Raza Fuerte. Dos palabras que dicen mucho, pero que en el inconsciente colectivo significan una sola cosa: una pickup Ford. Es automático, una asociación directa, casi una marca, con el peso de la historia, que fue pasando de generación en generación.
Raza Fuerte era el slogan de las publicidades de la Ford F-100 en los años 70, que quedó inmortalizado con uno de los comerciales de TV más famosos y premiados, aquel del lanzamiento desde un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina a baja altura, que despertó asombro en los usuarios en 1974. “Ford la pickup más fuerte de Argentina”, decía la voz del locutor Ricardo Jurado.
Por su espectacularidad, ese comercial eclipsó uno previo, de 1973, en el que una F-100 era conducida a campo traviesa desde la cima de una sierra hasta la base, saltando, pasando todo tipo de obstáculos e incluso saltando caminos transversales que se cruzaban en su camino.
Cuando en 2019, Ford decidió que las Pickups y SUV serían el eje de su nueva estrategia de productos, de a poco fueron desapareciendo de las líneas de montaje locales los Focus, Ka, Fiesta y EcoSport. La planta de General Pacheco está recibiendo la más grande inversión en su historia, de 580 millones de dólares, para fabricar desde 2023 la nueva generación de Ranger, y empezaron a recorrer el camino de las pickup Full Size, las de gran porte.
El año pasado, con la llegada de Maverick, la oferta del óvalo pasó a ser la de mayor variedad de productos del segmento camionetas, con vehículos para todas las necesidades. Y el mejor modo de demostrarlo, fue proponiendo un verdadero desafío extremo en el que pudiera, de algún modo, revivirse aquella idea mostrada con la F-100, hace casi medio siglo.
Esta vez no hubo cámaras de cine filmando en 35 mm un corto publicitario, cambió la tecnología y un grupo de periodistas especializados con sus propios teléfonos celulares, más algunas cámaras fotográficas y un dron como apoyo, permitiría registrar la aventura.
Se eligieron dos terrenos en la provincia de Córdoba, con epicentro en Alta Gracia, la tierra de Oreste Berta, el más famoso preparador de autos de competición de Argentina, cuya empresa sigue trabajando con Ford en desarrollos especiales. Su hijo homónimo, Oreste (h), fue el anfitrión y organizador, pero fue también quién, con el profundo conocimiento de la zona, eligió los dos escenarios en los que se harían las pruebas de fortaleza de las pickup Ford.
El primer lugar fue la Estancia Los Molles, una extensión de terrenos privados de unas 120 hectáreas que incluyen la cumbre más alta de la zona, donde está ubicada la repetidora de Canal 12 de Córdoba, a 1.300 msnm. Desde la cima se pueden ver Villa Carlos Paz, Córdoba, y más cerca Alta Gracia. Pero para llegar a ese lugar, hay que trepar por un camino de 22 km, que el propio dueño de la estancia trazó hace ya más de 20 años, para que sus hijos aprendieran a hacer 4x4 en las condiciones más difíciles que pudieran encontrar.
La propuesta era hacer ese camino con Ranger, Ranger FX4, y Maverick Lariat 4x4 alternativamente entre los distintos conductores. Había zonas en las que se pedía a los dos ocupantes de la cabina de cada unidad, que pusieran especial atención a ambos lados del camino, porque era excesivamente estrecho, con piedras cortantes que podían dañar las cubiertas. Transitándolo, se entendió por qué no había ninguna F-150 para el recorrido. Por sus dimensiones, en ciertos momentos hubiera sido imposible pasar sin dañar el vehículo exclusivamente por el ancho del sendero.
En cambio, todas las miradas estuvieron puestas en Maverick, que por su menor despeje del suelo, podría encontrar dificultades para pasar zonas con rocas a las que había que trepar para seguir camino. Sin embargo, nobleza obliga, era un prejuicio infundado, porque el despeje no es tan bajo como parece, y la ductilidad del vehículo se adaptó a la perfección. Su torque y potencia complementaron a la perfección la necesidad de agarre y fuerza para pasar y seguir a sus hermanas mayores, las Ranger, que se sentían como pez en el agua.
Dos horas subiendo y dos horas bajando, dejaron claro que estos dos vehículos pueden enfrentarse a dificultades de las grandes y salir airosos. Pero quedaba el segundo desafío, donde esperaban los 450 CV del V6 3.5 litros biturbo naftero de la F-150 Raptor y los 215 CV de la 4 cilindros biturbo diésel de 2 litros de Ranger Raptor.
El lugar cambiaba completamente. Ahora era una enorme cantera llamada BlackRock, también en las proximidades de Alta Gracia. En camino, el grupo pasó por la Fortaleza de Oreste Berta, donde, como parte de la recorrida, se pudo apreciar un motor V8 Coyote de Ford de casi 500 CV en el banco de pruebas girando a 6.800 RPM. Una bestia preparada para competición por el equipo del “Mago”, Don Oreste.
Ya en la cantera, un escuadrón de F-150 Raptor y Ranger Raptor esperaban por dos tipos de pruebas a bordo. La primera parte era un recorrido por el circuito armado con todo tipo de dificultades y grados de pendientes ascendentes y descendentes. Incluso también con una trepada que terminaba con una curva tan cerrada que había que frenar, retroceder entrando de cola en un pequeño espacio y dar dirección a tope nuevamente para poder continuar. La última dificultad era trepando a unos 40° de inclinación con terreno completamente destrozado y al llegar a la cresta, sin visibilidad alguna por el ángulo de la subida, comenzar un descenso tan pronunciado como el anterior. Era como un salto al abismo, pero gracias al ángulo de la cámara delantera y las huellas que se proyectan en la pantalla de acuerdo a la posición del volante, solo fue cuestión de mirar la pantalla en el centro del tablero para descubrir qué había del otro lado.
La segunda parte del evento, casi con las últimas horas de la tarde, era comprobar la fortaleza de ambas pickup desde el asiento del acompañante. Al volante, los pilotos de rally Javier y Marcos Villagra, hermanos del múltiple campeón argentino Federico Villagra, serían los encargados de extraer el mayor desempeño posible de dos unidades, una F-150 Raptor y una Ranger Raptor, sometiéndolas a una exigencia tal que parecía imposible que pudieran salir sanas.
Fue una gran experiencia ver qué pasa con dos pickup saltando, trepando con plena potencia, derrapando, quebrando curvas cerradas. El comportamiento de la F-150 Raptor, en la situación de llegar con velocidad a una curva cerrada, aplicando frenos violentamente y volante al interno con acelerador inmediato, fue mejor de lo esperado. Inicialmente, la trompa pareciera “barrerse” hacia afuera, pero apenas aparece la potencia, las ruedas delantera “muerden” a la perfección y la trompa va hacia donde indica el volante.
Saltando, la Ranger es más ágil y despega más del piso, pero eso es natural por el menor peso respecto a la F-150. En cambio, al momento de pasar por terrenos irregulares extremos, las suspensiones de la Full Size pasan por arriba de todo, sin que afecte el confort en el habitáculo.
Por momentos, esa prueba pareció un camino por el túnel del tiempo, a aquél comercial de la F-100 bajando una ladera. El año que viene, casualmente cuando se cumplan los 50 años de aquel corto publicitario de 1973, llegará la nueva Ranger 2023, heredera de un legado único. Habrá que probarla.
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