Los fabricantes de automóviles repiten cada vez con mayor frecuencia una idea que marca el cambio de paradigma de la movilidad del ser humano: “Dejaremos de ser vendedores de automóviles para ser vendedores de servicios”.
Probablemente para muchos sea fuerte leer o escuchar algo así, especialmente para los amantes de los autos por lo que son en sí mismos y no por la utilidad que tienen. Pero a pesar de esos sentimientos encontrados que puedan generar en los “puristas”, la realidad es que algo de eso hay, especialmente desde que la Inteligencia Artificial ha llegado para quedarse en el mundo de la industria automotriz.
Los automóviles van camino a ser un máquina en la que se pueden transportar personas, enviar productos, organizar una reunión de trabajo o esparcimiento, entretenerse con aplicaciones o juegos que interactúan con el exterior y muchas cosas más, tantas como quiera la imaginación y no se hayan inventado aún. Conducirlos puede ser más o menos interesante, pero utilizarlos para una gran variedad de actividades es la clave. Y la solución de propulsión eléctrica, o en todo caso, la eliminación de la mecánica convencional por otra que requiera menos partes móviles y más electrónicas, ha potenciado ese cambio.
Así lo piensan los líderes de la industria, y se corrobora con la decisión de entrar al mundo de la movilidad de compañías que no tienen relación con los autos, como Apple, Google, Amazon, Xiaomi o Sony. Todas ellas entendieron que esas máquinas que hacían ruido y requerían una combustión con chispa y gases de escape para funcionar, son ahora grandes dispositivos electrónicos.
Por esa razón, quienes históricamente fabricaron automóviles, miran este cambio como un cambio de reglas del juego. Ahora, cuántos más servicios ofrezca un auto, más atractivo será. Y la mejor comprobación es que los usuarios, una de las primeras cosas que miran al ver un auto nuevo es su pantalla de info-entretenimiento, y si tiene conectividad a bordo, mucho mejor aún.
El problema, sin embargo, podría aparecer si esos servicios que hoy son un “anzuelo” para captar nuevos compradores o usuarios, pasaran a tener tarifa aparte. Cuando inicialmente se ofrece un producto en forma gratuita, hay grandes posibilidades de perder al consumidor el día que se intenta generar un pago para seguir teniendo acceso a ese bien.
Muchas compañías del mundo del automóvil han proyectado buena parte de sus ingresos futuros a partir de aranceles de suscripción a servicios que presten al usuario. Pero según una encuesta de la consultora especializada Cox Automotive, en EE.UU. las cosas podrían no resultar como esperaban.
Tres cuartas partes de los consumidores encuestados dijeron que no estaban dispuestos a pagar una tarifa de suscripción anual o mensual por la mayoría de los servicios o accesorios en su próximo vehículo. En todos los casos, esas mismas personas dijeron que esperan que la mayoría de las funciones y servicios estén incluidos en el precio de venta inicial.
Por ejemplo, el 92% de los encuestados dijo que los asientos con calefacción y refrigeración deberían ser parte del precio de compra. Algo similar ocurrió con el encendido del motor por control remoto, donde el 89% dijo que no pagaría aparte por contar con esa función.
Y esto no es solo referido a confort, porque cuando se les preguntó por aspectos de seguridad, coincidieron en la misma postura. El 89% dijo que la asistencia de conducción con control de carril debería ser parte del precio, mientras el 87% aseguró lo mismo respecto al frenado automático de emergencia.
A favor de los fabricantes, los mismos encuestados dijeron que sí están dispuestos a pagar aparte por tener WiFi a bordo, o para tener rastreo satelital en sus automóviles. Pero hay una lógica detrás de este cambio en las respuestas, y es que esos servicios siempre fueron un adicional y no un servicio de serie.
Lo que el informe de Cox Automotive concluye es que para que los usuarios entiendan el cambio de costumbre, hay que hacer un trabajo de educación técnica, ya que la mitad de los encuestados no sabía que podía contratar ciertas mejoras con un abono mensual o anual.
De todos modos, no es lo mismo vender un auto con equipamiento full que cobrar una cuota por tener ese nivel de sofisticación técnica. Y tampoco es lo mismo pagar más por un dispositivo fijo como tener asientos de cuero, que por un servicio virtual como puede ser la actualización de software inalámbrica en lugar de tener que llevar el auto a un concesionario para “ponerlo al día”.
En todo caso, será un trabajo de marketing muy intenso y detallado, que vaya mostrando cómo un auto se convierte en mucho más que eso, para que los usuarios tengan el deseo de vivir una experiencia nueva sobre ruedas.
SEGUIR LEYENDO