“Es un traje a medida”, así define el fabricante italiano Aznom, a cada uno de las 10 unidades de su exclusivo y excéntrico vehículo que ha llamado Palladium, que rompe completamente con lo conocido en cuestiones de diseño de la movilidad. Porque no es un automóvil de lujo como podría ser un Rolls-Royce por su apariencia y detalles, tampoco es Pagani por sus prestaciones, ni es un SUV Premium como podría ser un Cadillac Escalade. Es todo eso junto por su precio, pero también por algo más.
Quizás para entenderlo, hay que hurgar un poco en la historia de la marca Anzom, porque en verdad, aunque manifiesten que aman los autos, el origen de todo es el trabajo en fibra de carbono para realizar regalos empresarios únicos, sumamente costosos y personalizados, para marcas de lujo como los autos deportivos de McLaren Cars, los cruceros italianos Fincantieri o el exclusivo hotel francés Le Beauvallon en la Costa Azul.
El Aznom Palladium es considerado una “hiper-limusina”, ya que a las características tradicionales de las grandes berlinas de lujo como comodidad, calidad de materiales y equipamientos, espacio y confiabilidad, se le suman cualidades dinámicas propias de autos de todo otro tipo.
La plataforma sobra la que se construye es la de una Dodge RAM 1500, es gracias a eso que puede obtener dimensiones como las que tiene, con una altura de 1,97 metros del piso, 5,9 metros de largo y otros 2,10 metros de ancho. Tiene un motor biturbo de 5.7 litros capaz de generar más de 710 CV con 950 Nm de torque. Esa potencia es necesaria para acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 4,5 segundos, ya que tiene un peso total de 2.650 Kg. Es tracción integral a elección, con una caja de cambios automática de 8 marchas.
Forma extraña
El aspecto es lo más llamativo desde lejos de este Aznom Palladium. La línea horizontal o de cintura se rompe al finalizar la ventanilla trasera, y a la vez que sube como si fuese la caja de una pickup carrozada, se empieza a encontrar con la línea del techo que desciende como si se tratase de una cupé deportiva. En ese espacio, en lugar de un tercer panel de vidrio, hay apenas una mínima ventana alargada horizontalmente.
Tanto la vista de la trompa como la del remate trasero, llaman la atención por estar enmarcadas y desplazadas hacia adentro de ese contorno tan visible. Y una vez situados en la parte posterior, el modo de acceder al baúl es con una puerta que sale con caja incluida desde adentro hacia atrás.
Interior exótico
Al acercarse, esa forma deja de tener tanta preponderancia en la sensación que causa el automóvil, porque abrir las puertas permite acceder a lo más destacable del Palladium.
Un gran sillón trasero ofrece un espacio aireado y hospitalario a los ocupantes traseros, mientras que los cajones retráctiles y los compartimentos refrigerados ofrecen todo tipo de comodidades.
La zona delantera está trabajada según una coherencia de lujo. El conductor puede sentir toda la elegancia disponible, acompañada de un diseño pensado para que tenga total control de la tarea de manejar. Los paneles de puerta, el tablero, los pisos y techo, utilizan pieles claras y oscuras, mezcladas con las partes de madera y detalles de aluminio mecanizados en macizo.
Como se dijo al comienzo, es un “traje a medida”, porque cada detalle del automóvil a nivel de decoración y equipamiento, puede ser elegido por su propietario. Desde el color hasta los materiales, pasando por pantallas, alfombras o detalles de lujo como el tipo de copas que se incluirán para tomar un champagne bien frío que se pueda llevar en la heladera de la zona trasera.
Y como sobre gustos no hay nada escrito, solo habrá 10 personas que podrán tener uno de estos Aznom, luego de desembolsar 1,5 millones de dólares de base y lo que le sumen en accesorios y excentricidades.
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