Para la mayoría de las personas que se desempeñan en diversas posiciones dentro del vasto mundo del automóvil, pocas cosas pueden ser más irritables que escuchar a alguien que ocupa una posición de importancia, decir que no sabe nada de autos. Es tomado casi como una ofensa.
De igual modo ocurre con las marcas. Quienes defienden a ultranza a las tradicionales frente a las nuevas que surgen a partir de la llegada de los autos eléctricos, parecen tener cierta resistencia a tomar esos nuevos vehículos como autos, especialmente si son fabricados por marcas de corta trayectoria en el rubro. Más bien los consideran un electrodoméstico con ruedas.
Pero tanto en la primera afirmación como en la segunda, hay razones para entender que las cosas no son tan trascendentes. Ni desconocer absolutamente todo acerca de un auto inhabilita a un ejecutivo para dirigir una marca, ni comprar un auto eléctrico de una compañía no tradicional significa que su dueño no sabe nada de automóviles.
El caso concreto es el de Tesla. La marca que tiene como cara visible a Elon Musk existe hace más de 20 años, pero a partir del fenómeno de los autos a batería (EV), ha tenido un crecimiento vertiginoso en un mundo en el que prácticamente no se la consideraba. Entre la excentricidad del propio Musk y el hecho de nunca haber hecho un automóvil que no fuera eléctrico, existe una especie de resistencia a aceptar los Tesla, como si no se tratase de autos, que es lo que son unos y otros.
Una empresa llamada Jerry, dedicada a brindar servicios de seguros y ser proveedor de refinanciamiento de automóviles para más de 2 millones de usuarios en EE.UU. a través de una App, decidió hacer un estudio respecto a qué clase de conductor es el que tiene un Tesla en ese país. Casualmente, la compañía tiene su casa matriz en Palo Alto, California, la misma en la que nació la empresa de Elon Musk.
Jerry examinó los puntajes de seguridad y otros datos de 10 millones de viajes realizados por 62.000 conductores sobre automóviles de 52 marcas diferentes. En esa muestra, más de 30.000 viajes fueron hechos por 228 conductores de Tesla.
Y los datos que se obtuvieron realmente son interesantes. El primero está referido a quién tiene un Tesla. El 83% de los conductores de la marca eran hombres, pero para darle contexto al dato hay que señalar que entre todas las otras marcas de autos en EE.UU. solo el 49% de los conductores son hombres, de acuerdo al registro publicado por la Administración Federal de Carreteras (FHWA).
Asimismo, los conductores de Tesla parecen tener ingresos más altos en comparación con los de las demás marcas. De acuerdo al promedio de los códigos postales registrados, los usuarios de esta marca tienen ingresos anuales de unos 85.000 dólares, mientras el promedio de quienes conducen otros vehículos es de 62.000 dólares. Además, alrededor de un 33% de los conductores de Tesla viven en códigos postales con ingresos familiares promedio de 100.000 dólares o más, siendo que según datos de la Oficina de Censo de EE.UU., el ingreso familiar promedio es de 70.784 dólares.
Por otro lado, los conductores de Tesla parecen representar una fracción joven de la población, ya que el 70% de ellos tienen 34 años o menos, es decir que son lo que se denomina generación de Millennials o Generation-Z. Y nuevamente vale comparar con un dato oficial, que dice que alrededor del 32% de los conductores con licencia en los EE.UU. tienen 34 años o menos, según información de la FHWA.
Al llegar al apartado de la seguridad en la conducción, algunos datos son interesantes. La evaluación de aceleración demostró que los usuarios de Tesla no califican bien, registraron un 98% de grandes e innecesarias aceleraciones, aprovechando una cualidad intrínseca de los autos eléctricos y de los modos “Insane”, “Ridicrous” y “Plaid” de Tesla, que ofrecen la mejor aceleración del mundo a los conductores. Sin embargo, al momento de evaluar la velocidad máxima, el promedio desciende notablemente, y señala que los autos Tesla, en general, no se utilizan a velocidades tan altas.
También salió bien parada la marca en lo referente al uso del teléfono celular mientras se conduce. Un dato que los analistas interpretan como un aspecto positivo al que contribuye la gran pantalla de 15 pulgadas de los Tesla y el sistema de información y entretenimiento, que podría reemplazar la necesidad de un teléfono en los viajes. Los conductores de la marca ocuparon el décimo lugar entre los conductores que menos manipulan un teléfono mientras conducen en una lista de 52 marcas de vehículos que se observaron.
Estos datos podrían reflejarse fuera de EE.UU. también. En Europa, Tesla ha sido el vehículo más vendido entre todos los modelos a fin de año pasado, y es el auto eléctrico líder en ventas en el continente en la actualidad. En la calles de los países europeos, encontrar un Tesla no es extraño, porque a pesar de tener una fábrica en Berlín, el usuario europeo suele ser poco proclive a comprar autos de extrazona.
La misma cualidad podría encontrarse en Uruguay, un país que por sus regulaciones de importación, tiene permitido que lleguen estos autos. Y es curioso ver muchos modelos, no solo el Model 3 sino también el Model Y, en Punta del Este en contraste con Montevideo, donde se ven mucho más eventuales o el interior del país donde no se encuentran en las calles. Este dato, de algún modo reafirma la idea de un usuario de Tesla con un poder adquisitivo más elevado al promedio.
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