El mundo de la movilidad está cambiando vertiginosamente. Por un lado hacia un modo más sustentable y a la vez hacia uno menos sofisticado, o algo así. La micromovilidad es la palabra mágica, y de lo que trata es de la forma de trasladarse de las personas dentro de las ciudades, con el menor costo y la mayor practicidad posibles. Es un nuevo concepto que se conoce como VMP, sigla de las palabras vehículo de movilidad personal.
Naturalmente, dentro de este paraguas entran las tradicionales formas históricas como el skate, el monopatín y la bicicleta, pero a ellas se han sumado las que se impulsan con un motor a batería, como las e-bikes, los monopatines eléctricos e incluso las motos eléctricas también.
En la pandemia, entre la necesidad de las personas de trasladarse sin riesgos de contagio, y de hacerlo ahorrando el costo que demanda hacerlo en un auto particular, la explosión de ventas de los VMP ha sido uno de los fenómenos de los dos últimos años en todo el mundo, con cifras que se han multiplicado de a tres cifras, según reportan los especialistas.
Y como siempre ocurre, cuando hay una moda o un éxodo de consumo masivo hacia algún nuevo producto, las ideas creativas tienen el campo de cultivo perfecto para proponer algo distinto que rompa el promedio.
Esto podría ser lo que sucedió con una bicicleta eléctrica llamada Reevo Hubless, que fue presentada formalmente en plena crisis del Covid-19, a mediados del año 2020, y la cualidad diferenciadora del resto de los vehículos similares fue que se trataba de una bicicleta cuyas ruedas no tienen rayos.
Se trata de llantas con rodamientos internos que permiten el movimiento del neumático como si fuera la cara externa de un rulemán. Esos neumáticos van selladas en tres puntos para conseguir mayor durabilidad. La estructura que las soporta solo llega de uno de los laterales de cada rueda, por lo que cambiar un neumático dañado o pinchado es simple. Con desinflarlo completamente, sacarlo por un costado es una tarea que lleva un par de minutos.
Pero tener ruedas sin rayos permite que en ese espacio libre que queda, se puedan colocar unas prácticas alforjas para llevar carga a baja altura, lo que favorece el andar seguro por mejorar el centro de gravedad, que en una bicicleta no es nunca bueno porque el cuerpo humano está demasiado lejos del piso.
En cuanto a la propulsión eléctrica de asistencia, el modelo original de la Reevo Hubless tenía un motor eléctrico de 750W con acelerador, lo que la convertía en una motocicleta con pedales. Pero para entrar dentro de la categoría de bicicletas eléctricas, han debido modificar esa proporción, y ahora se comercializa con un motor mucho más pequeño, de 250 W y no tiene acelerador manual, con lo que es un asistente al pedaleo con una velocidad máxima de 25 km/h. Su autonomía es de 60 kilómetros y se carga completamente tras unas 3 horas conectando su batería extraíble a la red doméstica de electricidad.
Esta asistencia al pedaleo es adaptable a través de 5 niveles, que permiten incluso detectar una pendiente para reforzar la potencia que aportará a quién está pedaleando. En base a la fuerza que se le esté ejerciendo, proporcionará la asistencia necesaria en cada caso.
Entre las novedades tecnológicas que ofrece, al no rodar, esta bicicleta eléctrica incorpora dentro de sus llantas y a muy baja altura una luz delantera blanca y una trasera roja, ambas de tecnología LED. Estas luces tienen incluso un intermitente para giros y una luz de freno trasera.
Para dar mayor seguridad a sus propietarios, dispone de un detector de huellas digitales para identificar a quien la quiera utilizar, en el que se pueden cargar hasta 5 huellas distintas. De todos modos, no es un vehículo muy barato, ya que la versión más accesible está publicada en su sitio web, donde se puede encargar y comprar directamente, en 4.795 euros, con una versión tope de gama de 4.995 euros.
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