Mucho se habla del calentamiento global y el efecto devastador para la vida en la Tierra si para 2050 la temperatura sube más de 1,5° C respecto a la era preindustrial. La temperatura generaría un ascenso en el nivel de los mares por derretimiento de los polos y las consecuencias incluso para las especies animales y vegetales en las aguas serían graves por el cambio de condiciones de su hábitat. El conocido Sargazo, esas algas que se han desprendido del fondo marítimo y flotan en la superficie en grande cantidades, es una consecuencia que ya se puede percibir en los mares más cálidos como el Caribe.
Pero el agua no solo padece con la temperatura, sino también con la contaminación de desechos que deja el hombre como millones de toneladas de plásticos en sus más diversos estados, y con el tránsito de embarcaciones a motor de combustión, y que son, mayormente, las responsables del gran transporte de cargas intercontinentales del mundo. La contaminación se genera por los gases que emiten los motores, el contacto de aceites y combustible eventuales, y por el sonido, que es también otra forma de contaminación. Durante la pandemia, el mundo observó y comprobó azorado, cómo las aguas de Venecia se volvieron cristalinas y hasta aparecieron delfines en ellas.
Los proyectos de hidrógeno están avanzando rápidamente para los grandes buques, y otros más relacionados con la electricidad se piensan como solución a las embarcaciones medianas y pequeñas. Y es en este ámbito, el de los cruceros y lanchas personales, que el astillero austríaco Frauscher, ha dado un gran impulso a una línea de embarcaciones 100% eléctricas en las que se utilizan las mismas baterías que están presentes en automóviles electrificados.
Es la 740 Mirage Air, una evolución de una embarcación muy exitosa de la marca, que incorpora el motor Deep Blue fabricado por Torqeedo, una empresa alemana de movilidad eléctrica para el agua, que mariniza las baterías que utiliza BMW en su modelo eléctrico i3. Este motor tiene un innovador sistema de potencia continua de 100 kW, que permite al 740 Mirage Air alcanzar velocidades de hasta 50 km/h.
La tecnología Deep Blue es un estándar automotriz que se produce por primera vez para barcos en serio. El fabricante ofrece una garantía de nueve años para las baterías con un servicio de mantenimiento remoto basados en software de última generación.
Son dos baterías de iones de litio, cada una de 40 kWh de capacidad, que están alojadas en la popa de la embarcación, y que permiten cubrir distancias de hasta 36 km a máxima velocidad. Aunque si se quiere hacer viajes de 100 km o incluso un poco más, circulando a velocidades moderadas se puede conseguir. Los sistemas cargan 3,3 kW por hora a 230 V o 9,9 kW por hora con carga rápida opcional de 400 V.
Esta lancha tiene puesto de mando central, lo que permite una mejor distribución y aprovechamiento de los espacios interiores. En comparación con su predecesora, la Frauscher 740 Mirage, el nuevo yate, de 7,47 metros de largo y 2,50 metros de ancho, tiene grandes áreas abiertas, con asientos laterales, reposeras y asientos convencionales, lo que permite dar espacio suficiente a 8 pasajeros.
A nivel de equipamiento, cuenta con un sistema JL Audio Soundsystem, la hélice de proa, el cabrestante eléctrico con cadena y ancla de acero inoxidable, un cajón frigorífico, iluminación ambiental y un lujoso suelo de teca. Esto, adicionalmente al hecho de ser una embarcación eléctrica, con el costo que los elementos de propulsión y acumulación de energía tienen, hacen que esta embarcación se considere dentro de la categoría de yates de lujo. Es un pequeño barco Premium y su precio lo refleja, ya que tiene un precio que comienza desde los 232.720 euros.
Siempre considerando que este tipo de vehículos acuáticos personales son costosos de por sí, es una solución que se presenta ante una legislación que se ve cada día más presionada por organizaciones ecologistas para que prohíba todo tipo de navegación, pero especialmente la que se hace con embarcaciones a motor, en aguas lacustres europeas.
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