El Grand i10 es de procedencia India, y es el sedán que se comercializa en casi todos los países de Latinoamérica. El Accent, paradójicamente, es fabricado en México pero para el mercado de EE.UU. Ambos modelos son los dos sedanes más económicos que Hyundai vende en nuestro continente, aunque para diferentes mercados. Esa fue la distinción que motivó a GlobalNCAP y LatinNCAP a efectuar un test comparativo, chocando una unidad de cada origen entre sí, para visibilizar las notables diferencias entre lo que se exige para uno y otro mercado a nivel de estándar de seguridad para los vehículos.
Las conclusiones de este impactante ensayo fueron que la protección ofrecida por el modelo Accent a su conductor durante la prueba de choque fue buena y el modelo mostró estructura estable. En cambio, el Grand i10 mostró una estructura inestable y protección pobre para el conductor, incluso con probabilidad alta de lesiones de riesgo de vida. El Hyundai vendido en México hubiese obtenido una calificación de cero estrellas en las pruebas de LatinNCAP, según informa la propia entidad en un comunicado.
El detalle del estudio que se hizo después de la prueba de choque entre ambos modelos, dice que en el Accent, tanto conductor como pasajero tuvieron una protección buena en la cabeza, y fue marginal en el torso y parte superior de las piernas del conductor.
Por el contrario, evaluando las consecuencias del choque en el Grand i10, la cabeza y el torso del conductor fue evaluado como de una protección pobre, y los pies, pierna derecha completa y parte superior de la pierna y pie izquierdos fueron calificados como de protección débil.
Alejandro Furas, Secretario General de LatinNCAP, dialogó en forma exclusiva con Infobae luego de este test, analizando los resultados y las causas que llevan a que el mercado Latinoamericano tenga el actual nivel de seguridad en sus autos.
“En este ensayo no se calificó con estrellas, lo que se hizo es una evaluación sobre la protección de los ocupantes, es decir, cuan mejor protege un modelo que el otro si los dos se chocaran en la ruta. Lo que se busca en estos ensayos, es mostrar y con eso sensibilizar a los consumidores, para que vean lo que sucede si quieren comprar el sedán más barato de una marca de un lado y otro de la frontera. Se utiliza este tipo de auto, porque es frecuentemente el vehículo más popular y accesible, no de la marca, sino como concepto del tipo de auto de que se trata. Esto no es la primera vez que se hace, GlobalNCAP realizó un test similar con el sedán más barato de Nissan en ambos mercados en el año 2016″, dijo Furas.
“El test es demostrativo de la diferencia que hay en un mercado y en el otro. Lo que se marca aquí es como en la entrada de gama, en los autos populares, el mismo consumidor que busca el auto más accesible, tiene una diferencia en el equipamiento estándar y en la seguridad estándar. Es lo que decimos siempre del doble estándar. El comprador de EE.UU. que busca el mismo auto, tiene más seguridad que el del lado mexicano y del resto de América Latina también”, resaltó el ejecutivo de LatinNCAP.
“Hay muchas formas de ver por qué sucede esto. En los vehículos que se han testeado, se entiende que hay un cumplimiento de alguna normativa mínima. Lo que sucede en los mercados que han tenido éxito en mejorar la seguridad a lo largo de los años, y que por lo tanto han mejorado la seguridad vial también, es que los gobiernos, además de exigir normas, y hacerlo de manera robusta, cosa que en América Latina se evade aplicarlas o imponerlas con esa rigurosidad desde hace mucho tiempo, tienen una estrategia que es la recomendada por la ONU, que además de la actualización de los estándares, promueve un sistema de información al consumidor con el objeto de traccionar sobre los fabricantes para que voluntariamente vayan por arriba de los niveles mínimos que piden los gobiernos. Y eso se explica fácilmente al ver que en esos mercados, los automóviles de entrada de gama tienen un nivel de seguridad, muy superiores a los que tienen otras regiones. En América Latina no hay apoyo de los gobiernos para que haya más información al consumidor sobre seguridad en los autos”, resalta con una preocupación que está latente desde 2010 en la región.
Furas explicó cómo deben actuar los estados respecto de la seguridad de los vehículos: “los gobiernos, no tienen necesariamente que hacer los test ni gastar dinero en esto, sino que lo que deberían hacer —como hacen en muchos otros casos o áreas—, es exigir los etiquetados, o exigir que los vehículos, para venderse, tengan un etiquetado de estrellas, para que el consumidor vea de una manera simple cual vehículo es mejor en seguridad”.
El especialista remarcó que “en EE.UU., por ejemplo, no se pueden vender autos si no tienen la calificación de estrellas del programa local. En Malasia ocurre algo similar. En Europa no es obligatorio pero porque ya es una norma implícita que cada auto nuevo tiene que salir a la venta tiene que estar evaluado por EuroNCAP y por ende, su calificación de estrellas tienen que ser publicadas. En eso está la falencia de los gobiernos en Latinoamérica, en no facilitar la información al consumidor, aun sabiendo que hay carencias a nivel normativo respecto a la seguridad en los autos”, consideró Furas.
Está en los gobiernos la posibilidad de contribuir, y en los fabricantes la posibilidad de mejorar voluntariamente. Las normas, según Furas, “están atrasadas en nuestra región más de 20 años respecto a los estándares que se empiezan a aplicar en Europa este 2022″.
En EE.UU. todos los fabricantes acordaron voluntariamente hace unos 5 años, que a partir del año 2022, todos los autos nuevos tendrán frenado autónomo de emergencia de serie, sin que esto fuera obligatorio por parte del gobierno. En China ocurrió algo similar, y desde hace tres años todos los autos tienen control electrónico de estabilidad aunque no es una exigencia de las normas.
“América Latina se está posicionando por debajo de India y de varios países de África en términos de normativas, y eso debería ser una gran preocupación para todas las partes, al menos para los consumidores, porque creemos que el consumidor, desde la presión, puede generar el cambio, pero para eso, se deberían obligar los test, o al menos los etiquetados”, reclamó el Secretario General de LatinNCAP.
Es así que, cuanto más información tengan los compradores, mejor será su elección, y si las elecciones empiezan a decantarse por la seguridad, la calidad del parque automotor en toda la región podrá subir a niveles cercanos a los del resto del mundo. Y finalmente, eso mejorará la calidad de la seguridad vial, no solo para quienes viajan en auto, sino para todos los que se trasladas por la vía pública.
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