El desierto de Atacama tiene una de las vistas más maravillosas que pocos conocían y que el Rally Dakar, en las ediciones que disputó en Sudamérica, que recorrieron el noroeste argentino y el norte chileno, descubrieron para mostrar al mundo entero.
En esa vasta extensión se erige el volcán más alto del mundo que comparten Argentina y Chile, el Ojos del Salado, que alcanza los 6.893 msnm, y para el país trasandino es su cumbre más alta, en plena cordillera de los Andes. Es menos de 100 metros más bajo que la máxima altura del continente, el monte Aconcagua, en la provincia de Mendoza, cuya cima está a los 6.961 msnm.
Y casualmente o no, si las lagunas de color turquesa contrastantes con los picos nevados de Atacama fueron exhibidos como una de las maravillas geográficas de la región gracias a una carrera de autos extrema como el Dakar, otra vez un auto pensado para ese tipo de desafíos, es el que vuelve a poner estas bellezas naturales en los ojos del mundo.
Porsche corrió el Rally Dakar en la década del 80, cuando era una carrera nueva todavía (empezó oficialmente en 1979), que se largaba desde París el 1 de enero de cada año y atravesaba los más extensos desiertos africanos hasta terminar dos semanas más tarde en la capital de Senegal que le dio nombre a la carrera hasta el presente.
El Porsche 911 en versión 4x4 ganó el Dakar en la edición de 1984 con Jacky Ickx al volante. Y su sucesor, el 959, fue primero con René Metge y segundo con Ickx en la edición de 1986. El paso de la marca fue fugaz y exitoso, y dejó un legado también, el de alcanzar los 234 km/h en la arena.
En febrero de este año se conoció el proyecto de un Porsche 911 para su uso fuera de camino, un desafío que la marca de Stuttgart asumió con la certeza de estar ante un cambio de costumbres en el mundo, que afirma cada vez más el segmento de los SUV por sobre los demás tipos de vehículos.
Porsche no es la única que ha empezado a explorar proyectos en los que un auto esencialmente deportivo, termine ofreciendo una alternativa para quienes están interesados en un vehículo más alto y más versátil, pero que no deje de ser un pura sangre. Justamente ese es el nombre que le puso Ferrari al suyo, Purosangue, pero no es la casa de Maranello la única en ofrecer un auto así, Lamborghini también lo está haciendo con el Sterrato como versión extrema de un Huracán.
Sobre la actual versión 992 Carrera 4S del 911 tradicional y clásico, Porsche elaboró dos prototipos muy especiales para llevar al Desierto de Atacama. Los ingenieros del Centro de Investigación y Desarrollo de Porsche de Weissach, junto al equipo Romain Dumas Motorsport, trabajaron en dotar a los autos del equipamiento necesario para las exigencias específicas de la montaña.
Más allá de una jaula antivuelco, butacas de fibra de carbono y cinturones de 5 puntos de competición, a los autos se los dotó de ejes tipo “portal” para aumentar el despeje al piso que ahora es de 350 mm. Además se les cambiaron las relaciones de caja con marchas más bajas que permiten una aceleración más precisa y suave a baja velocidad, y se les colocaron grandes neumáticos todoterreno. Ambos autos fueron reforzados con una protección especial para los bajos de la carrocería, hecha de fibra de aramida, lo que asegura bajo peso y alta resistencia para los naturales golpes contra rocas que se encontrarían en el ascenso.
El auto llegó hasta los 6.007 msnm con Romain Dumas al volante, enfrentando pendientes muy pronunciadas y zonas de hielo de difícil acceso para un vehículo. También hubo que soportar temperaturas cercanas a los -30°C y la natural falta de oxígeno en el aire a esa altura, tanto para el auto como para las personas del equipo. Los muros infranqueables de nieve y hielo marcaron el final del desafío a menos de 900 metros de la cima.
“Fue un momento verdaderamente memorable y especial en un lugar que es hermoso y brutal al mismo tiempo. Supongo que hoy las únicas máquinas en todo el mundo, por encima de nosotros, ¡eran aviones! Para el equipo y para el auto, se trataba de aprender, y desde el primer momento, el auto demostró ser resistente y ágil. Fuimos exigentes con nosotros mismos y pusimos el coche a prueba extrema por primera vez, pero siempre se portó como en casa”, dijo Romain Dumas al terminar el desafío que promete no ser único.
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