Se presentó en el Salón de Frankfurt, el 21 de septiembre de 1961, se dejó de fabricar completamente en cualquier planta de Renault en el mundo en 1992. Fue el primer auto de pasajeros de tracción delantera de la marca, un concepto que apuntaba a competir con el ya exitoso Citroën 2CV, pero con algo más de fortaleza mecánica y de carrocería. El Renault 4, nacido como 4L, fue uno de los símbolos de una época pero también una apuesta audaz e inteligente de Renault. Se fabricaron poco más de 8 millones de unidades en 31 años.
La palanca de cambios al tablero, el vidrio de las ventanas corredizo por mitades, y un portón trasero que no se conocía hasta ese momento, permitiendo que se pudieran rebatir los asientos traseros y convertirlo en un furgón de carga, fueron marcas personales. Por todo eso, fue una sorpresa en sus años de recién nacido, y lo vuelve a ser ahora, cuando al ser restaurado, un R4 deja con la boca abierta al descuidado observador que se acerca a ver de qué se trata.
Si bien en Europa se presentó oficialmente en 1961, en Argentina se comenzó a fabricar en 1963 y se mantuvo en su versión 4L hasta 1972. Desde el inicio, la mecánica fue siempre la de un pequeño motor de 850 cm3 y 33 CV de potencia, incluso cuando en 1968 dejó de llamarse 4L y se denominó R4 “a secas”. La diferencia radicaba en su interior, con un tablero mejorado al igual que los asientos.
Hubo una versión llamada Parisienne, inspirada en un modelo único que tuvo tanta repercusión en Francia que se lo convirtió en auto de serie. Se fabricaron 100 unidades que se identificaban con una decoración bitono que mezclaba un color pleno y una trama con otro tono que lo volvía a incluir.
En 1970 nació la segunda versión del R4, llamada 4S. Tenía cambios visibles en la parrilla, que ya no era la conocida como boca de ballena y ahora se extendía en una superficie más grande que incluía a los faros dentro. Pero mecánicamente llegaba un salto de potencia gracias a la incorporación del impulsor 1.020 cm3 que le permitía llegar a 48 CV con una caja de velocidades que ahora tenía cuatro marchas. Además se cambiaban las barras de torsión por unas de mayor diámetro, lo que permitía que el auto tenga mejor estabilidad que su predecesor. A nivel de equipamiento, el 4S incorporaba calefacción, algo que aunque parezca increíble, no tenían los R4 originales.
Fue a finales de los años 70 cuando apareció el Renault 4S segunda serie que dio lugar al GTL. Se lo conoció como el “jean sobre ruedas”, un slogan de publicidad que intentaba reflejar el espíritu del auto, ahora modernizado con baguetas plásticas y detalles que lo hacían verse acorde a la imagen de los vehículos de ese tiempo. Los cromados iban desapareciendo y el plástico era moda. Esta versión volvió a recibir un motor de mayor cilindrada, ahora era un 1.100 cm3. Y en su interior, nuevos asientos pero sobretodo un cambio completo en el tablero, tomaba la línea del Renault 5 que ya era un éxito en Europa, con un diseño mucho más elaborado.
A fines de 1978, un Renault 4 se anotó para participar del Rally París Dakar, que comenzaría a correrse con los primeros minutos de 1979. Los hermanos Bernard y Claude Marreau no solo se animaron enfrentar los desiertos africanos con un Renault 4 Sinpar 4x4, sino que lograron terminar la carrera.
En 1988 se deja de fabricar en Europa y en 1992 se interrumpe la producción global de un auto que hizo historia, pero especialmente dejó huella. En Argentina ocurrió algo muy curioso. Hace apenas 5 años, un grupo de unos 30 entusiastas y fanáticos del R4 decidieron crear una entidad que los nucleara y que permitiera recuperar cientos de autos que hace mucho tiempo dejaron de circular por las calles.
Así nació “Restauradores del Renault 4″, bajo la premisa de recuperar autos manteniendo la originalidad de fábrica. Lo que no imaginaron era que en tan poco tiempo, pudieran conseguir que la restauración de Renault 4 haya sido la más grande en número de unidades recuperadas. Entre 2018 y 2022, han conseguido que entre 300 y 350 vehículos vuelvan a circular por las calles de nuestro país. Hoy, el grupo tiene 32.000 miembros y es uno de los clubes de restauradores de Renault 4 más grandes del mundo.
“Restaurar un auto es el psicólogo más barato”, dice Walter Cavigliato, miembro del club, que además aclara que “en el grupo solemos decir que, para realizarse, el hombre tiene que tener un hijo, plantar un árbol, escribir un libro y restaurar un auto”.
La diferencia entre este grupo y otros muy importantes como los de Francia, España o Portugal, es que en esos países, el auto no se restaura para su uso particular, sino para coleccionar. También hay grupos de restauradores en la región, como Uruguay, Chile o el de Colombia, donde la marca es muy fuerte, pero en ese país se modifica los autos, y la restauración tiene también algo de customización.
Pero el Renault 4 además, adquiere un valor muy grande hoy en día por ser el “símbolo de una generación que construyó un porvenir para sus hijos a bordo de un R4. Era el auto accesible que permitía ser utilizado tanto para el trabajo como para el disfrute personal”, dice Cavigliato.
En los años 80, su cualidad de vehículo versátil como pocos, que a la vez era también económico y divertido, podría considerarse que fue un precursor del concepto de SUV actual, especialmente porque con la tracción delantera y un muy bajo peso, podía pasar por zonas complicadas para muchos autos de mayor potencia.
A través de su paso por la industria automotriz argentina, el Renault 4 tuvo una producción de 148.170 berlinas, de las cuales 100 fueron de la edición especial llamada Parisienne. Además se fabricaron 8.972 autos del modelo furgoneta y 173 de la versión pickup.
Marcó una era y la movilidad eléctrica le ha permitido renacer en el proyecto Renault 4ever que se planifica para 2025. Será novedoso pero mantendrá el mismo espíritu. Pero los R4 con palanca al tablero, seguirán siendo únicos.
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