En toda crisis siempre hay una oportunidad, y está en cada persona paralizarse ante la adversidad o poner el ingenio a buscar una solución para salir adelante. La disponibilidad de tiempo y puntos de recarga para las baterías de los autos eléctricos es, claramente, la mayor preocupación que todavía mantiene cierto escepticismo en aquellos que pueden cambiar de tecnología y aún no lo hacen.
De hecho, tanto es así, que todas las marcas del mundo trabajan intensamente en mejorar la autonomía de los vehículos, de modo tal que deje de ser una preocupación para el usuario, saber si tendrá que detenerse para enchufar su auto antes de terminar un viajo o recorrido.
Pero ese no es el único desafío de la movilidad eléctrica. Muchos creen que para las personas es muy importante saber que esa electricidad sea producida de manera sustentable, es decir a través de fuentes renovables, pero varios estudios han demostrado que, aunque resulta importante, no es esa una preocupación de los usuarios de autos a batería. Con saber que tienen electricidad a disposición, si viene de un molino de viento o un parque solar o de una usina a gas, es suficiente.
En cambio, el gran problema que muchos ven es el de quedarse sin batería y no haber podido encontrar un punto de recarga a tiempo, porque cuando un auto eléctrico se queda sin energía, volverlo a poner en funcionamiento es mucho más complejo que si el auto fuera propulsado por gasolina como ocurrió toda la vida desde que existen los autos.
Así fue como nació una empresa británica llamada L-Charge, pensada como un proveedor de servicios similares a los de un auxilio mecánico convencional, pero que en lugar de resolver problemas comunes de los autos, solo se dedique a recargar baterías en poco tiempo.
L-Charge genera su propia electricidad a través de una combinación de GNL (Gas Natural Licuado) e hidrógeno en motores montados sobre sus propios vehículos, de modo de no tener que recargar sus grandes baterías enchufándose a una red, y que a la vez puedan estar en circulación constante asistiendo a sus clientes ante la necesidad de recarga.
El sistema funciona a través de una App, lo que permite que un usuario pueda pedir el servicio apenas surge el problema. L-Charge tiene dos tipos de unidades de acuerdo a la demanda que se presente. Un camión, más apropiado para asistir a un punto donde existan eventuales clientes múltiples, como podría ser un evento social o deportivo al que asistan muchos espectadores y puedan tener servicio de recarga mientras ocurre el evento en sí; o un furgón, que puede ingresar en espacios más reducidos como una playa de estacionamiento, y asistir a un auto que se ha quedado sin energía de modo individual.
El servicio de L-Charge comenzará a funcionar en el próximo mes de diciembre en tres ciudades fuera del Reino Unido, Amsterdam (Países bajos), Madrid (España) y Colonia (Alemania), y el servicio que se ofrecerá es el de carga rápida por la cual se podrá completar hasta el 80% de la batería en un lapso máximo de 20 minutos.
Los furgones pueden cargar una menor cantidad de autos pero ingresar en todo tipo de espacios, incluso en estacionamientos subterráneos. En cambio, las estaciones de recarga montadas en un camión, si bien tienen menor flexibilidad de movimiento, son capaces de enchufar 24 autos en un día gracias a la mayor capacidad de generación de electricidad.
Si bien es cierto que al generar la energía con GNL se está utilizando combustible fósil, el sistema creado por L-Charge permite utilizarlo en tres modos. GNL puro, mezclado con hidrógeno al 50% o con hidrógeno 100%, en cuyo caso las emisiones contaminantes son cero.
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