No va a ser fácil compensar con explicaciones, la fuerte impresión que ha causado la tragedia del incendio de Recoleta, este 23 de junio, en el que fallecieron 5 personas, tras un incendio de gran magnitud, que se produjo por la explosión de la batería de un monopatín eléctrico.
Es natural que la primera reacción sea la de resistirse a utilizar equipos que contengan una batería de iones de litio, pero así como ocurre con un auto deportivo de alta performance que sufre un accidente trágico a pesar de toda la tecnología que tiene en su equipamiento, siempre hay que tener en cuenta que hay un correcto uso y un límite físico que no se pueden superar. Pero así como hay cosas que se pueden evitar, hay otras que no, el consumidor, en genera, no es experto en electrónica o tecnología, sino solo un usuario.
La movilidad eléctrica es una de las industrias que más impulso tiene en el mundo entero, y por esa razón, es también un nuevo negocio al que muchos se quieren aventurar. Cuando esto pasa, los órganos de control son los que deben garantizar al usuario que la calidad de los productos que están en el mercado, cumplen con las normas de seguridad mínimas, y para eso las certificaciones son fundamentales.
Lamentablemente esto no suele ser lo que ocurre en países como Argentina, donde comprar un producto no homologado o no certificado es posible, naturalmente a un menor precio en un mercado donde la informalidad es moneda corriente.
Entonces es importante saber la calidad de los productos, pero no solo de la carcasa, sino también de su sistema eléctrico, que en este caso, acaba de comprobarse la enorme importancia que tiene.
Un monopatín eléctrico, así como una bicicleta eléctrica, tiene su batería compuesta de celdas. Para que sea más fácil de comprender, una celda tiene el aspecto de una pila como las que se compran en un kiosko, para alimentar cualquier producto eléctrico como un control remoto hogareño. La diferencia es que es recargable y funciona en paquete, con un control electrónico que regula el funcionamiento y el corte de carga. Cada celda está dividida en tres partes fundamentales, un ánodo un cátodo y un electrolito.
Arnaldo Visintin, experto argentino en electroquímica y en baterías, que suele ser materia de consultas para Infobae, ha explicado que “una batería de iones de litio generalmente se utiliza hasta un 80% de su capacidad, ya que se van degradando por el problema que tienen los electrodos, que se van desgastando a medida que se cargan y se descargan. Cuando los ánodos reciben los iones de litio (en el proceso de carga), cambian su volumen, y al descargarse se contraen. Ese aumento y contracción hacen que se vaya rompiendo, entonces una batería común hoy se piensa que tiene una vida útil de unos 8 años”.
Esta explicación es apropiada para comprender qué ocurre cuando una batería está en el final de su ciclo de vida útil, algo que suele comprobarse con los teléfonos celulares cuando se hinchan o se sobrecalientan al cargarse. Ambos síntomas demuestran que esa celda única que tienen los teléfonos móviles, ya no está funcionando bien. Otra de las cosas que ocurre, es que demora cada vez más en cargarse y se agota la batería en menos tiempo. En un teléfono, raramente ocurra un accidente, pero cuando algo así sucede con una pila de un vehículo que se alimenta con muchas de esas celdas juntas, el desperfecto de una puede ocasionar que se afecten las celdas vecinas y entonces un sobrecalentamiento pasa a ser un gran problema.
Ahí es donde entra en juego el método de carga, el cargador, y la calidad de las celdas y el BMS (Battery Management System), que es el encargado de regular el funcionamiento de la energía tanto de entrada como de salida.
Las precauciones que hay que tomar y que están al alcance de los consumidores son básicamente de dos tipos:
1. Comprar productos con garantía de una marca o con especificaciones que demuestren la calidad de sus componentes.
2. Hacer el uso correcto del producto, tanto al momento de desplazarse con él, como en los modos de cargar sus baterías.
En Europa, por ejemplo, un monopatín eléctrico no se puede vender si no tiene homologación de las autoridades regulatorias. Es ilegal. En nuestra región existen los llamados “importadores golondrina”, que muchas veces, viendo un negocio momentáneo, traen productos de bajo costo sin reparar demasiado en la calidad y compatibilidad con el país en el que se comercializarán.
Joaquín Lorieto es importador de monopatines, motos y bicicletas eléctricas en Uruguay, que observa esta situación a la distancia, ya que no estó involucrado en el mercado argentino, pero con un gran conocimiento técnico, ya que además de creador de TGRide, una empresa de Service especializado en movilidad eléctrica, es fabricante de Vindrais en su país.
“Los productos de mejor calidad vienen con un manual de uso, especificaciones claras, y tienen medidas de seguridad internas en la batería, como fusibles internos para evitar descargas muy grandes. Incluso los cargadores tienen algo conocido como “time-out”, que es un modo de seguridad por el cual el cargador, cuando pasa determinado tiempo en el que la batería debería estar cargada, se desactiva automáticamente”, explicó.
“Es muy importante que los productos tengan el BMS o PMS, porque es la unidad electrónica que se asegura que ningún conjunto de celdas se sobrepase de carga o que no se queden por debajo de la carga mínima para que no se dañen, e incluso los de mejor calidad tienen un sensor de temperatura, que interrumpe la energía en caso de detectar que está sobrecalentada la batería”, agregó.
En cuanto a los cargadores, hay algo muy importante que Lorieto destacó como fundamental para evitar accidentes eventuales. “Siempre se debe utilizar el cargador que viene con la batería. Si se rompe ese cargador, hay que ir y comprar el repuesto al mismo importador. No está bueno mezclar cargadores. Hay diferente tecnología, curvas de carga. Y otra cosa muy importante a tener en cuenta. Muchas veces el cargador que viene con el producto, no tiene la misma ficha de la red eléctrica local. Si ese es el caso, lo más común es usar adaptadores, que como todos sabemos, muchas veces no enchufan bien y eso genera una cantidad enorme de chispas y recalentamiento. Hay que tratar de comprar un cargador con la ficha de la norma de nuestro país, y si no la tiene, intentar que el enchufe al que se conecte sea de la misma ficha o tenga un adaptador de buena calidad”, advierte.
Por último, también deja una reflexión a propósito de lo ocurrido en Recoleta. “No es común lo que pasó. Por nuestro taller pasan muchos vehículos eléctricos todos los días, y nunca tuvimos un caso de uno que se haya prendido fuego o haya explotado tampoco la batería. Así como hay autos que se prenden fuego, y tienen combustible que hace que todo sea peor, son accidentes que a veces suceden, pero no es lo común. Siempre comprar productos de calidad va a contribuir con estar más seguros por los componentes con los que están fabricados”.
En cuanto al correcto uso de uno de estos vehículos, vale tener en cuenta que, por el tipo de movilidad, los monopatines suelen estar expuestos a golpes, tanto rodando como sin rodar, ya sea por caídas, pozos o desniveles o incluso al ser transportados en la mano, por ejemplo para subir o bajar de un transporte público.
Se puede golpear el Battery box, que es el lugar donde se aloja la batería y sobre el cual se apoya el peso del cuerpo ya que es la estructura misma del monopatín, y se puede resentir, según la magnitud del golpe, una o más celdas. Pero también se pueden golpear las conexiones y si esto pasa, lo recomendable debería ser que sea revisado por un especialista, porque allí puede empezar el riesgo de un accidente eléctrico.
Revisar las especificaciones del producto, intentar que el cargador sea compatible con la ficha de conexión, asegurarse que la instalación eléctrica hogareña esté preparada, no cambiar el cargador original por uno que parezca similar, no poner cargadores rápidos que alteren la estabilidad de las celdas y de ser posible, no enchufarlo en un lugar interior, son algunas de las recomendaciones que todos los especialistas recomiendan. A veces, en busca de una solución rápida, se dejan pasar ciertas precauciones, y el costo puede ser demasiado alto.
“Hay que entender que las baterías generan energía eléctrica gracias a una reacción química. No hay una máquina adentro de una batería. No es algo perfecto que funciona de determinada forma y lo hace siempre así. Hay electrones moviéndose de un punto a otro y ahí hay situaciones de stress, recalentamientos. Es una tecnología muy avanzada y hay que aprovecharla, pero hay que ser muy respetuoso y cuidadoso con esto”, concluyó Lorieto.
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