente al mercado, comunicando que el SUV más masivo de la marca, el Toyota Corolla Cross está siendo probado en versión concept con un motor térmico al que se le inyecta hidrógeno en forma de gas directamente en la cámara de combustión de cada cilindro. Lo que se dice, un auténtico regalo de navidad para los usuarios, que más allá de los tiempos desarrollo aún por desandar y el costo que finalmente tenga el vehículo, pueden ilusionarse con que haya un automóvil convencional de acceso normal, que pueda estar siendo propulsado por hidrógeno.
El Toyota Corolla Cross H2 Concept es un prototipo que tiene colocado el motor 1.6 litros de arquitectura 3 cilindros que equipa al GR Corolla y al GR Yaris. Es el mismo motor que se ha probado con un Corolla compitiendo en el campeonato Super Taikyu japonés, donde se disputan carreras de larga duración, y ha tenido al propio CEO de la compañía, Akio Toyoda entre sus pilotos.
La explicación del por qué ese mismo motor que se utilizó para competir experimentalmente se lleva ahora a un auto de calle convencional, es que se ha logrado aumentar la potencia de combustión de hidrógeno en un 24%, lo que permite que la potencia sea competitiva con un impulsor similar que utiliza gasolina derivada del petróleo. Además, Toyota confirma que se mejoró un 30% la autonomía de los tanques de hidrógeno y también se redujo el tiempo de recarga a solo un minuto y medio, es decir un tiempo parecido al de llenar un tanque de combustible en un surtidor.
Ya no es un primer paso, sino el segundo. Y aunque el desarrollo recién esté comenzando y no haya certezas ni fechas sino solo experimentación, no es habitual encontrar “pasos en falso” en este tipo de compañías y proyectos.
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