Quién ha tenido la posibilidad de ir sobre un automóvil que acelera de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos y supera los 230 km/h, puede dar testimonio. El corazón pareciera que se va a salir de su lugar, los ojos tardan en enfocar y eso puede generar cierta situación de mareo, y el ancho del camino por el que se circula se convierte en apenas el de un sendero peatonal. Imaginar cómo sería ir a 530 km/h debe ser mucho peor que el doble, porque con la velocidad, todas las fuerzas crecen exponencialmente. Eso podría suceder con el Koenigsegg Jesko Absolute.
Este auto sueco fue presentado en una versión inicial que solo llevaba la palabra Jesko en su denominación, en el Salón de Ginebra de 2019, el último en celebrarse antes de la pandemia. Un año más tarde, ya de manera virtual, llegó la versión extrema llamada Absolute. Pero después de eso, no se supo mucho más del proyecto de Christian Von Koenigsegg.
Hasta ahora, porque recientemente han aparecido nuevas fotos de un Jesko Absolute completamente gris grafito con una decoración de líneas naranjas, que han resucitado el auto que pretende ser el más rápido de la historia.
Para eso, el automóvil está concebido con mínimo peso, mínima resistencia aerodinámica y un tren motriz y de transmisión con la máxima potencia y otra cota mínima, la menor fricción posible.
Así es como el Koenigsegg Jesko Absolute tiene un motor un V8 biturbo de 5.0 litros que produce 1.600 CV de potencia con un torque de 1.500 Nm, un peso de apenas 1.390 Kg, y un coeficiente aerodinámico de 0,278 cx. Aquí se encuentra una de sus ventajas, ya que en comparación con otros hypercars, el auto sueco está considerablemente mejor posicionado. Hennessey dice que su Venom F5 viene con un coeficiente de 0,39 cx; el Bugatti Chiron Super Sport 300+ en modo de velocidad máxima tiene un 0,33 cx; mientras que el único que podría competir es el SSC Tatuara, cuyo valor es de 0,279 cx, apenas 0,001 por detrás del Jesko Absolute.
El auto también tiene un récord pocas veces imaginado: el de ser el motor más rápido en subir las RPM del mundo, ya que puede pasar desde el ralentí hasta las 7.800 revoluiones en solo 213 milésimas de segundo, lo que significa que, estrapolándolo, en apenas un 1 segundo alcanzaría las 31.700 RPM. Eso se debe a la mínima fricción de sus componentes mecánicos.
El propósito de todo ese desarrollo es crear lo que podría ser el automóvil de producción más rápido del mundo, y el propio fundador de la marca ha declarado que será el automóvil más rápido que Koenigsegg jamás construirá, ahora o en el futuro.
“Pasamos miles de horas en cálculos CFD. Hemos simplificado este automóvil no solo desde una perspectiva aerodinámica y de diseño, sino también desde una perspectiva de estabilidad a alta velocidad”, dijo el creador de estos autos de alta performance, que además es el primer ingeniero que supervisa y piensa cada aspecto de sus creaciones.
Y si de establecer nuevas marcas se trata, hay que recordar que Bugatti es el primer fabricante de automóviles en romper la barrera de las 300 mph (480 km/h) en un automóvil de producción, al alcanzar con su Chiron Super Sport 300+, la marca de 304 mph, equivalentes a 486.4 km/h. Esa marca no fue tomada como un guarismo oficial porque solo se hizo en una oportunidad y no en dos, como los récords de este tipo se deben establecer, es decir en un mismo tramo y un mismo momento, en un sentido y en el contrario. Así, el récord oficialmente inscripto es del SSC Tatuara, que marcó una velocidad tope de 282,9 mph 452,6 km/h.
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