Eficiencia es la palabra mágica. En la industria del automóvil moderno, cuánto consuma versus qué rendimiento se obtenga, es la llave que abre todas las puertas. No solo la de los autos para que suban más usuarios a conducirlos, sino la de los presupuestos para experimentación de las fábricas de todo el mundo.
La tarea de los departamentos de I+D (Investigación y Desarrollo) de cada marca se centran hoy con mucha fuerza en los vehículos eléctricos, aunque en el camino hacia la propulsión a baterías hay un período de transición en el que hacer menos contaminantes los motores de combustión interna es fundamental para la supervivencia de la industria. Los automóviles híbridos ocupan protagónicamente ese espacio y que sean más eficientes generará más aceptación por ser una opción ecológica al alcance del bolsillo de más usuarios.
Pero hacerlos más eficientes no solo requiere mejorar la combustión de los motores térmicos o darle más autonomía a las baterías de los híbridos y eléctricos. Hay tantos factores que pueden intervenir en contaminar menos que por momentos cuesta creerlo. La insonorización, por ejemplo, es una de las áreas en las que muchos trabajan con grandes inversiones de tiempo y dinero.
Renault, por ejemplo, tiene su Centro Técnico de Aubevoye, en la región de Normandía, donde una superficie cubierta de 75.000 m2 en medio de los bosques, aloja un laboratorio en el que se aísla completamente de ruidos a sus autos eléctricos, en busca de mejorar la habitabilidad de los pasajeros y reducir la contaminación auditiva. La idea no es solo mejorar el confort, sino contribuir a una conducción más suave, que redundará en un consumo menor.
Con la misma idea, KIA ha llevado adelante un estudio conjunto con la Facultad de Ciencias, Ingeniería y Medio Ambiente de la Universidad de Salford, en el Reino Unido, por el que se estudió el comportamiento y sus consecuencias, de varias personas al comando de un KIA EV6, auto 100% eléctrico. Todos ellos condujeron con distintos tipos de música sonando en los parlantes del vehículo, ya que lo que se intentaba comprobar era cuánto variaba el estilo de manejo de los conductores ante diversos estímulos auditivos.
El auto estaba equipado con un sistema de sonido Premium de 14 salidas de audio, ninguno de ellos había conducido anteriormente un auto eléctrico, y debieron recorrer el mismo camino de 30 kilómetros. Durante la prueba se emitió una lista de reproducción fija con diferentes géneros musicales y canciones populares.
La conclusión que arrojó el estudio fue que la música puede tener una “influencia dramática” en el modo de manejo de un vehículo, y en el caso de los autos eléctricos, esto se traduce en un mejor o peor rendimiento de la batería y autonomía. Se descubrió que la música clásica ofrece el mejor ámbito ya que los participantes del ensayo manejaron hasta cuatro veces más eficientemente mientras escuchan Beethoven en comparación con otros géneros musicales. Al mismo tiempo, las canciones pop con un tempo más alto, como “Blinding Lights” de The Weeknd, demostraron que generan un estilo de conducción más enérgico, lo que se tradujo en un automóvil dos veces más ineficiente.
Esta información, además de verificar el rendimiento de la carga de las baterías en cada viaje, tomó también la referencia del comportamiento del corazón de los conductores. Según las mediciones, mientras escuchaban Beethoven, la frecuencia cardíaca del conductor alcanzaba un promedio de 111 latidos por minuto, en tanto que al escuchar The Weeknd, el valor saltaba a 171 latidos/minuto.
Técnicamente, en los autos la diferencia comprobada fue mucho más notoria. Escuchando la 9na Sinfonía de Beethoven se consumió el 7,7 % de la autonomía, mientras que con la canción de The Weeknd el consumo fue del 23,6 % y una tercera opción se tomó con el tema “Hello” de Adele, donde el valor fue del 13,3 %.
La forma de manejar afecta el consumo de más energía o combustible en todos los vehículos por igual. Eso hace que siempre sean relativas las mediciones de autonomía que ofrecen los fabricantes de cualquier marca, porque si un conductor al acelerar presiona hasta un máximo del 20% del pedal a la salida de una esquina y otro acelera el 80%, el consumo será mayor. Lo mismo ocurre si la conducción, sea automática o manual, genera más cambios de marcha que si en cambio es más suave a velocidad constante. Lo que es novedoso gracias a este estudio, es comprobar que la música que se esté eschuchando, puede afectar tan significativamente el rendimiento de un automóvil.
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