Hay autos clásicos que son piezas de colección para observar y otros que son el placer de sus dueños para utilizarlos con cierta frecuencia en las calles. Los primeros, guardados celosamente en garages que hasta tienen climatización, no serán un problema a futuro, pero entre los automóviles que se suelen ver en las calles e incluso en carreras clásicas como las Mille Miglia, cuando los motores de combustión interna sean historia y estén prohibidos, no habrá muchas posibilidades para darles uso.
Para revertir esa situación se puede apostar a los e-fuels, los combustibles de laboratorio que se podrían utilizar en los motores térmicos actuales, y que planea incorporar la Fórmula 1 desde 2026, o convertir esos autos a eléctricos, reemplazando sus impulsores con unos a batería. Claro que esto último sería quitarle buena parte de la originalidad que debe tener un buen clásico, pero si lo que se quiere es poder seguir usándolo en las calles, no habrá más opción que hacerlo.
Lunaz es una empresa inglesa que se dedica exclusivamente a convertir autos clásicos y fastuosos a la electricidad, y que ha tenido mucha prensa en los últimos meses por tener entre sus propietarios a una estrella del fútbol mundial como David Beckham. Otra, menos conocida pero igualmente importante es Everrati Automotive Limited, también inglesa, que acaba de exhibir en Londres algunos de sus proyectos de automóviles emblemáticos transformados en vehículos eléctricos.
Y entre ellos, un Porsche 911 (964) Gulf Signature Edition, un Land Rover Serie IIA y un Mercedes-Benz W113 SL Pagoda, y éste último ha sido la gran atracción. El trabajo de Everrati fue en conjunto con la empresa restauradora de clásicos Hilton & Moss, la misma que acaba de inaugurar su primer Hotel Hilton de 5 estrellas para autos especiales al norte de Londres.
Convertir un SL Pagoda requiere primero que se desarme completamente el automóvil, dejando solo la carrocería completamente limpia. Una vez terminado de reparar o restaurar cada parte de chapa, se refuerzan ciertas zonas para sostener el nuevo peso de la batería, y se vuelve a armar el auto con piezas nuevas pero originales.
En la primera etapa del trabajo, la responsabilidad casi total es de Hilton & Moss, y cuando comienza el rearmado del auto, es cuando Everrati entra en acción para colocar las partes eléctricas y sus componentes complementarios.
Es entonces cuando se coloca la propulsión eléctrica, que consta de un motor eléctrico trifásico de 180 CV de potencia y 550 Nm de torque, lo que permite que el auto tenga una aceleración de 0 a 100 km/h en 7 segundos y una autonomía eléctrica de más de 260 kilómetros con una sola carga de su batería de 57 kWh. Al ser eléctrico, el auto no tiene caja de velocidades y en cambio sí cuenta con un sistema de frenado regenerativo para aportar algo de electricidad.
En su interior, el auto es un Pagoda de 1965 en todos sus detalles. Lo único que cambia es en realidad una parte de los relojes, que en lugar de marcar nivel de combustible o aceite del motor, muestran temperatura y carga de la batería.
El trabajo de conversión, si bien no es oficial, es homologado por Mercedes-Benz, que pone a disposición de Everrati, un grupo de expertos en autos clásicos para dar certificación de la marca sobre el trabajo sobre el auto original.
Esto también incrementa el costo de la transformación, y lleva un auto como el Mercedes-Benz W113 SL Pagoda eléctrico a un precio de casi 380.000 dólares.
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