Para muchos, el sur de Italia es la parte más linda de la península, con Nápoles como epicentro de una región valiosa desde lo cultural, religioso hasta la gastronomía y la naturaleza misma. Pero el sur de Italia siempre fue la zona postergada, hasta discriminada por el poderoso norte, industrial y económicamente muy desarrollado. Algo parece estar cambiando.
La ruta Salerno - Reggio Calabria comenzó a construirse en 1966, con la premisa de unir la región periférica de Nápoles con la ciudad continental más extrema, a orillas del Mar Tirreno. Era un tramo de 440 kilómetros de longitud, que se terminó de construir en 1972, con dos manos para cada sentido de circulación, que por la fluidez del tránsito turístico y de comercio, llevó a que se la conozca como la “ruta infinita”, en principio por lo lenta que era, y después, cuando la Unión Europea exigió que se modernice, porque las obras duraron más de 15 años sin terminarse.
Después de 60 años, de la ruta infinita solo quedan las historias, los accidentes, los grandes embotellamientos que provocaba. Hoy, la ruta del Mediterráneo se puede redefinir como la “Autopista del Mediterráneo”, con tres carriles en buena parte de su trayecto o con dos manos más una de emergencias o contingencias en otros tramos. Pero lo más increíbles es que está a punto de convertirse en la primera de una serie de carreteras inteligentes que se construirán en todo Europa a partir de este desarrollo.
El proyecto se ancla en tres pilares complementarios entre sí, pero que cumplen un distinto rol cada uno: la conectividad, la conducción autónoma y la sustentabilidad. Para ello, el punto inicial es clave y prioritario que ocupe ese primer lugar, porque la eficiencia de cualquier sistema que involucre actores externos en movimiento constante, requiere de la mejor conectividad posible. Esto es 5G.
La conectividad, entonces es la madre de la gran tecnología de esta autopista inteligente. Una conexión inalámbrica de última generación, los teléfonos celulares de los usuarios y una app, son las herramientas. Gracias a estas tres formas de comunicación, las personas que circulen por la autopista podrán conectarse directamente con la ruta, y así podrán conocer los diferentes peligros para la conducción que pueda haber, como retenciones, accidentes, obras, rutas alternativas o las horas de más alta ocupación del camino. Todo lo que le permita planificar mejor los trayectos y conocer de antemano con qué obstáculos se encontrará.
Debido a esta posibilidad de conexión de alta velocidad y estabilidad, los 440 km de la ruta entre Salerno y Reggio Calabria serán uno de los pocos tramos, algunos hay ya habilitados en Alemania, en los cuales se permitirá que los vehículos que tienen asistente de conducción autónoma de Nivel 3, puedan dejar el volante y dedicarse a otras tareas mientas su automóvil se desenvuelve por sí mismo.
Finalmente, la sustentabilidad. Aquí también, su relación con la conectividad es vital para un desempeño amigable con el medioambiente, ya que cada dispositivo que requiera electricidad para funcionar en virtud de los servicios que ofrecerá tanto para dar conectividad como para viajar sin conducir, va a obtenerla de fuentes de energía renovables. Paneles de recolección de energía solar o fotovoltaica y turbinas eólicas serán los responsables de alimentar a cada panel, cámara, sensor, antena y hasta estaciones de carga rápida para autos eléctricos que lo requieran, y todo sin conectarse a la red pública.
Pero la sustentabilidad provendrá de este sistema también para prevenir un viaje más extenso del habitual, con lo que habrá menos embotellamientos, menos aceleraciones en primera y segunda marcha, las que más contaminan, y por lo tanto menos emisión de gases de efecto invernadero.
Si bien existen tramos de rutas en EE.UU., Inglaterra y Suecia, en los que se está ensayando la carga inalámbrica de las baterías de los autos eléctricos mientras circulan, ese es un desarrollo muy costoso y sofisticado, que quizás demore algunos años más en llegar. Sin embargo, todo lo que se pueda hacer sobre un camino, como es este caso de la autopista inteligente del sur italiano, aunque parezca poco, hace su aporte a un mejor tránsito y un mejor tratamiento de nuestra capa de ozono.
SEGUIR LEYENDO