Era el año 1964, apenas habían pasado pocos meses desde el nacimiento del Porsche 911, uno de los autos deportivos más famosos del mundo, que había irrumpido en el Salón de Frankfurt de 1963 como el sucesor del primer auto de la marca, el Porsche 356.
Sin saber que el 911 sería más adelante el ícono de Porsche y que mantendría su vigencia por más de 50 años, la baja cantidad de unidades que se habían vendido luego de un par de años en el mercado, generó algo de preocupación en Ferdinand Porsche. El 911 era un auto costoso, y quizás la elección de ese modelo se alejaba demasiado del 356.
Paralelamente, algo similar ocurría en VW, donde el Type 3, que era una especie de Beetle más sofisticado, y que había empezado a fabricarse en 1962, tampoco estaba viviendo un presente de rosas. Las ventas seguían por debajo de lo esperado, entonces surgió la idea de volver a producir un auto en conjunto, que recuperase los clientes o les diera un auto moderno a quiénes querían una renovación estética que a su vez fuera accesible. Era un revival de aquella experiencia del Porsche 356, que había nacido de la base de un Escarabajo y hasta compartía su mecánica.
Fue así como decidieron que Porsche diseñara un auto para que fuera construido por VW, y aunque tuviera el mismo aspecto, tuviera dos versiones diferenciadas. La más básica sería comercializada por VW, mientras que una más potente y equipada, quedaría bajo la marca Porsche.
El auto tenía que tener un aspecto que no remitiera a ninguna de las marcas, tendría que ser una forma nueva. El trabajo de diseño estuvo a cargo de Ferdinand Piech, sobrino de Porsche, quién dibujó un auto de dos plazas con motor central, con tecnología del VW Type 4 y del Porsche 911. Todo el proceso duró casi cuatro años, hasta que Piech terminó el prototipo.
Pero antes que viera la luz, a finales de 1968, la muerte del Presidente de VW, Heinz Nordhoff, casi es también la muerte del proyecto. El nuevo directivo de la marca paró el desarrollo porque quería que el auto fuese más potente, caro y llamativo. Quería usarlo de señuelo para que los clientes entraran a las concesionarias a verlo, y una vez que estuvieran entusiasmados pero comprobaran que no lo podían comprar, fueran tentados a quedarse con un Beetle.
En el Salón de Frankfurt de 1969 apareció finalmente el Porsche 914, fruto de la unión de ambas marcas en una nueva empresa creada exclusivamente para su comercialización, y que llamaron Volkswagen-Porsche. Esa combinación no fue una buena idea. El modelo tuvo muchas críticas porque decían que no era ni uno ni otro, y para mayor confusión, tenía los dos escudos en la carrocería. Era un auténtico señuelo, y la gente lo percibió rápidamente.
Tal como se había programado, se presentó en dos versiones pero ambas con los emblemas de las dos marcas. El 914/4 con motor 1,7 litros de cuatro cilindros de origen Volkswagen que podía lograr 80 CV de potencia y una velocidad final de 177 km/h. La otra versión se llamaba 914/6, y estaba equipada con un motor Porsche bóxer de seis cilindros y 2 litros de cilindrada, capaces de entregar 110 CV y llegar a 200 km/h.
Ambas opciones eran muy livianas, con 900 Kg para la primera y 940 para la más potente. Eso le permitía tener valores de aceleración y una velocidad de curva muy similares al 911. Y como el auto había sido puesto en un segmento más elevado del original para el que había sido concebido, su precio se acercaba mucho a la versión más económica del 911, lo que terminó jugando en contra, al menos para Porsche.
En el afán de dotarlo de mayor prestigio por sus cualidades deportivas, se crearon algunas versiones distintivas pensadas para competición. Así se creó la versión GT de 220 CV con motor Porsche, de la que se fabricaron 12 unidades, y luego se llegó el 914 S con un motor de ocho cilindros y 3 litros de cilindrada procedente del Porsche 908 de competición, que tenía sistema de inyección y alcanzaba 300 CV. De este auto se hicieron dos unidades, la segunda con algo menos de potencia, 260 CV, que terminó siendo un regalo de la empresa para Ferry Porsche para su 60mo. cumpleaños.
Mientras Volkswagen vendió 119.000 unidades del 914/4, Porsche solo pudo vender 3.300 del 914/6, lo que hizo que el matrimonio durara muy poco. La VW-Porsche no fue aceptada por los usuarios europeos, el 70% de las ventas del 914 fueron en EE.UU. y en 1976, se decidió dar por concluido el acuerdo y la fabricación del automóvil.
El paso del tiempo pareció dar verdadero crédito al auto, que hoy es considerado una pieza de colección para los amantes de Porsche, evidenciando que el escenario no fue el adecuado y las circunstancias tampoco. En el mundo de los autos, cuando algunas decisiones se toman desde la necesidad, el usuario se da cuenta.
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