La falta de materia prima para construir las baterías que tanto preocupa a las automotrices, por un lado. El proceso de recuperación de materiales de desecho de las baterías que ya no puedan utilizarse en un auto eléctrico, por otro. Ambas cosas se resuelven con planta de reciclaje, y la industria lo ha entendido.
Las inversiones que han llevado a cabo los mismos fabricantes, o empresas como la minera Glencore Plc han sido gigantescas, lo que proyecta que la capacidad global de reciclaje de baterías aumentará casi 10 veces entre 2021 y 2025. Pero hoy, esa capacidad de reciclado superará la necesidad, según un informe presentado por la consultora Circular Energy Storage de EE.UU.
Al ritmo actual, es probable que la escasez de material para procesar persista hasta entrada la próxima década, cuando la industria espera que los primeros autos eléctricos lleguen a los depósitos de chatarra en grandes cantidades. Pero hasta que esas baterías viejas sean recicladas, y vuelvan a rodar en nuevos vehículos, las empresas de reciclaje tendrán que sobrevivir de algún modo. Esta es una potencial alarma, ya que se podrían generar pérdidas enormes y quizás el colapso de algunas de las plantas sin sostén de la industria misma. Sería otro costo que los fabricantes deberían sostener, así como ya lo será cuando se terminen las ayudas gubernamentales para que las personas adquieran autos eléctricos.
Las opciones que ya se están planteando incluye fabricar baterías o bien reemplazar los elementos que más adelante llegarán de las baterías agotadas con materia prima recién extraída, lo que va en contra de la esencia de estas recicladoras, que precisamente intenta recuperar minerales ya extraídos anteriormente. Hoy, los fabricantes de automóviles se encuentran en una fuerte puja por asegurarse suministros futuros en medio de preocupaciones sobre la escasez de materias primas, y que ya ha disparado los precios en los últimos meses.
Los precios del litio se han multiplicado por más de cuatro en China en el último año, y podría aumentar más aún debido a la crisis de energía que está causando una extensa sequía en la provincia de Sichuan. Pero paralelamente, las automotrices europeas tienen una necesidad urgente de construir estas plantas antes que entre en vigor la nueva normativa que los obligará a usar más materiales reciclados en sus baterías a partir de 2030. El resultado global es que la floreciente industria está de la movilidad eléctrica, está construyendo plantas demasiado rápido para el ritmo de producción y ventas de autos eléctricos.
La situación es preocupante porque las plantas recicladoras tienen dos grandes fuentes de ingresos: la de las baterías agotadas que ya no se pueden utilizar y la del material de desecho de las propias fábricas de baterías.
El problema es que con la mayor eficiencia de la propia industria, la mayoría de los vehículos eléctricos que actualmente están en circulación, permanecerán todavía mucho tiempo en las calles, y en muchos casos, cuando por accidentes se tengan que desechar, las baterías seguirán en condiciones de ser utilizadas nuevamente en otros vehículos. La otra situación es la que los fabricantes de automóviles generan como parte de la economía circular, gracias a lo cual están reduciendo los desechos en sus plantas, lo que deja menos material para los recicladores.
Según una investigación de Benchmark Mineral Intelligence, para 2025, el 78 % de los desechos disponibles será provisto por desechos de fabricación, y tan solo el 22% será de baterías cuya vida útil haya llegado a su fin. Esa misma consultora asegura que recién a mediados de la década del 2030, se producirá el punto de inflexión, por el cual habrá más baterías para reciclar que desechos de las fábricas de los acumuladores de energía eléctrica.
El proceso de reciclado de una batería consiste en desmantelarlas completamente y luego triturar ese material en algo llamado “masa negra”, que luego se procesa para producir productos químicos para usar en baterías nuevas.
“Se está construyendo un negocio independiente de reciclaje de baterías, pero ese negocio ahora está bajo presión. Algunos de los modelos de negocios que solo reciclan no tendrán éxito, o al menos estarán muy estresados, porque estarán esperando que llegue toda esa chatarra”, dijo Kunal Sinha, director global de reciclaje de Glencore.
Claramente será un negocio a futuro, y seguramente será muy rentable. Las plantas de reciclado podrían mantener mayores ingresos de material agotado si las personas tuvieran una mayor conciencia respecto a millones de baterías de pequeños artefactos eléctricos de consumo personal que están hoy guardados en cajones, como teléfonos celulares, computadoras personales y otros dispositivos que utilizan baterías de iones de litio. Pero aun así, si esa cultura del reciclado no es acompañada de campañas y acciones de recolección de los gobiernos, la proporción será muy baja en comparación con la hipotética cantidad de material para reutilizar.
La industria automotriz está cambiando y así como quedarán en el camino productores de elementos que ya no se utilizarán en los automóviles cuando sean eléctricos, aparecerán nuevos negocios adosados a los vehículos a batería. El punto crítico para todos, es entender en qué momento cambiar o arriesgarse a sobrevivir en el intento de seguir adelante.
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