No es un SUV, es un Jeep. Esa podría ser la mejor definición de la mirada de la marca respecto a este símbolo que es el Renegade, nacido en 2015, y que fue capaz de conquistar casi hipnóticamente a un usuario de vehículos multipropósito como pocos, quizás como ninguno, y darles a los amantes de las siete barras algo que necesitaban.
El Renegade cumplió con creces los objetivos propuestos y solo con mirar las calles de las grandes ciudades, pero también del interior del país, se puede corroborar. Es distinto por su forma de Jeep, por el espíritu que sostiene y que lo muestra como un heredero de la leyenda nacida en 1941 con el Willys, y porque es un SUV del segmento B con capacidad 4x4, de los que hay muy pocos con sus cualidades, prestaciones y precio.
Pero le faltaba un paso más. Era necesaria una actualización que lo pusiera en el tope de la tabla para competir con una variedad y cantidad de modelos que han llegado al segmento de los SUV compactos como a ningún otro. El motor 1.8 litros de la versión Sport se quedaba “algo corto” de potencia, más en la versión de caja manual de 5 marchas que en la automática de 6, pero requería crecer.
Y por fin llegó el nuevo Renagade, que tiene cambios estéticos en paragolpes, parrilla, luces, llantas y espejos en el exterior, y un nuevo tablero y volante en el interior, además de un techo panorámico en la versión más equipada, pero que fundamentalmente tiene un nuevo motor naftero de 4 cilindros y 1.3 litros turbo capaz de entregar 175 CV, con lo que, ahora sí, tiene todo lo necesario para liderar un segmento verdaderamente superpoblado. El mercado luego dará su veredicto, pero los argumentos para ser optimistas, los tienen.
Jeep decidió que el modo de lanzarlo oficialmente era al estilo Jeep. Con una experiencia auténticamente aventurera. Entonces, aprovechando la presencia de la marca en el complejo de esquí de Cerro Bayo en esta temporada invernal 2022, puso una flota de Renegade Trialhawk T270 4x4 para recorrer durante dos días, zonas con diversos grados de dificultad entre San Martín de los Andes, Villa la Angostura y San Carlos de Bariloche.
El clima ayudó, porque gracias a un invierno crudo como pocos en los últimos años, la caravana liderada por el experto Ricky Djapic, tuvo la posibilidad de probar las cualidades del vehículo en todo tipo de terrenos, desde la tierra dura por presencia de piedra, hasta nieve con partes heladas, pasando por grandes guadales de barro profundo. Podría decirse que la exigencia incluso fue mayor a la que el usuario de un Renegade podría solicitar del automóvil, especialmente por su despeje no tan beneficioso para el off-road pesado y por estar calzado con neumáticos con especificación de ruta y no de terrenos complejos.
Sin embargo, el Jeep se defendió muy bien gracias a su variedad de seteos electrónicos para distintos pisos que ahora se ha ampliado con la incorporación de un modo Rock, y de su nueva caja de velocidades automática de 9 marchas.
Probablemente ahí radique el secreto. Cinco modos de conducción, Auto (automático), Snow (nieve), Sand (arena), Mud (barro) y Rock (pierdas), seleccionables desde un simple mecanismo de rueda, pero además dos adicionales, el 4WD Low, y el 4WD Lock.
La combinación de estos sistemas, encerrados en lo que se denomina el Jeep Selec-Terrain, es lo que permite una combinación de opciones que vale la pena conocer para poder utilizar un Renegade Trialhawk con todo su potencial.
Cada modo tiene la interacción de hasta cuatro sistemas distintos, el de inyección del motor que debe regular para más o para menos la entrega de potencia, esto es dosificar el torque según la necesidad. Así, si la selección es barro o arena, entregará el máximo torque posible, pero si es nieve será lo contrario. Además, actúa la transmisión, ya que en barro o arena estirará las RPM antes de cambiar a la marcha siguiente, pero en nieve los adelantará, cambiando a menos vueltas para evitar patinamiento. El otro factor que interviene en estas configuraciones es el acople o desacople de las ayudas a la conducción, porque una vez más, según el terreno, se va reduciendo o incrementando efecto que causan, como por ejemplo el control de tracción, de modo de liberar de esfuerzo una rueda que patina y aplicarlo a la que tiene agarre.
Finalmente, el bloqueo de diferencial llamado 4WD Lock y la reducción electrónica de primera marcha llamado 4WD Low, son las otras dos herramientas que dispone el nuevo Renegade para asistir a su conductor en un terreno difícil. El 4WD Lock lo que hace es adelantarse a un terreno en el que será necesario tener repartida la tracción 50% adelante y 50% atrás, algo que si se conduce en modo Auto también ocurriría, pero con la diferencia de la inmediatez. El sistema Auto puede perfectamente detectar un cambio de adherencia, incluso en una ruta de asfalto en la que repentinamente comienza a llover con intensidad, y repartir la tracción entre ambos ejes, pero esa función requiere el tiempo que necesitan los sensores para registrar el cambio de piso y hacer esa modificación, mientras que con 4WD Lock, eso lo decide el conductor y con solo presionar un botón ya estará activado.
En el caso del sistema 4WD Low, no se trata de una caja paralela como eran las mecánicas de otros tiempos con alta y baja para todos los cambios, sino solo de una caja única con un primera muy corta, tanto que solo se usa al solicitarla con otro interruptor como el del bloqueo de diferencial. Así, salvo a demanda, el Renagade Trialhawk utiliza en realidad 8 cambios en los otros modos, arrancando siempre desde el segundo engranaje que se utiliza como primera larga.
El vehículo creció en capacidades off-road claramente, pero además mantiene un nivel de equipamiento acorde a las exigencias de un consumidor que quiere tener la asistencia de la tecnología para mantener los estándares de seguridad pasiva y activa del mercado actual.
De momento se mantendrán cuatro versiones, las Sport mantienen el motor 1.8 de 130 CV con opciones de caja manual de 5 marchas o la automática de 6 y tracción simple; la intermedia llamada Longitude que ya incorpora el nuevo motor turbo aunque con la misma caja de 6 marchas y tracción trasera; y la joya de Renegade, la versión Trialhawk, con el mismo motor 1.3 litros de 175 CV y 270 Nm de torque que ya comienza a las 1.850 RPM y lo mantiene hasta las 4.000 RPM, y la caja automática de 9 velocidades y tracción integral.
Como dicen en Jeep, los íconos no cambian, los íconos van evolucionando a lo largo del tiempo.
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