La historia dice que el único avión supersónico de pasajeros fue el famoso Concorde, desarrollado conjuntamente por British Airways y Air France. El avión comenzó sus vuelos en 1969, pero recién en 1976 empezó a transportar pasajeros. Era una aeronave con características muy identificatorias, como su nariz aguda e inclinada en los descensos y sus alas triangulares que conectaban la punta de cada una con la cola misma del fuselaje. Era capaz de volar a 2.179 km/h, es decir casi dos veces la velocidad del sonido.
El Concorde podía unir New York con Londres en apenas tres horas y media, pero el ticket tenía un costo altísimo, cercano a los 10.000 dólares. Pero dejó de volar en octubre de 2003 porque era antieconómico, no solo por el alto costo de fabricación, mantenimiento y consumo de combustible, sino también por la limitada capacidad que tenía de apenas 144 pasajeros. Pero también hubo una fuerte reticencia a usarlo luego de un trágico accidente en Francia en julio del año 2000, en el que murieron 113 personas entre pasajeros, tripulantes y personas que estaban en tierra. Aunque después se comprobó que no hubo una falla del avión en sí mismo para que ese accidente aconteciera, los atentados del 11 de septiembre en el World Trade Center y la desconfianza en el avión supersónico, generaron una fuerte resistencia a utilizar esa nave y terminaron con su vida útil.
Los Concorde volaron por casi 30 años y 20 años después del último aterrizaje en Londres, el sueño del avión supersónico de pasajeros parece estar de vuelta. Lo está desarrollando una compañía norteamericana instalada en Houston, llamada Venus Aerospace. El proyecto comenzó en 2020, en plena pandemia, y la startup dice que ya ha recaudado inversiones por más de 33 millones de dólares. El avión se llama Venus Stargazer y lo denominan como un avión espacial de pasajeros, que volará tres veces más rápido que un Concorde, es decir a Mach 5, pero que podrá incluso llegar a Mach 9, es decir nueve veces la velocidad del sonido.
Sin embargo, no saldrá de la órbita terrestre, sino que volará a 51.000 metros de la superficie y a otros 50.000 del espacio en sí mismo. El Stargazer no tendrá una gran capacidad, solo podrá transportar a 12 pasajeros, pero prometen que unirá Los Ángeles con Tokio en solo una hora de viaje.
Al igual que el Concorde desarrollado por los ingleses y franceses a finales de la década del 60, este avión supersónico utilizará la misma infraestructura de aeropuertos internacionales actual, ya que el despegue se realizará con motores a reacción como los de los aviones convencionales. Recién una vez fuera de la altura y zona en la que pueda afectar a la población, se activarán los cohetes que permitirán alcanzar la máxima velocidad de 11.000 km/h con la que hará el resto del viaje.
Si bien no se han dado detalles de la tecnología de su propulsión, Venus Aerospace dice que tendrán un impulsor de cohete de última generación y cero emisiones: un motor a reacción de detonación rotatoria patentado (RDRE). Las pruebas comenzarán recién en 2025 y se espera que demanden un mínimo de 5 años, durante los cuales deberán asegurarse la performance y la seguridad necesaria para que el programa sea exitoso. También dicen que entre sus objetivos está tener un costo de pasaje similar al de un asiento en primera clase de una línea aérea convencional actual.
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